Comenzó la cuenta regresiva
Todo indica que, tras la salida de la cuarentena, la actividad náutica tendrá un repunte. Habrá compra de lanchas y tráileres, lo que demandará capacitación y servicio de guarda.
La práctica de la náutica deportiva a motor es una actividad recreativa de placer. Cada vez son más las personas que la eligen para iniciarse, eso se debe a un gran cambio social, el cual ha roto con el mito de décadas donde se presentaba a esta actividad como elitista y de acceso restrictivo. Antiguamente se la atribuía a personas de altos recursos económicos y, por sobre todo, a determinadas localidades. Con el correr de los años, las zonas aledañas al Delta han hecho un gran trabajo en difundir la práctica de deportes náuticos, primero de remo y canotaje, que luego extendieron a la náutica a vela y motor. La actividad es tomada hoy en día como una terapia o cable a tierra por todas las personas que incursionan en ella. En el mismo sentido, la pesca ha inf luido significativamente, ya que muchos amantes de este deporte acceden a un equipo que les permite salir. Hay especulaciones de que el encierro generado por la cuarentena a causa del coronavirus propiciará una explosión de turismo cercano, al aire libre y en contacto con la naturaleza, y eso incluye a la náutica.
Antes también era un problema la guarda pero, ante el avance de la actividad, cada vez son más las guarderías y clubes náuticos que ofrecen este servicio, inclusive se están abriendo establecimientos en otros lugares poco habituales. Todo eso hace que la oferta sea amplia, con lo que los costos, producto de la competencia, resulten más acordes a todos los bolsillos.
Las bajadas públicas para aquellos que decidan tener las embarcaciones en sus casas o lugares retirados del Delta también se multiplicaron. Por supuesto que en estos casos las personas deberán contar con un tráiler para transporte, lo que permite elegir destinos alejados del lugar de guarda, como lagunas y lagos para navegar. Según cómo se mire esto, puede ser ventaja o desventaja. Pero lo concreto es que las lanchas también se mueven por las rutas y que habrá demanda de tráileres.
Otro punto a destacar es que las guarderías no solo abrieron nuevas sucursales, sino que se modernizaron. Muchas ya cuentan con mantenimiento de limpieza y mecánica, como también colocación de equipamiento adicional: lonería y accesorios, por ejemplo. Y los clubes náuticos también crecieron en servicios: posibilidad de pasar el día en familia; y la práctica de deportes, ya sea en tierra o en agua. Eso generó valor agregado.
Real estate
El gran desarrollo inmobiliario de barrios náuticos es otra faceta de la misma actividad: da la posibilidad de tener un espejo de agua para guarda y disfrute de embarcaciones. En este caso no es necesario hacer uso del servicio de guarderías, ya que existen pontones inflables para que las naves no apoyen sobre la superficie del agua, lo que permite mantener siempre limpio el fondo del casco.
A la par de todo esto existen astilleros y agentes oficiales de venta de embarcaciones donde poder asesorarse y elegir diferentes modelos a la hora de adquirir nuevas o usadas, nacionales o importadas. Todo dependerá del gusto y la situación económica.
También existen escuelas náuticas donde capacitarse para obtener las licencias correspondientes, según la embarcación y el alcance geográfico que se pretenda. Allí también se brinda información y asesoría legal al momento de decidir la compra de una embarcación, como así también colaboran en el posterior trámite de transferencia.
Para aquellos que decidan navegar en el Delta, no está de más decir que existen muchísimos paradores con playas artificiales para disfrutar tanto en verano como en invierno. Y cabañas para hospedarse en caso de querer pasar un fin de semana o merecidas vacaciones. También el Delta ha crecido con casas particulares en alquiler y venta, para poder elegir la opción más adecuada. Casi todas con muelles para amarrar, algunas con elevadores de costa y otras con canales internos de protección, para dejar la embarcación si uno desea quedarse varios días.
Quienes elijan una lancha para practicar deportes náuticos, recordamos que se han establecido zonas predeterminadas de nave
gación y que hay escuelas que enseñan los ejercicios de iniciación, si eso es lo que se desea, como esquí y wakeboard. En caso de optar por el remo y canotaje, los principales clubes se encuentran en Tigre, cruzando el río Luján. Pero no solo en el Delta se puede navegar. Atravesando el Río de la Plata, a sólo dos horas, se encuentra la ciudad uruguaya de Colonia del Sacramento con un hermoso puerto deportivo. Y para los que deseen una navegación más interna, está la opción de la ciudad de Carmelo, que cuenta con extensas playas de arena natural.
Conclusiones
Qué pretendo decir con todo lo anterior: que se vislumbra un repunte de la actividad náutica de placer tras la salida de la cuarentena y en vistas al futuro de la pandemia. Navegar va a ser posible para muchos nuevos aspirantes a la actividad, pero no es cuestión de comprar cualquier cosa, ponerla en el agua y creer que ya está. Las malas experiencias por lo general son feas, costosas y un punto de no retorno. En todos los casos, lo importante es ser responsable, cualquiera sea la actividad. Y la manera de serlo es adquiriendo previamente los conocimientos básicos elementales, respetando al prójimo y cuidándose uno mismo. Esa es la fórmula de la mejor inversión. Y agosto es un buen momento para comenzar a efectuar las averiguaciones. Faltan apenas cuatro meses para el verano, seguramente la pandemia no habrá terminado, pero es probable que sí esté permitido navegar y pasear con distanciamiento social. La náutica, entonces, puede ser una buena posibilidad de descubrir otro mundo, el mundo de la nueva normalidad.