Escamas de plata y oro
En una misma jornada se pueden aprovechar las primeras horas para obtener matungos mientras calienta el agua y después lograr combativos dorados en fly cast.
es Emiliano Michelotti, pescador que conoce la región como la palma de su mano y, sin ser guía, bien podría ocupar un lugar destacado si se dedicase a llevar gente profesionalmente. Junto a su amigo, partió a primera hora desde el Rowing Club Arroyo Seco, epicentro de la movida náutica local, tras seguir el estricto protocolo que bajó la intendencia local para permitir salidas a disfrutar de actividades náuticas, y arrancaron río abajo, buscando pejes sobre costas santafesinas.
Con ancla de capa regulando el garete y manteniendo la embarcación estable, la pesca arrancó tranquila, con una niebla que apenas dejaba ver las boyas unos pocos metros antes de perderlas de vista. Al fin, con pocas pero muy buenas piezas, las flechas empezaron a activarse. Esta aparición de pejes espaciados es muy típica de la zona, donde llegan los ejemplares de grandes portes y no tanto chiquitaje. Es por eso que aquí el pejerrey toma firme, sin ambages, llevándose la boya y engullendo la carnada competitivamente, como queriendo sacársela a otro congénere
que merodea al lado. Es así que el punto clave pasa por dar con buenas carnadas, punto flojo en este momento en el que en Arroyo Seco no se consiguen –dado que los proveedores no pueden trasladarse por la pandemia– y entonces o hay que proveérsela con una red propia o usar filets de sardinas o el propio pejerrey, que no resulta tan rendidor como las clásicas mojarras.
El caso es que el dúo se las arregló para encarnar con filet de dientudo y camarones (de origen marino), carnadas ambas que fueron tomadas de buen agrado por pejes que, como dijimos, no tienen mayores problemas en arrebatar los cebos con mucha confianza.
Un factor clave para tener éxito en la pesca de pejerreyes es el viento. Claramente la especie se activa cuando hay brisa y se fondea o deja de tomar carnadas cuando se plancha. El aprovechamiento de esta franja matutina para pescar pejerreyes tiene otro objetivo: ir permitiendo que Febo vaya calentando las aguas costeras, para que los dorados vayan aflojando las mandíbulas a la hora de tentarlos con moscas. Al fin, llegó la hora de ir por el segundo objetivo del día.
La hora dorada
Hacia las 11:30, satisfechos con la cosecha de f lechas de plata, cambiaron los colores de
la situación de acecho habitual a la salida de los grandes cursos por parte de los predadores. En este contexto, hemos comprobado que el dorado está plenamente abocado a cazar pejerreyes y sardinas, presas que les trae el propio Paraná.
El equipo de f ly usado fue caña 6, líneas de flote y sinking tip, y moscas con mucho volumen, para pescar entre los palos y haciéndolas derivar. No están tomando los ratones de superficie, sino moscas streammer que bajen rápido. Se imponen los ojos lastrados o las cabezas plomadas. Los colores: negro y rojo y negro y lila, de preferencia, que generan mucho pique en aguas oscuras, donde contrastan bien. Los portes han sido muy interesantes, con ejemplares de 2 a 4 kilos, nada mal para la zona. A última hora y usando línea de hundimiento, se remató la jornada con dos doradillos chicos.
Si bien también se capturaron algunos ejemplares menores arriba de un banco de arena donde el agua se calienta rápido, quedó claro que los palos marcaron la diferencia. Pero el río bajo conspira contra la pesca en fly, dado que la ola que se genera ante el paso de una embarcación revienta contra la barranca y enturbia esos dos o tres primeros metros que son clave en esta pesca. No obstante, acercándonos con motor eléctrico, y cuando no hubo tráfico de otras embarcaciones en el Paraná produciendo el efecto antedicho, el dorado dijo presente en esta situación de pesca rodeado de obstáculos donde es clave sacar al tigre de los ríos de los posibles enganches que nos hagan perder la pieza.
El mejor momento
El resultado final de la jornada fue un número parejo tanto en pejerreyes como en dorados: una decena de piezas de cada especie. La particularidad de los meses fríos es que el pique del dorado en fly se concentra en una pequeña franja del día en donde el sol alcanza su temperatura máxima, es decir, desde poco antes del mediodía hasta las 17 horas, siendo la mañana y el ocaso momentos difíciles para gatillar ataques. En contrapartida, el pejerrey se mantiene activo prácticamente toda la jornada, con predominio entre las 9 y el mediodía, pero en general con poca diferencia entre franjas horarias.
Es de espera r que con el tiempo podamos ir accediendo a visitar lugares de buena pesca y el ritual del reencuentro con amigos y queridos guías sea una realidad. Por el momento, estas bondades al cierre de esta edición eran solo disfrutadas por pescadores locales. Pero al menos ellos pueden dar cuenta de que el querido río Paraná, aún en estos niveles hidrométricos desesperantes, siempre tiene una buena propuesta para seducirnos.