Weekend

Williamsbu­rg, donde cobra vida la historia.

Un pueblo encantado, que fue protagonis­ta de las luchas por la independen­cia estadounid­ense, evoca en el casco céntrico la vida colonial de una manera única.

- Patricia Daniele. Por

Un pueblo encantado, que fue protagonis­ta de las luchas por la independen­cia estadounid­ense, evoca en el casco céntrico la vida colonial de una manera única.

Williamsbu­rg es una hermosa ciudad del estado de Virginia, en los Estados Unidos. Además es un importante destino turístico nacional que conforma el Triángulo Histórico junto con Jamestown y Yorktown. Emplazada tres horas al sur de la capital Washington y cerca de la costa, se trata de una ciudad colonial que fue escenario de las luchas por la independen­cia y que hoy conserva su calle principal como en esos tiempos. Allí también se respira un clima joven y alegre por ser sede la Universida­d William & Mary. Todo, en un marco de belleza sorprenden­te, con tiendas primorosas que venden los mismos productos que se usaban en el siglo XVIII, atendidos por hombres y mujeres vestidos como en esa época y donde los residentes de la zona donan horas de su tiempo (a cambio de un descuento en los impuestos) para explicar a los miles de visitantes un poco de la historia de su ciudad amada. Y lo hacen siempre con una gran sonrisa y mucha amabilidad.

Museo al aire libre

La ciudad fundaciona­l fue restaurada y cada año recibe más de un millón de visitantes de todas partes del mundo. En la milla histórica hay 88 edificios públicos originales, 50 importante­s construcci­ones reconstrui­das y 90 acres de jardines y prados restaurado­s a su apariencia inicial. Williamsbu­rg Colonial es un museo de historia en vivo, dedicado a los orígenes de la idea de América antes que los Estados Unidos existieran. Fue la capital colonial más grande, más rica y más poblada del Imperio Británico en Norteaméri­ca. Y aquí fue donde se concibiero­n las ideas de libertad e igualdad, del gobierno representa­tivo, de la justicia y de los derechos y las responsabi­lidades del individuo dentro de una sociedad, varias décadas antes que nacieran como país.

Tuvo un papel importante en la historia de la América colonial. Desde 1699 a 1780 fue la cabeza de la representa­ción británica real en Virginia. Después de mayo del 1776, se convirtió en la capital de la nueva república independie­nte (Commonweal­th) de Virginia, centro político, social, económico y cultural del flamante gobierno.

Por eso, visitar Williamsbu­rg equivale también a aprender acerca de la lucha por la libertad de hace más de 200 años, concep

tos que los lugareños consideran que son para toda la gente y de todos los tiempos. Toda esa historia previa está reflejada en un pueblo de cuentos, más parecida a los grabados y pinturas que vemos en un museo que a una ciudad actual, aunque es igualmente pujante y efervescen­te.

Ambiente colonial

La imagen caracterís­tica de la ciudad es la de la mansión del gobernador británico (Backpalace), imponente con sus dos plantas de ladrillos a la vista, que se puede visitar igual que la cárcel, el polvorín, el juzgado y otras casas originales o recreadas por la fundación que se encargó de la restauraci­ón –con el impulso de John D. Rockefelle­r Jr.–, abonando una ticketera de U$S 40,99. Realmente vale la pena.

Otros puntos de interés en una recorrida terrestre muy amena y que se puede concretar en una jornada, son la iglesia original, con palcos para que se sienten las diferentes familias –como lo hacían los Washington o los Jefferson–, cuyos nombres están grabados en las placas identifica­torias. El predio que la circunda funcionó como primer cementerio, y hoy se ven las lápidas y tumbas al ras de la tierra, adornadas con grabados de innegable belleza e interés histórico. Estando parada junto a una lápida, intentando leer las inscripcio­nes, se me acercó una señora sonriente de pelo blanco y anteojos para explicarme (en inglés) que antiguamen­te enterraban a sus muertos cerca de la superficie y no “six feet under” como se hace en la actualidad.

Para los que gustan llevarse un recuerdo, en toda la zona hay tiendas primorosas –algunas al aire libre y otras instaladas en las casas restaurada­s– que venden vestidos, sombreros, pantalones, camisas, cocardas y todo lo que se usaba en la época colonial –los precios son bastante altos– y que, sobre todos los niños, lucen con orgullo mientras recorren ese pedazo de la historia de su país. También se pueden encontrar porrones de cerveza de cerámica, granos de café en bolsas de cinco kilos y panes de jabón de todos los tamaños que resultarán un excelente souvenir.

No muy lejos del centro se desarrolla­ron las batallas que culminaron con la liberación del dominio británico, campos que hoy permanecen inalterabl­es, con el césped prolijamen

te cortado y algunos cañones como mudos t est igos de la lucha por la independen­cia.

Siglo XXI

Los caminos de acceso son rutas arboladas, con trazados plenos de curvas que completan la belleza de una visita altamente recomendad­a para grandes y chicos. Segurament­e saldrán enamorados después de conocer a esta tierra sin tiempo, en la que todos son muy amables en su atención, donde no existen los robos y en la que querrán comprarse todo. Del otro lado de la calle principal está el acceso a la Universida­d William & Mary, la institució­n más antigua de educación de grado de los Estados Unidos, rodeada de cafeterías, restaurant­es, librerías y tiendas de decoración de primer nivel. Incluso hay una especie de casa Navidad que ofrece adornos y detalles alusivos al 25 de Diciembre y que permanece abierta durante todo el año.

Ruta de por medio está el célebre Premium Outlet, de una tranquilid­ad pasmosa comparado con el de Orlando, con marcas como Michael Kors, Puma, Vans, The North Face, Calvin Klein, GAP, Merrell, Skechers y Samsonite. Tambien es la zona de Virginia Beach, una ciudad balnearia muy concurrida, casi una Miami ubicada más al norte, y el parque de diversione­s Busch Gardens, con elevadísim­as montañas rusas y un sinfín de atraccione­s para toda la familia.

 ??  ??
 ??  ?? Niños y adultos juegan a los soldados coloniales en el trazado antiguo de Williamsbu­rg. En el centro: la espectacul­ar mansión del gobernador británico, más conocida por Backpalace.
Niños y adultos juegan a los soldados coloniales en el trazado antiguo de Williamsbu­rg. En el centro: la espectacul­ar mansión del gobernador británico, más conocida por Backpalace.
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ?? De todo para hacer y comprar: paseos en calesa o carroza, rodeados de vecinos vestidos como en el siglo XVIII; campanas de cerámica con forma de muñecas en Christmas Shop; una nena que juega a vivir en la época colonial; los espectacul­ares sándwiches que se sirven en la cafetería Aromas (de la zona universita­ria) y la foto obligada para los que llegan por primera vez: en el cepo de la plaza principal. Izq.: George y Martha con
sus nietos.
De todo para hacer y comprar: paseos en calesa o carroza, rodeados de vecinos vestidos como en el siglo XVIII; campanas de cerámica con forma de muñecas en Christmas Shop; una nena que juega a vivir en la época colonial; los espectacul­ares sándwiches que se sirven en la cafetería Aromas (de la zona universita­ria) y la foto obligada para los que llegan por primera vez: en el cepo de la plaza principal. Izq.: George y Martha con sus nietos.
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ?? Los chicos se animan a emular a sus predecesor­es y repiten los juegos ancestrale­s; vestidos como los de antaño, para comprar y ponerse inmediatam­ente; y la zona de la Universida­d William & Mary, más moderna y vibrante.
Los chicos se animan a emular a sus predecesor­es y repiten los juegos ancestrale­s; vestidos como los de antaño, para comprar y ponerse inmediatam­ente; y la zona de la Universida­d William & Mary, más moderna y vibrante.
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina