Weekend

Una bella bambina.

Diminuta Dim iminuta arma que, a pesar de su calibre, tuvo una gran difusión dif para uso defensivo en Europa y los Estados Unidos.

- Por Pablo Crespo.

La Beretta 950 es un arma diminuta que, a pesar de su calibre, tuvo una gran difusión para uso defensivo en Europa y los Estados Unidos.

La historia comienza a principios de los años ’50, cuando la itálica fábrica presentó su Modelo 950, en calibre .25 ACP (6,35 mm Browning), como la novedad de una línea de pequeñas pistolas que Beretta venía ofreciendo al público desde hacía algunas décadas. Tal vez sus caracterís­ticas más sobresalie­ntes hayan sido su martillo externo (en contrapart­ida de la gran mayoría de las armas de ese calibre que trabajaban a percutor lanzado) y –sobre todo– su cañón basculante.

Denominada Jetfire en el mercado norteameri­cano (donde obtuvo un gran éxito comercial tanto en su versión 950 como la 950B), para diferencia­rla de la Minx que venía recamarada para el .22 corto. Ese éxito de ventas se extendió hasta el año 1968, cuando una modificaci­ón en el control de armas de los Estados Unidos prohibió su ingreso por la falta de un seguro externo. Dispuestos a no perder ese importante mercado, Beretta lanzó ese a ño la modelo 950 BS, con un seguro manual de aleta sobre el lateral izquierdo.

Volviendo al tema del cañón basculante ( pop up barrel), esta particular­idad es uno de los mayores aciertos de su diseño. Cualquiera que haya accionado manualment­e la corredera de un arma de esas dimensione­s, sabe a qué me refiero.

Para introducir un cartucho en recámara solo basta accionar una palanca sobre el lateral izquierdo del arma, para que el cañón bascule y quede abierto. Luego resta introducir una munición manualment­e y cerrar el cañón, para que el arma esté perfectame­nte cargada. Y para descargarl­a, se procede nuevamente a bascular el cañón y retirar el cartucho de recámara. Todo esto sin retirar previament­e el cargador.

Como podrán apreciar, son maniobras sencillas que facilitan la carga y descarga de un arma de reducidas dimensione­s con total seguridad.

Oculta a simple vista

Por lo general, se trató de un arma adoptada como de defensa, a pesar de que su calibre no está considerad­o apto para ello. Pero en contraposi­ción, la 950 permite llevar 9 cartuchos (8+1) en un tamaño tan reducido que facilita su ocultamien­to en forma total. Por otro lado, en ese tamaño no había mucho para elegir, salvo algunas armas calibre .22 LR, ya que la Beretta 950 Minx –al ser .22 Corto– quedaba totalmente descar tada para cualquier uso serio.

Hay que tener en cuenta que el

.25 ACP es mucho menos propenso a las fallas de percusión que el .22 LR (por ser de fuego central), con el agregado de que es un cartucho diseñado para armas semiautomá­ticas, lo que garantiza una mejor alimentaci­ón y expulsión.

Arma provista

A pesar de lo antedicho respecto a lo marginal de su calibre, la Beretta 950 .25 ACP fue un arma provista a la Guardia di Finanza, una fuerza especial de policía italiana dependient­e directamen­te del Ministro de Economía y de Finanzas y del servicio de seguridad pública del Ministerio del Interior. Si bien ese cuerpo cuenta con un armamento moderno y de calibres contundent­es (Beretta PX4, H&K MP 5, Spa 12, etc.), fue equipado durante un largo período con la Jetfire, para utilizarla cuando se encontraba­n en franco del servicio. Una de las Berettas que ilustran esta nota –de mi propiedad– tiene estampado en su armazón la identifica­ción de ese cuerpo policial.

Una curiosidad en su diseño, es que carece de uña extractora, por lo que sí o sí –para retirar el cartucho de recámara–, hay que bascular su pequeño cañón.

La producción de la línea 950 de Beretta finalizó en el año 2003, si bien es perfectame­nte accesible en nuestro mercado. También fue fabricada en Brasil bajo licencia con la marca Beretta, y posteriorm­ente bajo la marca Taurus.

Luego de haber realizado muchos tiros con esta pequeñita, llegué a la conclusión de que es un arma que no falla, permite realizar rápidas secuencias de disparos y que su precisión –si usted logra ver correctame­nte los aparatos de puntería– es óptima. Si bien el tiro precisión no es la finalidad para la que fue concebida.

Ultimo día de 2019 y la travesía continúa. La rareza de esta mañana en el cauce del río fue una curva increíblem­ente cerrada, tan cerrada que al salir nos equivocamo­s y pensamos que el cauce continuaba más hacia el norte y de repente, nos sorprende saliendo casi para el lado contrario. Allá vamos, esta vez con un destino específico, la estancia Condor Cliff nos espera después de remar más de 50 km. Pero primero está Tres Cruces, un paraje que tiene plasmada a la muerte de una pincelada, con las cruces desafiando al viento.

Tenemos buen tiempo. Con tranquilid­ad entramos en el arroyo para buscar un buen lugar de acampe y festejar fin de año. En la boca, un maca nos permite pasar dejando su nido en medio del río, con los huevos esperando el nacimiento. Un poco de pasto en la orilla y un lugar bajo ideal para instalar la cocina de la expedición. Nos calzamos y vamos en busca de la estancia abandonada; a lo lejos solo se ve la cortina de á rboles, c a rac t er íst ic a pa ra tratar de parar el viento implacable de la Patagonia.

Sus instalacio­nes son sorprenden­tes. Uno se va situando en ese lugar pensando en su época de esplendor, cuando desfilaban miles de ovejas e imaginamos el ruido de la esquila, el olor a lana, la cocina económica siempre caliente para abrigar a la gigantesca pava pa´l mate del peón. Cueros por doquier. Miles. El olor es penetrante cuando me asomo al interior de los galpones: una mezcla de olores a charqui, lana húmeda y de trabajo se entrelazan y me invaden. Sorprende todo intacto y solo pienso en un par de meses en el futuro, cuando todo quede tapado por más de 20 m de agua, cerrando el cajón de la historia. Y pienso en lo afortunada que soy de estar aquí.

Volviendo, tomamos la leña seca que encontramo­s para tener brasas en el fogón de la noche para cocinar unas ricas pizzas que, junto con el champagne enfriado en las aguas del Santa Cruz, brindaremo­s a las 23 por esta expedición, por la amistad y por un año más de miles de momentos junto a las personas que me llenan el corazón.

Obradores y represas

Dejar el arroyo El Lechuza y la paz del campamento con un día de poco viento fue realmente un muy buen comienzo de año. Poco a poco el paisaje nos va envolviend­o y vamos tomando conciencia de que, en muy poco tiempo, todo estará bajo el agua. Quizá, sin darnos cuenta, miramos lo que no se verá más.

Por tierra habíamos arriesgado nuestro itinerario adentrándo­nos en la ruta 9, de ripio, desde Comandante Luis Piedra Buena a El Calafate; a pesar de algunas recomendac­iones en contra de esta vía terrestre, optamos por el desafío. Y fue acertado, ya que tuvimos la primera pincelada del paisaje que veríamos por agua y las mega ciudades de los obradores de las represas. A hora el desafío sería verlas desde el agua, atravesarl­as, entrar a lo que en pocos meses no se podrá ver en detalle.

A escasos kilómetros de nuestro campamento de la noche aparecen en el horizonte algunas torres que brillan con un sol limpio. Paredones de tierra, movimiento­s caprichoso­s del hombre creando montañas. Empujando millones de toneladas de roca, acomodando lo que parece para los ingenieros fuera de lugar y que estará plasmado en el muro de contención de toda el agua atrapada de un río turquesa, cristalino, frío. El obrador de muchos containers chinos, for

mando ciudades, justamente en ese día todo desierto. El primero de año nos tomó por sorpresa y, si queríamos ver algún humano por allí, nos equivocamo­s, no veríamos nada de nada.

El puente al final de la obra está terminado. Sus pilotes forman turbulenci­as fuertes y allí prestamos atención al pasar por debajo. Sus aguas esconden piedras que se asoman justo cuando estamos atravesand­o todo. La vista debe estar atenta; las velas bajas para tener mayor visibilida­d.

Observados por la fauna

El muro queda atrás, de un lado parcialmen­te forrado de cemento. Miro y no dejo de mirar esos acantilado­s que pareciera ser diseñados justo para terminar en un gran lago. Y después de atravesar todo, me imagino un río Limay, un Chocón, de las provincias del Neuquén y del Río Negro, con ese valle fértil, verde, productivo… La realidad es que ya está en proceso y todo cambiará con una pincelada de la mano del hombre, haciendo de las suyas una vez más. El tiempo lo dirá…

El día continúa tan lindo que las velas desplegada­s dan color a esas barrancas que van pasando, como para no aburrirse, unas horas del lado izquierdo, otras del derecho. Guanacos en las cimas, haciendo de espías, corriendo, escondiénd­ose; maca tobianos por miles en las orillas o en el agua, con sus crías que todavía no aprendiero­n a volar, dan esa pincelada de blanco con marrón y gris sobre la tela turquesa. Choíques que nos miran y juegan a correr entre los guanacos. Son nuestra compañía a lo largo de tantos kilómetros. Podemos, muchas veces con los botes, acercarnos a los maca que, curiosos nos miran de reojo, nadando rápidament­e o amontonánd­ose en la orilla.

A media tarde, después del almuerzo, llegamos a La Barrancosa. El calor nos invita a tirarnos al agua, refrescarn­os y prepararno­s para hacer nuestra caminata. Gorro en mano, estamos listos para descubrir las ruinas. La Barrancosa nos espera.

 ??  ?? Abajo: el modelo 950 BS con seguro, creado especialme­nte para poder seguir exportándo­la al mercado norteameri­cano luego de la reforma de la ley en 1968. El cañón basculante facilita la carga y descarga del arma con seguridad y evitando el inconvenie­nte de accionar una corredera de dimensione­s tan reducidas.
Abajo: el modelo 950 BS con seguro, creado especialme­nte para poder seguir exportándo­la al mercado norteameri­cano luego de la reforma de la ley en 1968. El cañón basculante facilita la carga y descarga del arma con seguridad y evitando el inconvenie­nte de accionar una corredera de dimensione­s tan reducidas.
 ??  ?? Su tamaño hace que pueda ser llevada con los objetos personales de uso diario. A pesar de lo cual, carga nueve proyectile­s.
Su tamaño hace que pueda ser llevada con los objetos personales de uso diario. A pesar de lo cual, carga nueve proyectile­s.
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 ??  ?? Los primeros modelos de Beretta 950 venían con medallones de plata con el logo de la firma italiana en sus cachas. Posteriorm­ente, fue estampado en el plástico. Versiones lujosament­e grabadas y bañadas en oro o plata fueron ofrecidas por la fábrica, al igual que modelos cromados. Muchas de ellas pertenecen hoy a coleccione­s.
Los primeros modelos de Beretta 950 venían con medallones de plata con el logo de la firma italiana en sus cachas. Posteriorm­ente, fue estampado en el plástico. Versiones lujosament­e grabadas y bañadas en oro o plata fueron ofrecidas por la fábrica, al igual que modelos cromados. Muchas de ellas pertenecen hoy a coleccione­s.
 ??  ?? Parte del galpón de esquila de La Barrancosa, hoy abandonado.
Parte del galpón de esquila de La Barrancosa, hoy abandonado.
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 ??  ?? Quizás seamos los últimos en navegar el río antes de que su cauce se vea reducido por los embalses. Izquierda: navegación por el Santa Cruz. Abajo: al terminar esta etapa nos esperaba la estancia La Barrancosa (centro); el grupo en la travesía por el río; el puente de Cóndor Cliff, ya terminado, está después de la muralla de la represa y restos de cuero de oveja en la estancia Cóndor Cliff.
Quizás seamos los últimos en navegar el río antes de que su cauce se vea reducido por los embalses. Izquierda: navegación por el Santa Cruz. Abajo: al terminar esta etapa nos esperaba la estancia La Barrancosa (centro); el grupo en la travesía por el río; el puente de Cóndor Cliff, ya terminado, está después de la muralla de la represa y restos de cuero de oveja en la estancia Cóndor Cliff.
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