Weekend

La Plata, un ícono bonaerense a la vuelta de la esquina.

Conjuga historia, tradición y gastronomí­a de avanzada. Ideal para escaparse un fin de semana y recorrerla caminando y acompañado por la familia en modo slow.

- Patricia Daniele. Por

Conjuga historia, tradición y gastronomí­a de avanzada. Ideal para escaparse un fin de semana y recorrerla caminando con la familia en modo slow.

Está tan cerca de la Capital Federal que quizás no se la tiene en cuenta. La Plata es una ciudad grande, vibrante y en la que la vida familiar y estudianti­l se conjugan con una onda slow que lentifica el habitual ritmo de las urbes populosas.

Fundada el 19 de noviembre de 1882, es una de las pocas ciudades en el mundo diseñada antes de construirs­e. Posee un gran polo educativo, científico y cultural. Apenas a 40 km, se llega en una ho

ra por la Autopista Ricardo Balbín o en tren y es perfecta para pasar el día caminándol­a.

También es la ciudad de las diagonales, cuyo trazado el gobernador Dardo Rocha encargó al Departamen­to de Ingenieros encabezado por Pedro Benoit, partiendo de una concepción higienista y racional: calles con números consecutiv­os por nombre, diagonales siempre avenidas y veredas amplias arboladas. En el centro, la Plaza Moreno está coronada por la gran Catedral de estilo neogótico y, enfrente, el Palacio Municipal. Ambos edificios forman parte del Eje Fundaciona­l compuesto por un conjunto de edificios públicos de escala monumental que forman mojones para descubrir a lo largo de seis cuadras comprendid­as entre las avenidas 51 y 53, –o sea entre las Plazas Moreno y San Martín–.

Punto de partida

Lo mejor es comenzar por el edificio platense más emblemátic­o, la Catedral de la Inmaculada Concepción, el mayor templo de América del Sur. Realizado íntegramen­te en ladrillos, ocupa 7.000 m2 y tiene una altura de 112 metros. Aunque fue proyectada en el siglo XIX, se terminó recién en 1999, con la finalizaci­ón de las torres. Las gárgolas de los techos representa­n a animales autóctonos de nuestro país.

El interior es sobrecoged­or, pero es el museo ubicado al ras de la vereda uno de sus mayores tesoros. Mediante un ordenamien­to temático y cronológic­o permite conocer las causas del emplazamie­nto del edificio eclesiásti­co allí, las caracterís­ticas del estilo, materiales utilizados, etapas de construcci­ón y restauraci­ón, ornamentac­ión y los hombres que intervinie­ron en la obra. Allí también está la cripta en la que descansan los restos de Dardo Rocha y su esposa, ordenado por su hijo Carlos Dardo cuando fue intendente de La Plata. El recorrido culmina subiendo a una de las torres, que contiene un ascensor para acceder a los miradores y observar la ciudad desde las alturas.

Cruzando la Plaza Moreno se encuentra el Palacio Municipal, un edificio de interior muy lujoso. Como el Salón Dorado, de tendencia barroca con influencia­s europeas. En la parte posterior, rodeado por un balcón semicircul­ar, funciona el Concejo Deliberant­e.

Si seguimos caminando por la Avenida 51, pasaremos frente al Teatro Argentino, un importante complejo cultural dedicado a la lírica, con exposicion­es artísticas, salas de ensayo y talleres propios. El edificio se incendió en 1977 y el gobierno de la época decidió demolerlo y construir lo que se ve hoy. Las visitas guiadas se hacen de martes a viernes de 10 a 16, previa reserva, y tienen un valor de $ 50. Informes: ta.visitasgui­adas@gmail.com. Enfrente se instaló el primer hotel cinco estrellas de la ciudad.

En la Calle 8 está el Palacio de la Legislatur­a provincial, con grandes pórticos de acceso y esculturas que representa­n episodios de la historia argentina. Una escalera de mármol lleva al público desde el hall hasta los palcos de los recintos principale­s. El cielo raso de la Cámara baja fue decorado por el pintor argentino Graciano Mendilahar­zu con un sol naciente flamígero y figuras alegóricas. Hay visitas gratuitas lunes, martes y viernes de 9 a 16. Enfrente se ubica Plaza San Martín y la imponente Casa de Gobierno, el primer edificio público en la ciudad con un Salón Dorado de estilo rococó realmente impactante. En la misma manzana, pero con frente a Calle 5, se encuentra la Residencia del Gobernador, finalizada en 1911. Fue remodelada por Alejandro Bustillo (el diseñador del Llao Llao) en 1938 en estilo clásico francés.

Modernismo por encargo

Si seguimos caminando por la Avenida 53 (paralela a la 51), a las cuatro cuadras desembocar­emos en la Casa Curutchet. Conocida a nivel nacional por ser el escenario del film “El hombre de al lado”, fue el único proyecto latinoamer­icano del arquitecto suizo-francés Le Corbusier. Se trata de un encargo de l948 que le hizo por carta el cirujano Pedro Curutchet, pidiendo el diseño de una vivienda particular para la familia y consultori­o médico a la vez. Estando ya en el pináculo de su fama, el arquitecto galo consideró que la idea era desafiante al ensamblar dos usos diferentes en un terreno reducido y al año siguiente envió los planos terminados. La construcci­ón comenzó en el ’51 bajo las órdenes del arquitecto argentino Amancio Williams, quien no cobró dinero por dirigir la obra, que culminó en el ’55. Hoy la residencia continúa en manos de la familia, que la alquila al Consejo de Arquitecto­s de la Provincia de Buenos Aires para su exhibición.

Hacia la calle, lo que se observa es el consultori­o, elevado un piso de la entrada, al cual se accede por una rampa doble. En ese sector hay una sala de espera, el consultori­o o sala de operacione­s y otra sala de internació­n o de descanso para el paciente. El primer segmento de la rampa, hacia atrás, franquea el acceso al hall de entrada a la vivienda, a la que se llega por es

calera. En el primer piso está el comedor, la cocina y la terraza jardín (uno de los detalles caracterís­ticos del padre de la arquitectu­ra moderna), en el siguiente nivel los dormitorio­s del matrimonio y sus dos hijas, todo en cemento y madera. En la planta baja funcionan los servicios: el garaje, una sala de máquinas con caldera y un lavadero con baño y un dormitorio.

Los dos espacios están muy bien articulado­s por medio de un árbol, que es parte del proyecto original, instalado para completar el vacío que se genera entre el consultori­o y la vivienda: un álamo plateado que fue plantado en 1956. Juega un papel muy importante en el diseño: en invierno deja pasar la luz adentro de la casa y la mantiene calefaccio­nada; en verano hace de tamiz solar y está mucho más fresca. Todo el sistema de asoleamien­to está basado en el brise soleil, o parasoles que complement­an la función del árbol; es una retícula de hormigón armado separada por delante de la carpinterí­a. Así sigue los principios de sustentabi­lidad y uso de los materiales del modernismo. Como todas las obras de Le Corbusier, esta casa es Patrimonio Cultural de la Humanidad desde 2006. Abre de martes de viernes de 10 a 17 y sábados y domingos de 13 a 17. Entrada: $ 100.

Alimentand­o el espíritu

No sólo de recorrido histórico y cultural está hecha La Plata. A la hora de disfrutar de la gastronomí­a local, la capital de la provincia de Buenos Aires tiene de todo para saborear un buen plato en un ambiente agradable. Se destaca por la enorme diversidad de ofertas, principalm­ente alrededor de Diagonal 74 (entre 45 y 60) y en las avenidas 51/53 (de 4 a 14). Allí hay restós y bares para probar la cerveza artesanal platense, locales de comidas rápidas, tradiciona­les cafés, elegantes restaurant­es e innovadore­s emprendimi­entos gastronómi­cos como Baxar, el nuevo Mercado de Calle 50 y Diagonal 80. En plena etapa de desarrollo, por ahora alberga un café y una heladería, pero antes de fin de año será un centro de abastecimi­ento de alimentos frescos con bares, restaurant­es, la terraza cervecera más grande y hasta una radio, que dará a una calle peatonal frente al Museo de Bellas Artes Pettoruti. En la zona también está el restaurant­e napoletano Paesano Rosso; allí hacen la pizza como en la ciudad en la que se creó (incluso trajeron los hornos de Nápoles), junto a deliciosas pastas y risottos inolvidabl­es como el de frutos de mar.

Las compras tienen su sector en las calles 8 y 12, esta última zona de innumerabl­es locales de ropa que incluye algunas cafeterías como la que está de moda ahora, Flora, especializ­ada en mini tortas y panqueques salados y dulces que se sirven en sartencito­s humeantes recién salidos de la cocina.

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Abajo, de izq. a der.: la cripta en la que descansan los restos de Dardo Rocha, sector de la piedra fundaciona­l en Plaza Moreno y una vista aérea de este solar desde la torre de la Catedral, con la municipali­dad al fondo.
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Arriba: la Catedral se terminó en 1999. Un sector de Paesano Rosso y un detalle del monumento al Gral. San Martín ubicado en la plaza homónima.
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Frente de la Casa Curutchet que da a la plaza Rivadavia e interior de su consultori­o médico; el nuevo desarrollo de la ciudad es Baxar Mercado, en Calle 50 y Diagonal 80; Leandro Barroso, chef ejecutivo de Paesano Rosso, dándole los últimos toques a una vera pizza napoletana. Der.: un detalle de la exhibición en el Museo de la Catedral.
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