El Río de la Plata nunca falla. Cuáles son las mejores zonas si se levanta la cuarentena.
Siendo optimistas, creemos que falta poco para que finalice la cuarentena. De ser así, a qué zonas deberíamos ir para no fallar con nuestros primeros pejerreyes.
Seguimos de cuarentena y la cabeza nos vuela a mil por hora pensando cuándo podremos volver no solo a pescar, sino a disfrutar de la vida al aire libre. Es bien sabido que la salud está por encima de todo, sin ella no podríamos hacer nada. Ya ordenamos los equipos, desarmamos y rearmamos nuestras líneas, limpiamos las cañas, engrasamos los reeles y hasta hablamos con todos los amigos: nos mentimos por teléfono, pensamos en conjunto adónde podríamos estar yendo... en fin, cosas de pescadores. Lo cierto es que, para esta fecha, ya estaríamos recorriendo el Río de la Plata buscando los cardúmenes de pejerreyes.
Es tan amplio el estuario que, obviamente, sería imposible poder recorrerlo en una sola salida, pero allí está parte del desafío: rememorar, adivinar, recorrer viejas experiencias, repasar los ciclos y pensar en la futura estrategia para avanzar sobre los pejerreyes. La cuarentena nos fue útil para interiorizarnos de algunos comportamientos y momentos de esta especie, al tiempo que conversamos por WhatsApp con guías, baqueanos y algunos pescadores.
Todos coinciden en que no hay una ciencia exacta, pero que muchas veces suelen repetirse situaciones que llaman la atención. Entre ellas, ver en el mes de marzo bulos y algunos desplazamientos
de flechas de plata dentro de arroyos que desembocan en el río Uruguay. ¿Algo imposible? No, para nada, pero sí poco común. Esto lo hablábamos a mediados de mayo con David del Valle, guía y amigo de la zona de Villa Paranacito, quien me decía que pescadores comerciales le habían informado que ya hacía un tiempo que aparecían pejerreyes en las redes, señal de que están por la zona.
Yendo hacia la otra punta del río, a Colonia, Uruguay –donde nuestros amigos de la zona ya pueden salir a pescar–, recibimos información de que ellos están haciendo buenas pescas en calidad y cantidad, con agua un poco más limpia y mejores condiciones ambientales en ciertas áreas.
De la zona central del Río de la Plata aún no tenemos noticias, así que será todo un acontecimiento y una sorpresa en el momento en que podamos transitar la zona de Playa Honda, uno de los sectores más asistidos del estuario en temporada de matungos.
Si bien mencionamos generalidades de este tipo de pesca, las podemos agrupar según algunos aspectos. En lo que a equipos se refiere, sea al norte o al sur, las cañas que se usan son de 4 a 4,50 m, telescópicas o en tramos enchufables; reeles frontales o rotativos, según preferencia del pescador; líneas con una separación entre brazoladas acorde al largo de la
caña (siempre más corta que el largo total de la caña; por ejemplo, en una caña de 4,50 m, la separación entre boyas debería ser de 1,60 m, más los 25 cm al pilotín, más la última brazolada, entonces cuando el pescado llega al lado del bote podemos levantarlo cómodamente); boyas de color y tamaño según el gusto o la vista de cada uno; anzuelos del Nº 1 al 2/0, que pueden ser de ojal o paleta encarnados con mojarras vivas o saladas y filet de dientudo. Elementos para completar la jornada: ancla de capa, balde portacarnadas, conservadora, ceba, y líneas y cargas para reeles de repuesto.
Si alguien quiere saber mi equipo ideal y mis porqué: caña telescópica (porque es más fácil de armar sobre una embarcación) de 4,50 m de largo (para poder usar líneas con buena separación entre boyas); reel frontal tamaño 4000 (porque la línea trabaja más suelta y tiene buena capacidad); y líneas con una separación entre boyas de 1,60 hasta 1,80 m sin puntero (porque las olas del río son muy cortas y de esta forma navegan sobre ella y no caen entre las bases).
Cuando planificamos una salida solemos tener en cuenta varias condiciones: clima, viento, marea... pero hay una que es fundamental: la zona. En el Río de la Plata hay cuatro posibles: los canales profundos y correntosos, los bancos de arena y/o conchilla, los espacios neutrales (como llamamos a la zona de Playa Honda, porque tiene un promedio de 3 m de profundidad) y las zonas profundas en el sector central del cauce.
A fin de nominarlos para una más sencil la identif icación, dentro de los canales y canaletas tenemos la zona de las islas Juncal y Juncalito, la desembocadura del Guazú, Martín Chico, Canal Buenos A ires, Canal del Infierno y Depresión del Palo 4, entre algunos de los más frecuentes. En todos estos pesqueros, la correntada es muy fuerte y debemos regular muy bien nuestra ancla de capa o muerto, sino iríamos muy rápido y nos alejaríamos velozmente de nuestro aparejo. También muchas veces conviene alargar unos 5 cm nuestras brazoladas, porque suelen levantarse o bien ponerles una munición de plomo partida, cosa que particularmente no me gusta.
Otro tema fundamental: en este tipo de pesqueros debemos posicionarnos muy bien, recostándonos sobre los veriles o actuando en el centro del canal, pero siempre uno de los dos rinde más que el otro, aunque no se puede saber a ciencia cierta bajo qué circunstancias. Lo único cierto es que la matemática en esta cuestión no falla. Salvo excepciones, se trata de una zona en la que conviene pescar a principios de temporada, o bien cuando encontramos un río planchado totalmente. Es ahí cuando estos sectores suelen rendir mejor.
Los rincones del centro
Playa Honda es el nombre icónico del centro del río, un lugar donde vamos a encontrar un fondo sedimentado, con un promedio siempre parejo de profundidad y donde, en la mayoría de los casos, vamos a estar mirando la ciudad, siempre y cuando el río se encuentre en creciente. Algunos nombres para tener en cuenta en este sector son: El Supremo Entrerriano, El Arbolito, Llevador Profesional, Unen A y
Unen B, entre otros.
Si desde Playa Honda navegamos un poco más hacia el sur, vamos a encontrar un panorama similar, pero con más profundidad, donde debemos tener mayor precaución con los vientos. Lo ideal es ir acompañado de otra embarcación. Aquí los pesqueros de renombre son el Cementerio de los Barcos, Farallón, Islote Nuevo y La Calle Mágica, donde se suele pescar toda la temporada.
Ya hacia finales del invierno, las capturas suelen darse sobre los bancos de arena o conchillas, sectores con no más de un metro de profundidad, donde los pejerreyes hembra se refriegan la panza para depositar sus huevos. Como los peces en este momento y lugar están bien fondeados, conviene utilizar brazoladas largas e, inclusive, más largas que la profundidad registrada, para que apoyen bien en el fondo. Otra opción es pescarlos de fondo.
Sin dudas, el Río de la Plata es un pesquero de excepción que lo podemos recorrer durante todo el año y siempre nos va a rendir, a veces más y otras menos, pero no falla. Y eso es lo lindo de la pesca: nunca hay dos días iguales, lo que nos lleva al desafío constante de ir, volver y ya programar un nuevo regreso.