Cuando la pesca duele.
Nadie los desea, pero por azar o impericia, los accidentes pueden ser parte de cualquier salida. Es importante saber cómo actuar en cada caso, ya sea estando en el rol de víctima o de asistente.
nipulan adecuadamente. Rayas y bagres inoculan veneno mientras que surubíes o armados lastiman por desgarro pero no hacen ingresar tóxicos a nuestro organismo. Una picadura de raya con el arpón de su cola puede ser gravísima dado que tienen bacterias que necrosan la piel y evitan su cicatrización, más allá del dolor agudo que produce en el momento del accidente. Se han dado casos de heridas cuya recuperación ha tardado varios meses, con supuraciones constantes antes de lograr la cicatrización y molestias permanentes solo soportables con analgésicos. Ante una picadura de rayas, no intente hacer succión por ningún método ni ensaye drenajes sanguíneos, mucho menos usando objetos cortantes que aumentarán más el sufrimiento del afectado. Tampoco intente cauterizar la herida. Solo lleve al herido lo más velozmente posible a un hospital. Con respecto a los bagres, hielo y analgésicos serán lo aconsejable, pero todo depende del grado de profundidad que haya logrado la lanceta del pez. Hay casos serios donde hay que acudir al médico de inmediato, quien nos dará antibióticos, analgésicos y la antitetánica. ¿Es cierto que orinarse en la herida ayuda a mitigar el dolor? El orín tiene amoníaco y puede ayudar a calmar levemente el dolor, pero lo aconsejable es ver a un médico si la herida es seria.
Una plomada a velocidad de lance es un arma que puede ser mortal. Por eso las normas de etiqueta de la pesca indican que en la pesca de muelles, donde se amontonan muchos pescadores en un pequeño espacio, hay que avisar que vamos a tirar diciendo fuerte y en tono audible por todos “va plomo” antes de cada lance. Ante un plomadazo, el hielo aplicado de inmediato es fundamental mientras se acude al médico. En caso de golpear a alguien con una plomada, máxime si es en el cráneo o en la zona ocular, es imprescindible no dejar pasar tiempo e ir a una dependencia a recibir primeros auxilios y hacer los estudios pertinentes.
>> Ahogos.
Si nos toca asistir a alguien que ha tragado agua, no habrá tiempo de llamar a emergencias y hay que meter mano en el asunto asistiéndolo inmediatamente. El médico Adán El Polaco Wajkzuck (MP 25732) –pescador Campeón Absoluto del Pejerrey Club de Quilmes 2017–, recomienda “evitar la aspiración si el paciente tiene un vómito o si le sale agua por la boca. Para eso lo pondremos de costado o sentado tomándolo por detrás, eso evita que la vuelva a tragar. Flexionar el tronco hacia adelante y apretar el tórax por detrás ayudará a que elimine el líquido que ha tragado. Si no se puede o no se tiene fuerza suficiente, ponerlo boca abajo y presionar el tórax”.
>> Accidentes en los ojos.
“Para atender emergencias oftalmológicas no deben faltar gasa, tela adhesiva y suero en el botiquín”, dice el oftalmólogo José María Múgica (MP 53.786) de la Fundación Hugo Nano. El profesional recomienda distintos procederes según la naturaleza del accidente. Ante salpicaduras: ya sea con agua sucia o con un combustible, se lavan con agua limpia en abundancia. Raspones: pueden ser, por ejemplo, con una rama, la antena de la embarcación o un borde acrí
lico de la misma, el ojo tiende a cerrarse y es conveniente poner una venda suave y fijarla con cinta adhesiva, porque el parpadeo constante puede generar una úlcera de córnea. Si duele, hay que ir al médico. Si se genera una infección producida por una bacteria, ésta aparecerá a las 48 horas. La diferencia de la rama con otros metales o plásticos es que la rama puede tener hongos y dar lugar a una infección por micosis ocho días después del accidente. Hay que ir a consulta médica.
>> Golpes contusos.
Un accidente contuso por una punta roma, una piña, una plomada o un cañazo va a producir dolor y diminución de la visión. Si el golpe es fuerte, hay que tapar el ojo pero no en forma compresiva sino suave. La plomada puede entrar en la órbita, a diferencia de una piña... hay que acudir al médico de inmediato y suspender la pesca. Si el golpe es cortante o punzo cortante, como el que producen los anzuelos clavados, podemos lastimarnos el párpado o la conjuntiva o bien pasar al ojo. Si el anzuelo ingresó en el ojo habrá disminución de la visión, desesperación por parte del afectado y es importante que el que esté con él se mantenga tranquilo y jamás intente sacar el objeto. Acudir al médico de inmediato, volver a tapar el ojo muy suavemente sin meter el anzuelo más adentro. El anzuelo se saca en la misma dirección que entró, jamás para atrás, pero esto debe ser hecho por un profesional, con anestesia e instrumental específico, en quirófano. Luego se aplicarán antibióticos y se continuarán los controles. Cómo se lava un ojo: comprar un sachet de suero (agua con 9 gramos de sal por litro, de vencimiento casi eterno) e incluir en el botiquín de pesca. Se usa agujereando el sachet y apretándolo en superficie plana para que salga un chorrito desde abajo hacia arriba y eso hará un pequeño hidrolavado en el ojo accidentado. Nunca lavar de arriba hacia abajo.
>> Quemaduras.
La pesca y la gastronomía suelen ir de la mano y en más de una ocasión podemos quemarnos con carbones, el agua del mate, grasa usada para freír o motores calientes donde echamos mano. El consejo, si la persona ve encendida sus ropas, es rodar para apagar las llamas o disminuir la agresión térmica (rodando o cubriéndola, nunca con agua) mientras nos dan ayuda. Luego buscar otras posibles lesiones como hemorragias o fracturas y tratar primero lo más grave y urgente. Para quemaduras superficiales de primer grado (piel enrojecida, eritema), una crema con aloe vera será suficiente. Si la cosa es más seria, tras retirar del herido ropa (que no esté pegada a la piel), joyas, etc., dejar la zona libre y aplicar 20 o 30 minutos de agua fresca (no helada para no provocar hipotermia) en la herida y luego envolverla con gasas o paños fríos, que estén flojos, y acudir a consulta médica. Lo que no hay que hacer es apagar las llamas de la persona con agua, poner dentífrico, pomadas diversas, romper las ampollas (que previenen de una posible infección; ya estamos hablando de quemaduras de segundo grado que afectaron la dermis) e intentar despegar la ropa de la piel carbonizada (quemaduras de tercer grado, que interesaron la piel, vasos y músculos). No dar de beber ni comer al quemado grave y acudir al médico de inmediato.
>> Incordios menores.
Entran aquí las quemaduras de sol (en cada salida de pesca, sea invierno o verano, hay que aplicar pantalla solar), picaduras de insectos (llevar repelente para prevenir y cremas con difenhidramina y óxido de zinc para aplicar tras una picadura), mareos por insolación
e insuficiente hidratación (proteger la mayor cantidad de superficie corporal con vestimenta y tomar agua periódicamente aún sin sed) y pinchaduras con espinas de vegetales en el cuerpo (usar botas altas y ropa adecuada para evitar espinillos, cardos, cáctus y demás vegetales espinosos).
Como consejo final, mantener la vacuna antitetánica vigente para que estemos protegidos por diez años, usar “palo de vida” en las pescas de vadeo para marcar veriles profundos o espantar rayas a nuestro paso. Usar botas de caña alta en zonas de pastos altos y barro costero para prevenir picaduras de ofidios, y anteojos de sol para evitar riesgos oculares en la navegación, matar el brillo del sol y evitar el efecto látigo cuando un señuelo desprendido de un pez se vuelva hacia nosotros poniendo en riesgo la vista. Ante cualquier mínima duda, siempre acudir a un profesional de la medicina será lo prudente y aconsejable, desoyendo a amigos y legos en la materia.