Un buen guía marca la diferencia.
En muchos lugares se nos presenta la posibilidad de elegir pescar solos o con un guía. Algunos aficionados optan por la primera. Sin embargo, otros escogen contratar los servicios de un baquiano. Nos encontramos entre estos últimos, ya que creemos que exi
En muchos lugares se nos presenta la posibilidad de elegir pescar solos o con un guía. Algunos aficionados optan por la primera. Sin embargo, otros escogen contratar los servicios de un baquiano. Nos encontramos entre estos últimos, ya que creemos que existen algunas razones que lo justifican.
Los pescadores decidimos nuestras salidas en función de tres variables: el lugar, el pez o la modalidad. Con un ejemplo es más fácil entenderlo: a veces, nos entusiasma un determinado pesquero por diferentes razones (lo conocemos, se está pescando bien, nos queda cerca, etc.) y, entonces, decidimos ir a ese lugar. A veces, lo que deseamos es pescar determinado pez: dorado, corvina, carpa, pejerrey o lo que fuere. Entonces ajustamos nuestra salida con este norte. En otros casos, lo que queremos es practicar una modalidad que nos atrae: por ejemplo, queremos pescar con mosca. No importa tanto qué pez, pero amamos el fly.
En cualquiera de los tres caminos, un guía de pesca nos ahorrará tiempo y esfuerzo. Además, si se trata de una pesca embarcada nos evitará el traslado de la lancha o el bote, lo que implica un riesgo en la conducción, mayor gasto de peajes y nafta, y las posibles rupturas en el agua, como una hélice contra una piedra, rayones en tapizados, manchas en el piso, etc.
Sielegimospescarconunguía, luego de contactarlo tenemos que preguntarle, no solo cómo está la pesca, sino qué se pesca y de qué manera. Hace muchos años, un guía me dijo que la pesca estaba fantástica en un punto del Paraná. Entusiasmado, viajé enseguida. Llevé mi equipo de spinning. Cuando lo encontré en la terminal me quería morir: “¡qué bueno que viniste rápido; está lleno de surubíes para darles con mamacha!”, me espetó. Por eso hay que dejar todo bien en claro en el intercambio previo que se haga con el lugareño.
Experiencias enriquecedoras
Si leíste la nota hasta acá y tenés un guía amigo seguramente estarás pensando en él. Si tu experiencia con un guía fue mala, entonces, encontrarás objeciones. Es que, claro, así como no todos los pescadores somos iguales, tampoco todos
los guías lo son. Hay muchas diferencias aunque sustancialmente el trabajo es el mismo. Por lo tanto, ¿qué características debe tener un guía de pesca para ser contratado?
En primer lugar, el buen guía de pesca conoce perfectamente el lugar donde se desarrollará la jornada. Ha pasado horas y horas buscando los mejores sectores de pique. Incluso, muchos recorren su zona con esa intención aprovechando los días en que no tienen clientes. Salvo que nos lo aclare de antemano, no vamos a pescar con un guía para que nos use como examinadores de nuevos lugares, aunque, y lo bien que hace, él capitalice nuestra experiencia conjunta.
Además, un buen guía sabe qué pescar y cómo pescarlo, datos que ya hemos visto que tienen la misma importancia que el pez buscado. Por lo tanto es fundamental que conozca la modalidad y los equipos que vamos a usar en esa salida. Por ejemplo, si contratamos a un experto para pescar con mosca, pero coloca la lancha a 60 metros de la salida de una laguna de aguas negras, pues no vamos a llegar con ningún tiro. En esos primeros contactos con el lugareño preguntemos qué equipos llevar: cañas, líneas, artificiales, etc.
Por supuesto que deberá conocer todo lo más posible sobre el pez-objetivo y su comportamiento: qué come, cómo ataca, cuáles son los horarios de mayor actividad… Recuerdo, por ejemplo, un guía en Amazonas años atrás. Luego de pescar muchas cachorras o chafalotes gigantes, yo había perdido todos mis se
ese si fuera un elemento de la canasta familiar. Cada uno cobra lo que quiere o lo que considera que es un precio que le sirva. Cada guía sabe si le conviene tener muchos clientes que paguen poco o pocos que paguen mucho. Y no solo si le conviene, si no también, si los consigue.
El precio es muy variable también porque incluye elementos imposibles de cuantificar, como el conocimiento de los temas que ya hemos comentado o la atención en la embarcación: asesoramiento, encarne, desenganche de los peces, tomarnos una foto, hablar en nuestro idioma (si vamos a otro país)… ¿Cómo ponerle una cifra a todo esto?
Otros elementos constitutivos de una salida son más tangibles y vale la pena aclararlos en esa conversación de cierre de fechas: ¿A qué hora nos espera y dónde? ¿Cuánto dura la salida de pesca o a qué hora volveremos a puerto o al inicio? ¿Cuántas personas incluye ese costo o sea cuántos compañeros podemos llevar? ¿Está cubierto el combustible sin importar cuando gastemos o existe la opción de recorrer más puntos de pesca pagando un adicional? A veces, al respecto, los guías dicen que tal precio incluye un tanque de nafta de 23 litros, pero, salvo un pescador muy avezado, incluso en materia náutica, es imposible conocer cuántas horas de viaje implica un tanque de nafta. Por ejemplo, para una guiada de pejerrey en una laguna chica sobra; para buscar pejerreyes desde Buenos Aires hasta la costa uruguaya, no alcanza.
Qué incluye el precio
¿Incluye comida y bebida? Si es así, ¿qué comida y bebida abarca? No es lo mismo un abundante asado en la isla que unos sándwiches de salame. Ni gaseosa de marca o agua mineral. En este punto es bueno aclararle al guía si tenemos algún problema con la ingesta: no podemos comer con sal o con azúcar, o somos celíacos. Todo lo que se aclare siempre evita problemas que nadie, ni el guía ni el pescador, quiere.
¿El precio incluye el alquiler o préstamo de equipos? Si es así, ¿qué pasa si se rompe la caña, el reel o se corta el multifilamento? ¿Incluye los señuelos? Algunos guía los prestan y los cobran, si el cliente los pierde, pero he sabido de casos en que pidieron el dinero por la rotura (dientes, piedras) y no la pérdida.
Otro tema importante: ¿permite matar pescados? Si bien recomendamos siempre la pesca con devolución, los distintos
ambientes tienen reglamentos que, a veces, autorizan el sacrificio de una cantidad de pescados de determinada medida. Por tanto hay aficionados que quieren llevarse carne de pescado para comer o regalar. Si el guía lo permite o no, es otro tema que debe quedar esclarecido antes de concretar una reserva.
Un último asunto pero no menos importante: la reserva. Algunos guías, cansados de los faltazos, piden un dinero por anticipado. Tienen derecho. También tienen derecho los clientes de negarlo y no acordar una excursión con ellos. De palabra o con reserva, un tema importante es qué sucede con la suspensión de la salida. El factor más común es el mal tiempo. Pero, ¿qué es un mal tiempo? Para algunos pescadores, por su avanzada edad, por su salud o por sus ganas, una llovizna ya es causal de postergación. Otros pueden ir con un maremoto, pero, un g uía responsable, que piensa más en la persona que en el dinero, seguramente suspenderá una salida en esas condiciones. Todo esto conviene conversarlo antes de anotar en la agenda. Parecen cosas simples, pero pueden traer enojos.
Seguramente pensaremos que muchas de estas preguntas son innecesarias con nuestros guías de confianza. Es verdad, cuando se logra la amistad con un guía muchos de estos puntos son superfluos. Pero no siempre pescamos con guías amigos aunque es muy lindo que el tiempo nos dé este privilegio.