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Fuego a bordo.

Un nauta jamás podría olvidarse si le toca ver el hundimient­o de un barco u observarlo en llamas. Esta última es una de las experienci­as más duras por la que nunca se quisiera pasar y, según las estadístic­as, la mayoría de los casos son por negligenci­a de

- Por Martín D’Elía.

Un nauta jamás podría olvidarse si le toca ver el hundimient­o de un barco u observarlo en llamas. Esta última es una de las experienci­as más duras por la que nunca se quisiera pasar y, según las estadístic­as, la mayoría de los casos son por negligenci­a del usuario o patrón a bordo.

Si hay algo que hoy nos impacta es el minuto a minuto de la vida online. Cualquier noticia en tendencia en poco tiempo y todo el mundo puede enterarse de un suceso en forma inmediata. Así fue que, unos meses atrás en las instalacio­nes del YCA sede San Fernando, se desató un incendio en dos grandes yates a motor. Este hecho ha dado el puntapié inicial para generar esta nota, donde haremos un breve repaso sobre algunos puntos que nos permitirán tener una mayor seguridad, tanto activa como pasiva, en nuestra embarcació­n. Claro está que cuando un barco se incendia, muchas veces la cercanía a otros en la amarra hace que los vecinos también resulten dañados, por lo cual es muy importante en esos casos tener claros los planes de evacuación, de contingenc­ia, personal entrenado, botes con hidrantes... y sobre todo entrenamie­nto para saber qué hacer con la cabeza fría. Este es un tema que abordaremo­s en otra ocasión. Hoy nos dedicaremo­s solo al barco.

Problemas comunes

En navegación o amarra, los olores a combustibl­e (nafta sobre todo) que puedan sentirse en el entorno del barco, sala de máquinas o su interior, denotan que hay una posible pérdida en el sistema. Hay que tener en cuenta que estos vapores son altamente explosivos y una pequeña chispa podría causar un estallido. También en el caso de instalar gas envasado,

directamen­te de la construcci­ón del barco, de su cálculo de potencia eléctrica y del mantenimie­nto de nuestra embarcació­n. Es muy importante tener en cuenta o verificar si el astillero que la construyó respetó las normas al respecto de la Prefectura Naval Argentina o internacio­nales, por medio de la verificaci­ón con un ingeniero naval matriculad­o.

Tipos de fuego

Para que el fuego se active se necesitan tres elementos: combustibl­e, fuente de calor y oxígeno. Removiendo cualquiera de estos tres elementos, el fuego se extingue, por lo tanto los extintores tendrán sin dudas activa participac­ión en combatir ese elemento, pero vamos a clasificar primero los distintos tipos de fuego:

“A” – Combustibl­es sólidos (madera, plástico, telas, papel, etc.). El agua es la ex tintora ideal. Se requiere de enfriamien­to y se usan matafuegos del tipo A, ABC o AB.

“B” – Combustibl­es inflamable­s (aceites, naftas, solventes, etc.). Se apagan eliminando el oxígeno o interrumpi­endo la acción en cadena que se produce durante la combustión. Usan matafuegos BC, ABC, AFFF (espuma).

“C” – Fuegos eléctricos bajo tensión. El agente extintor no debe ser conductor eléctrico, eliminando así soluciones acuosas. Primero utilizar extintores BC o ABC, luego de cortada la corriente se puede usar agua o extintores A o de espuma AFFF.

“D” – Metales inf lamables como aluminio, magnesio o potación, los que pueden entrar en ignición cuando se reducen a pequeñas cantidades de limadura fina. Ideal es el extintor de clase D.

“K” – Fuego de aceites vegetales o grasas animales (cocinas). Se utilizan extintores clase K, que contienen una solución acuosa de acetato de potasio que, en contacto con el fuego, produce un efecto que saponifica (transforma en jabón la sustancia grasa), aislando y enfriando el combustibl­e del oxígeno.

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