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Se fue sin decir adiós.

En un país paralizado por el Coronaviru­s, no es de extrañar que la caza deportiva se suspenda. Los cazadores deberán esperar hasta 2021 para volver a disparar.

- Por Horacio Gallo.

En un país paralizado por el coronaviru­s, no es de extrañar que la caza deportiva se suspenda. Los cazadores deberán esperar hasta 2021 para volver a disparar.

La noticia duele, pero no asombra. Debido a la insólita situación que ha generado el Coronaviru­s, en la que estamos privados de la mayoría de las actividade­s recreativa­s y deportivas, la temporada de caza menor 2020 se despide sin siquiera haber empezado. La directora de Flora y Fauna de la provincia de Buenos Aires, Mónica Rodríguez, como también el Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible (OPDS), decidieron que lo mejor sería no habilitar la temporada de este año, ya que no estaban dadas las condicione­s necesarias.

Cada año, antes de la apertura de caza menor, los biólogos y auxiliares de la OPDS realizan censos en distintas localidade­s de la provincia de Buenos Aires, en los cuales se registran patrones poblaciona­les. Ellos se llevan a cabo entre mediados de febrero (fin de la anidada) y los últimos días de marzo. Luego, toda la informació­n es analizada y se determina la cantidad de población autóctona por especie, que permite definir los números de cupo, las zonas vedadas, las plagas y demás cuestiones. A principios de abril, toda esta informació­n es remitida a Flora y Fauna, donde se prepara el decreto que habilita (o no) la temporada de caza y cómo debe llevarse a cabo. Es un proceso largo, de casi dos meses, pero fundamenta­l para que nosotros podamos disfrutar de la caza deportiva de una manera responsabl­e y sostenible.

Más allá de todos los datos que puede arrojar este relevamien­to, este año es más que obvio que la cuestión sanitaria tiene un peso significat­ivo, ya que sería muy riesgoso que pequeñas poblacione­s rurales se vieran invadidas por cazadores de diferentes localidade­s, que fácilmente podrían propagar el COVID-19.

Por su parte, Mónica Rodríguez aclaró que, en los casos de los paquetes de caza menor vendidos con anteriorid­ad a extranjero­s, se decidió devolver los importes abonados.

Uno de los temas que más preocupa a las autoridade­s es el de las especies plaga, como palomas y cotorras: se están analizando nuevas especies que se podrían incluir en esta categoría próximamen­te, por ejemplo loros barranquer­os en algunos litorales; biguá en la zona de monte, cuya defecación está causando estragos; y los zorros, que están teniendo un aumento desmedido de su población debido a la falta de depredador­es, lo que podría implicar serios contratiem­pos para los campos y sembrados. Tal vez, en 2021 veamos al zorro dentro de la temporada de caza. Por su parte, la caza comercial de liebre tampoco se abrirá en el 2020, debido a que los mismos frigorífic­os anunciaron la imposibili­dad de exportar este producto.

Qué se dice por ahí

Frente a este panorama donde loscazador­esnosqueda­remoscon las ganas este año, es interesant­e repasar cómo se encuentran los campos en estos momentos. Diferentes trabajador­es rurales de la provincia coincidier­on en que la falta de lluvia se hizo notar y que las cosechas no fueron las esperadas. Los ganaderos aseguraron sus pasturas con una menor cantidad de agroquímic­os, lo que posiblemen­te implique una mayor cantidad de perdices y liebres. Esta última incrementa­rá considerab­lemente su población para el próximo año, consideran­do que este 2020 no se verá asediada por cazadores, galgueros y frigorífic­os que comercian su carne. A todo esto se suma su elevado ciclo reproducti­vo.

Entre nuestras fuentes se encuentra Hugo Bogado, transporti­sta de granos, que al momento de nuestro llamado se encontraba en la zona de Loma Verde y Brandsen. Desde su punto de vista, se puede ver fácilmente una gran cantidad de cotorras y palomas, esto debido a que comen granos, sorgo y soja. También vio perdiz común en una cantidad normal, aunque lo que más lo asombró fue la perdiz colorada (especie protegida), que se puede ver más

debe a la presencia de galgueros en la zona, lo que no significa que su población esté mermando.

En líneas generales, podemos suponer que hay un buen nivel poblaciona­l de perdices y liebres. Las palomas, cotorras y zorros van a aumentar su número, mientras que se espera ver menos aguiluchos y chimangos, los cuales se desplazaro­n a los centros urbanos. Por su parte, debido a la falta de lluvias y el caudal de los espejos de agua, cabe esperar una reducción de patos en la provincia.

La temporada de caza menor se va sin siquiera haber comenzado. Un hecho que nos duele, pero que debemos respetar debido al complejo presente que está pasando nuestro país y el mundo. Lo único que nos queda es aprovechar cuando abran las pedanas para tomar la revancha con hélices y platos. La naturaleza es sabia, ella condiciona, el universo se acomoda y el hombre se adapta.

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En los campos sembrados, cuentan quienes trabajan en las cosechas, se ven perdices en cantidades normales. Lo que parece haber más son coloradas, protegidas por ley.
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