Weekend

Olavarría: experienci­as que gratifican el alma.

Desde la Kreppel Fest de los alemanes del Volga hasta la historia de la piedra, actividade­s en la naturaleza y un café con motos de colección.

- Desde la Kreppel Fest de Por Lorena López.

los alemanes del Volga hasta la historia de la piedra, actividade­s en la naturaleza y un café con motos de colección.

Olavarría no es sólo Olavarría: es una red de colonias y pueblos rurales que permiten una visita variada, aventurera y gastronómi­ca. A continuaci­ón, una propuesta de recorrido.

Es como estar en el Túnel del Tiempo. Algo así. El fotógrafo se inspira y prueba con varias tomas hasta que queda la mejor: una foto desde abajo (contrapica­do) donde una mujer observa la chimenea del horno donde se quemaba la piedra caliza para extraer cal. Estamos en Sierras Bayas, a 20 km de Olavarría, más precisamen­te en La Calera 1888, un lugar que cuenta la historia de la cultura minera de la zona al punto tal que se dan talleres de picapedrer­os, es decir, de escultura, y tienen herrería propia. “La piedra es nuestra razón de ser”, resume Cecilia Alves, responsabl­e del lugar, mientras cuenta que es posible ir a pasar el día, hacer paseos guiados por la zona y comer en el lugar. A nosotros nos toca “el té de la tarde” con unas tortas fritas esponjosas con semillas de hinojo que le dan un toque especial.

Con una pequeña provisión para el trekking que se viene, nos dirigimos al Cerro del Diablo, desde cuya cima está la mejor vista panorámica de la ciudad. En la subida se nos llenan los pulmones de aire y todo es silencio salvo nuestros pasos y alguna exclamació­n por un arbusto con espinas que se ha ensañado con nuestras botamangas. Es una caminata sencilla pero intensa y una buena

opción para los mates de la tarde. A apenas cinco kilómetros de aquí se ubica el balneario municipal de Colonia San Miguel, sobre el arroyo Nievas, con camping, mesas, parrillas y sanitarios.

Para finalizar el recorrido el guía nos lleva al Monte de Fresnos, un bosque de 22 hectáreas con árboles gigantes que conforman un ambiente casi literario, incluso de cuento infantil con hadas y duendes. La propuesta es recorrerlo y dedicarse a la contemplac­ión del paisaje: una hoja que cae, una mariposa que revolotea, los dibujos que hace la ¿hiedra? sobre los troncos. También, es el lugar perfecto para los fotos, en especial al atardecer, cuando la luz se filtra entre el follaje.

La cena nos encuentra en Tasca (ya en la ciudad de Olavarría) con una propuesta gastronómi­ca que sorprende: sorrentino­s de chocolate rellenos con cordero y un pan amasado con harina y

papa servidos en una mesa alta frente al fuego. ¿Postres? Todos los que se quieran. Pero además de comidas gourmet, Olavarría también es noche y circuito cervecero propio, cuya propuesta es recorrer rewa fábricas de la zona y hacer degustacio­nes. Por nuestra parte, llegamos al bar La Usina, que ofrece cerveza local (probamos RAB y Kabbalah), vinos por copa y shows diversos.

Colonias Hinojo y Nievas

Se trata de dos colonias cercanas a Olavarría (20 y 30 km, respectiva­mente) y entre sí. En Colonia Hinojo (no confundir con Hinojo a secas que es el pueblo pegado a Colonia Hinojo) nos esperan en Lo de Graciela o, mejor dicho: nos espera tooodo lo que cocina Graciela, que comienza con una tabla de fiambres para pasar luego a salchichas con chucrut y puré con crema para terminar en una torta galesa. “Acá nada está freezado, todo es fresco”, nos dice mientras corta un pan de cerveza que hizo esa misma mañana para nosotros. A la reunión se suman Norma y Estela, las responsabl­es de organizar la Kreppel Fest, la torta frita de los alemanes del Volga, que tienen fuerte presencia en la zona. “Somos la colonia más antigua del país y cada año rendimos homenaje a nuestras tradicione­s”, afirman mientras dicen que en cada Fiesta (se hace en marzo) se juntan 25.000 personas.

Luego de pasar por Pucon Pai, un alojamient­o sustentabl­e y con actividade­s de granja, vamos a Colonia Nievas. Allí, un mesa anaranjada con un té de cedrón nos espera en Lo de Pedro. Y es justamente Pedro,quien lo ha preparado con los modales y la gentileza que lo caracteriz­a (ya tiene fama nacional y viene gente de todos lados): un mantelito, unas tazas livianas y bellas, las hojas de cedrón cosechadas por él mismo y su mermelada de mora silvestre. Visitar a Pedro es una experienci­a rural y glamorosa a la vez, pues cada mesa de su restó y cada plato están cabalmente pensados para el disfrute. Ya de regreso en Olavarría el after office lo hacemos en Café Racer, el luga r perfecto pa ra quien gusta de tragos, autos antiguos y motos de colección.

Estancia y ciudad

La mañana nos encuentra abriendo la tranquera de La Isolina, una estancia ubicada a 30 km de Olavarría y que es todo lo que se nos viene a la mente al pensar en un establecim­iento de este tipo: campo, ganado, caballos, la matera y un casco anti

guo y señorial. Y aquí, además, está el plus del arroyo Tapalqué a pocos metros de la casa, donde nos espera un desayuno de película: una larga mesa de madera lustrada que ofrece todo lo que uno quisiera al despertar, hasta un fuego que crepita y parece decirnos: “Bienvenido­s”. Con el cuerpo reconforta­do, salimos para una cabalgata por el campo, que incluye una guiada por el lugar, reconocien­do cultivos, animales y tareas rurales.

El almuerzo nos toca en Tradición Barcelona, una antigua casa de familia y almacén convertido en un restó con diseño que fusiona comidas sencillas con platos gourmet y detalles que hacen que comer sea toda una experienci­a. Y lo que sigue es fantástico: una propuesta de biciturism­o con fines solidarios. “El servicio es gratuito y sólo se pide un alimento a cambio para un comedor”, cuenta Matías, creador de la iniciativa y que ahora guía a decenas de personas en circuitos urbanos y rurales dos veces por mes.

Nuestro recorrido por Olavarría termina de la mejor manera: probando vinos y aprendiend­o sobre cepas en El Club del Corcho. Allí nos recibe Luciano que, rodeado de botellas, se nota que está en la gloria. “Arrancamos con este”, nos avisa señalando un cabernet franc. “Luego vemos”, dice como para sí mismo. Y tiene razón: iremos viendo.

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 ??  ?? Cada pueblo que compone el Partido de Olavarría ofrece actividade­s de turismo según su paisaje, gastronomí­a, actividade­s y recursos culturales. Hay para elegir.
Cada pueblo que compone el Partido de Olavarría ofrece actividade­s de turismo según su paisaje, gastronomí­a, actividade­s y recursos culturales. Hay para elegir.
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Hermosas cosas de pueblo: en Colonia Hinojo todavía se usa la “libreta de almacenero”.
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 ??  ?? Experienci­a rural en Lo de Pedro durante la tarde. Y circuito cervecero local con visita al Club del Corcho para la noche olavarrien­se.
Experienci­a rural en Lo de Pedro durante la tarde. Y circuito cervecero local con visita al Club del Corcho para la noche olavarrien­se.
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 ??  ?? Cabalgatas y kayaks (izq.), dos propuestas típicas de aventura. Arriba: el Café Racer, con autos y motos de colección.
Cabalgatas y kayaks (izq.), dos propuestas típicas de aventura. Arriba: el Café Racer, con autos y motos de colección.

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