El mundial ya está entre nosotros.
Previo a la Fiesta Nacional del Surubí que se realizará del 27 de abril al 3 de mayo, relevamos la cancha de Goya, Corrientes. El río se encuentra bajo y sucio, pero abundan los cachorros.
Previo a la Fiesta Nascional del Surubí, que se realizará del 27 de abril al 3 de mayo, relevamos la cancha de Goya, Corrientes. El río se encuentra bajo y sucio, pero abundan los cachorros.
El futbolero debe esperar cuatro años para volver a ver un mundial, en cambio, el pescador deportivo tiene la suerte de tener uno anualmente y la responsable de que esto suceda es la ciudad correntina de Goya, que año tras año congrega a miles de personas en lo que se hace llamar el mundial de pesca. Traducido a nuestra jerga: la Fiesta Nacional del Surubí.
Con esta excusa primaria, y como cada vez, nos preparamos para ir a pescar y cubrir parte o casi toda la cancha donde, durante cinco días, se realizará este torneo que dura varias horas y todas las lanchas hacen lo imposible para lograr sus capturas dentro del lugar que les toca por sorteo. Entre tantas posibles personas para contactar, elegimos a Bucky González Vilas, quien será el fiscal general de la prueba, y también a Adrián Ayala, de Chamigo Producciones, quien gerencia toda la difusión del evento.
En busca de más información
Sabíamos de antemano que el río estaba –y continúa estando– bastante bajo y sucio; también que la pesca se presentaba buena, pero para mayor información llamamos a Javier Enrique, guía local y referente de la zona, quien reconfirmó el estado del ámbito y de la pesca, y proporcionó otros datos clave. La idea era pescar un par de días de semana para encontrar tranquilidad en el río y organizar una salida junto a los amigos. En esta oportunidad nos volvió a acompañar Dalma Bucalo, una entusiasta pescadora que se banca toda inclemencia natural con tal de cumplir con el objetivo: sacar su ansiado surubí. Particularmente, viajé en un micro de línea muy confortable y, una vez llegado a Goya, me encontré con todos los amigos que ya tenían preparadito el arsenal para pasar un par de días en el campamento La Amistad, un lugar único en la isla, propiedad de Javier.
Como el micro llega bien tempranito, tomamos el desayuno y fuimos rápidamente hacia la guardería donde Agustín Enrique nos esperaba con la embarcación lista y en marcha para que, después de una placentera navegación de unos 40 minutos, llegáramos al campamento sobre el arroyo El Soto a dejar las cosas y comenzar la actividad. La zona de este arroyo es un muy buen pesquero, más aún donde se une con la laguna La Colacha.
Lo primero que hicimos fue armar los equipos, compuestos por cañas de 10 a 20 lb (1 lb = 453,59 g) de potencia, en un largo de 1,90 a 2,25 m de acción media, con reeles redondos o de bajo perfil cargados algunos con hilo multifilamento de 30 lb o nylon monofilamento de 0,40 mm. Como complemento utilizamos
plomos redondos corredizos de 30 a 60 g según requiera el lugar. Para la brazolada recomendamos cable de acero de 60 lb, si bien el surubí no tiene dientes y podríamos usar monofilamento (tanza) grueso para la brazolada, muchas veces pican dorados y corremos el riesgo de cortar el aparejo. La suma de todo esto da algo muy sencillo: se enhebra el plomo corredizo por la madre del reel y se ata la brazolada con anzuelos 6/0 al 9/0, y así queda conformado el equipo. La carnada ideal es la morena viva en tamaño mediano; o la llamada mamacha, que es bastante más grande.
En marcha
Con todo listo, salimos a hacer nuestra primera experiencia del día, navegando un par de kilómetros aguas abajo de la laguna para quedar anclados de manera estratégica sobre un camalotal. Los primeros piques fueron de algunas palometas, hasta que una llevada firme nos dio cuenta de que teníamos un surubí del otro lado de la línea. Esperamos unos segundos y el arqueo de la caña demostró que lo habíamos clavado. Un par de corriditas y enseguida teníamos un hermoso cachorrito en la embarcación, el que fue inmediatamente devuelto, como todos los que pescamos. Así se fueron dando unos cuantos piques hasta que el calor comenzó a apretar y decidimos ir a almorzar para volver a salir cuando bajara el sol.
Ya se habían sumado Bucky y Javier, por lo cual ya serían dos lanchas las que relevaríamos los diferentes próximos lugares. La pesca siguió muy buena, con cachorritos de surubí que no superaban los cinco kilos de peso, pero que nos entretenían y auguraban un segundo día también de muy buena pesca. Como anécdota, se notaba cierta pica entre lancha y lancha. Cenamos un muy rico pollo al disco cocinado por la gente del lugar y nos fuimos a dormir para aprovechar la mañana y completar nuestra nota.
Terminamos con el desayuno y nos dividimos en las dos lanchas nuevamente, en una iban Javier junto a su hijo Agustín y Dalmita, y en la otra nos fuimos junto a Bucky relatando algunas picardías de lo que podría suceder durante jornada. Llegamos al primer lugar: un pozo que caía de los 2 a los 7 m, ideal para esta pesca, y nos pusimos a ver qué hacían nuestros compañeros. Algunos gritos, algunas caras largas por piques errados y nosotros solo mirábamos hasta que mi compañero les dijo: “¿Me dan una morena así les muestro?”. Al instante, haciendo oídos sordos hacia donde le habían indicado que tirara, él arrojó donde le parecía y pumba, pasaron unos segundos y surubí clavado. Podrán imaginar lo que fue el momento, pura diversión y reclamos de lancha a lancha. Desde ya que en la otra lancha también pescaban, menos, pero lograban lo suyo.
Después de la sesión de fotos a mi compañero, devolvimos el surubí al agua y pedimos otra
morena para seguir pescando. ¿Y saben qué pasó? Tiró y volvió a clavar otro cachorrito casi en forma instantánea. Las risas poblaban el lugar y Bucky dijo: “No pesco más, para mi está bien”.
Hablando en serio, debo destacar la sabiduría y capacidad que tiene el guía Javier Enrique, un tipo que ve bajo el agua, sabe mucho y por eso es el referente más directo que tiene la ciudad de Goya en cuanto a pesca deportiva.
Falta muy poco para esta gran fiesta. El río demostró que está a punto, así que quien tenga la oportunidad de llegar hasta Goya a disfrutar de uno de los acontecimientos más importantes que tiene nuestra Argentina, que no se lo pierda.
Agradecimientos: Agustín, Dalmita Bucalo, Bucky (próximo fiscal general) y Kike Caneva, presidente y máxima autoridad de la Fiesta Nacional del Surubí. Al cierre de esta edición, la realización del torneo seguía confirmada.