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Tesoro oculto en el Nahuel Huapi.

El cerro Capilla es poco explorado por los aventurero­s que llegan a Bariloche. Sin embargo, recompensa con unas vistas majestuosa­s y una cuota de aventura como pocas.

- Por Federico Svec.

El cerro Capilla es poco explorado por los aventurero­s que llegan a Bariloche. Sin embargo, recompensa con unas vistas majestuosa­s y una cuota de aventura como pocas.

El Cerro Capilla está cerca de la ciudad de Bariloche, pero sus peculiares condicione­s agrestes hacen que su cumbre resulte pocas veces explorada por viajeros aventurero­s. Pero siempre es posible llegar...

“Alcanzamos la cumbre, no sin antes cruzar la parte expuesta que se asemeja a un puente de piedra con acantilado a ambos lados. ¡La vista es espectacul­ar, de las mejores de Bariloche! La cima está coronada por una gran cruz que los eslovenos (mis ancestros) instalaron allí en el 1950. Después de disfrutar del paisaje tomando un té con jengibre, bajamos felices hacia el refugio con cuidado por entre las piedras”, comienza contando Marcelo Hostar.

Marcelo y su amigo Leonardo Cuny Proverbio, ambos aventurero­s y reconocido­s guías de la Patagonia, hicieron una rápida incursión estilo alpino de un día hasta el cerro Capilla como entrenamie­nto para una expedición; la experienci­a los entusiasmó y los llevó a recomendar­la mucho a espíritus afines, amantes de la naturaleza. ¿Por qué? Veamos...

Entre los parques iniciales

Primero tenemos que ubicarnos en el Parque Nacional Nahuel Huapi, creado gracias al Perito Francisco P. Moreno el 6 de noviembre de 1903. En 1872, el primer parque nacional del mundo fue el de Yellowston­e, en los Estados Unidos; el segundo, el de Banff, en Canadá, fundado en 1885; y el tercero y primer parque nacional de la Argentina, el Nahuel Huapi. “La reunión más interesant­e de bellezas naturales de la Patagonia”, decía el Perito Moreno cuando donó las tres leguas cuadradas de la región a la Nación. Y uno de esos singulares regalos de la naturaleza es el cerro Capilla. Con su forma cónica, la montaña de 2.167 metros de altura es una de las más hermosas. Su ascenso lleva su buen esfuerzo pero bien vale la pena. Al desafío deportivo se le suma una recompensa especial: ¡hay un tesoro escondido! ¿Cuál? El cerro Capilla está localizado en las orillas del lago Nahuel Huapi, entre el Brazo Tristeza y el Bless. Al estar rodeado por agua, su ubicación nos permite disfrutar de espectacul­ares vistas panorámica­s del lago y de la cordillera durante el ascenso y, sobre todo, desde su cumbre.

Los detalles de la aventura

Para inspirarno­s y que sea útil a los más experiment­ados en actividade­s en plena naturaleza, vamos a dejar que Marcelo Hostar cuente los detalles de su experienci­a personal, quien al trekking de montaña con algo de escalada suma una travesía en kayak para llegar al Capilla.

“Salimos de Bahía Lopez con el Cuny Proverbio en un kayak doble a las 9:15 de la mañana y en 20 minutos llegamos a playa de Las Arañas, en la base del cerro. El cruce del Brazo Tristeza es de unos tres a cuatro kilómetros, lo que puede hacerse en 30 minutos o algo más con el lago planchado. Sino es obvio que no conviene atravesarl­o porque suele haber viento cruzado y puede tornarse peligroso. A veces hay que esperarar bastante por el buen clima

“Para nosotros, la idea era subir y bajar en el día, yo soy guía de k kayak, Cuny lo es de montaña y te tenemos experienci­a… Aunque p podríamos armar una propuesta gu guiada de viaje de aventura, no er era nuestra intención, ya que lo hacíamos solo como entrenamie­nto para una próxima expedición nuestra en Patagonia. Y aquí la primera recomendac­ión: hacer la travesía con una empresa que ofrezca el servicio, nunca en solitario. Parques Nacionales es muy estricto y no se puede hacer sin guíag por las partes peligrosas. En segundose lugar, pero igual de im

Por momentos el sendero implica travesías gentiles por la montaña y, en otros, gana altura rápidament­e, desafiando nuestras piernas al trepar. Pero las vistas comienzan a compensar el esfuerzo. Marcelo Hostar

portante, por un tema de cuidado ambiental; por ejemplo, para evitar que tanto los inexpertos como los negligente­s prendan fuego. Eso sería muy malo.

“El sendero arranca fácil en el bosque, pero con buena pendiente. Hay que pasar por dos sectores abiertos y con terreno irregular por la erosión. Luego sigue con menor pendiente dentro del bosque para llegar a la zona del desfilader­o, donde se colocó una cuerda para trepar, dado que es una canaleta angosta de tierra con pocos agarres. Previament­e, acceder por una parte de roca un tanto expuesta.

“Después del desf iladero ya se empieza a ladear el cerro y transitás sobre su cara Este; hay marcacione­s de pintura en la piedra, un tanto borradas pero hay que ir con cuidado porque es todo barranco con bastantes piedras sueltas. Así por un tramo largo hasta entrar al valle previo al refugio Esloveno donde, en nuestro caso, había bastante hielo en la senda, ya dentro del bosque achaparrad­o. También observarem­os en el camino zonas de desprendim­iento, que son de cuidar cuando es época de lluvia.

“Nosotros llevábamos mochilas de 45 litros con ropa de recambio (térmica, micropolar, rompevient­os buenos, otra mochila más chica para la etapa de ataque a la cumbre, medias de recambio, guantes, anteojos, gorros, polainas, agua, comida, termos con líquido caliente...). El equipo técnico estaba formado por crampones, piqueta, soga, arnés de escalada, linterna de cabeza, mosquetone­s, etc. Nos llevó 100 minutos llegar al refugio... íbamos rápido.

“Nos hidratamos un poco, comimos algo y salimos hacia la cumbre, que se encara desde el refugio con orientació­n Oeste. La vía es clara y está marcada con pircas (esto si no hay nieve, sino no se ven). Después de dos horas alcanzamos la cumbre y luego de un breve descanso mientras disfrutába­mos de las espectacul­ares vistas, emprendimo­s el descenso. A las seis de la tarde estábamos en Playa de las Arañas embarcando en los kayaks rumbo a Bahía López”, termina de contar Marcelo sobre su aventura.

Sin duda, una ex igente y g rat i f ic a nt e sa l id a . Pero lo bueno es que aquellos que no están inmersos en la cultura outdoor también pueden realizarla a través de la experienci­a que propone Andemita Patagonia y que implica un ascenso en dos o tres días, con una escalada de tercer grado de dificultad por laderas escarpadas de roca, nieve y hielo durante la primavera, o más roca que otra cosa durante verano y otoño.

A la cumbre se accede atravesand­o zonas expuestas donde quizás debamos utilizar una cuerda para asegurarno­s. La panorámica se amplía para divisar el Tronador, el volcán Puntiagudo y el Osorno, en Chile. Leonardo Proverbio

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 ??  ?? Arriba: Marcelo Hostar en la cumbre del Capilla junto a la cruz instalada por los eslovenos. Abajo: disfrutand­o de vistas espectacul­ares mientras se desciende por el mismo sendero que se utilizó para ascender.
Arriba: Marcelo Hostar en la cumbre del Capilla junto a la cruz instalada por los eslovenos. Abajo: disfrutand­o de vistas espectacul­ares mientras se desciende por el mismo sendero que se utilizó para ascender.
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El ascenso tiene algunos tramos más difíciles, con laderas escarpadas de roca, nieve y hielo. Cuny Proverbio en el refugio Esloveno, que ofrece la posibilida­d de cocinar y dormir. Derecha: Marcelo y Cuny cruzando el Brazo Tristeza en kayak, para llegar a playa Las Arañas, en la base del Capilla.
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