Weekend

Una aventura para principian­tes.

Corta navegación de dos días por el Paraná con campamento en medio de la naturaleza. Ideal para desenchufa­rse.

- Por Rodrigo Cobas.

Corta navegación de dos días por el Paraná con campamento en medio de la naturaleza. Ideal para desenchufa­rse.

Nos propusimos hacer un recorrido sencillo pero atractivo, apto para cualquier tipo de kayak y realizable como primera experienci­a en travesía con acampe, con el condimento justo entre aventura y seguridad, inmersos en la naturaleza pero cerca de la ciudad. Ilusionado­s por la pesca, pero motivados por el desafío de la travesía, disfrutamo­s los paisajes y nos desenchufa­mos de la rutina a muy pocos kilómetros de la ciudad de Buenos Aires.

El viernes por la tarde nos encontramo­s en el Club de Pescadores de Lima, a unos 35 km de Campana, Buenos Aires. Armamos el campamento y, mientras

uno de nosotros permaneció en el camping preparando el asado, los demás llevamos los vehículos a Campana y retornamos a Lima en un remís. El río estaba extremadam­ente bajo, desistimos de pescar desde el club esa noche y nos acostamos temprano con la logística de los vehículos resuelta.

Durante el amanecer, calentamos el agua en la cocina portátil para tomar unos mates y fuimos desmontand­o el campamento. Utilizamos varias bolsas estancas de distintas medidas para guardar todo lo que llevamos, sin riesgo de que se moje. Al utilizar kayaks con acceso al interior, gran parte de la carga se puede distribuir por dentro, bajando el centro de gravedad y equilibran­do equitativa­mente el peso a lo largo de toda la embarcació­n. Lo que no entra o se prefiere tener a mano, se sigue estibando sobre el kayak de manera uniforme para que no navegue apopado –hundido de popa– y pierda dirección. Ni tampoco hundido de proa, para no compromete­r la estabilida­d.

Protección e hidratació­n

Al comienzo, el Paraná nos llevaba a 3 km/h sin remar mientras señueleába­mos entre correderas, troncos y ramas semi-sumergidas, desembocad­uras de arroyos y hasta incursiona­mos en una laguna de muy poca profundida­d en uno de sus desbordes.

La temperatur­a llegó a los 36 ºC al mediodía y el ecosonda marcaba que la del agua era de 28. La indumentar­ia recomendab­le para este tipo de aventuras es pantalón y remera, ambos largos y de secado rápido. Cuello, gorro y lentes de sol. Además se deben resguardar las partes del cuerpo no cubiertas por la indumentar­ia con protector solar y repelente. Es primordial mantener una constante hidratació­n durante la travesía. El cálculo de agua es personal, pero para días tan calurosos no se debe llevar menos de 3 litros por persona y por día de travesía. No hay que incluir en este cálculo jugos o gaseosas; si se los

desea llevar, habrá que sumarlos al total de líquido. También es convenient­e transporta­r la bebida congelada en la heladera. Rinde más días que usar hielo suelto y se maximizan peso y espacio. También es importante planificar un cronograma de comidas. Para aprovechar el tiempo diurno pescando y avanzando en el recorrido, preferimos cocinar la primera noche y preparar sándwiches para el día siguiente.

Durante los primeros 15 km del recor r ido encont ra mos muchos lugares aptos para descender. Desde puntos rocosos donde aprovecham­os para pescar alguna boga, hasta playas de arena fina donde nos dimos un refrescant­e baño y luego tomamos unos mates mientras deliberába­mos dónde acamparíam­os. Hasta este punto hay varios lugares aptos para acampar libremente, pero luego nos aproximamo­s a Zárate y son cada vez más frecuentes las propiedade­s privadas. El espíritu del grupo estaba intacto, algunos con pequeñas dolencias por permanecer tanto tiempo sentados, pero quisimos seguir avanzando y llegar a Campana.

Remando de noche

El paso por debajo del puente de Zárate fue memorable, con el sol agotando su brillo y las luces adornando la majestuosa estructura de hierro y hormigón. Aprovecham­os un desembarco a mano izquierda en el camping Las Tejas para proveernos de bebida fresca, pasar por el baño y colocar destellado­res en los kayaks, como así también reemplazar los gorros por linternas-vincha. El Paraná se encontraba planchado y la noche nos invitaba a seguir avanzando. El condimento de la remada nocturna no estaba planeado, pero las condicione­s más que aptas no se podían ignorar. Nos faltaban 6 km para llegar a un punto que conocimos el año pasado pescando (ver Weekend Nº 557) y decidimos montar campamento ahí. De noche los kilómetros parece que pasan más rápido; sin distraccio­nes y a ritmo constante llegamos a Campana. Detrás de las luces de un buque en su amarra estaba nuestro destino. Pasar cerca de estas ciudades flotantes con nuestras pequeñas cáscaras de plástico resulta tan imponente como atemorizan­te.

En el lugar de acampe hay iluminació­n propia del predio que se encuentra detrás del alambrado, resultando muy fácil montar nuestras tiendas durante la noche. Algunos no perdieron la oportunida­d de lanzar unos aparejos de f lote encarnados con morenas o filet de bagre, pero lamentable­mente la usina no se encontraba en funcionami­ento, que es la gran atracción para los peces, por lo que la pesca no resultó.

Para el domingo solo nos quedaba disfrutar, descansar, pescar unas boguitas y cocinar las últimas provisione­s. Los dos kilómetros que nos quedaban por remar hasta el estacionam­iento no representa­ban un desafío. Para muchos fue la primera vez que hacían una remada de día entero de 32 km y terminaron la travesía ansiosos por ampliar esta experienci­a con recorridos más largos y agrestes.

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La travesía es una disciplina distinta que podemos conquistar en nuestros kayaks de pesca. Sortearemo­s dificultad­es, acamparemo­s, remaremos mucho y tal vez pesquemos, pero para muchos es descubrir una conexión con la naturaleza y otras personas.
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 ??  ?? Arriba: toda estructura es imponente cuando se la mira desde el ras del agua; de fondo, el puente Zárate-Brazo Largo. Derecha: almuerzo en el point Aguas Calientes de Campana, con integrante­s de La Tribu, pesca deportiva.
Arriba: toda estructura es imponente cuando se la mira desde el ras del agua; de fondo, el puente Zárate-Brazo Largo. Derecha: almuerzo en el point Aguas Calientes de Campana, con integrante­s de La Tribu, pesca deportiva.
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