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Lisas aguas abajo por el Canal 9.

Recorrimos este curso desde la bajada en inmediacio­nes a la Autovía 2, próxima a Dolores, hasta la Ruta 11 en busca de esta difícil especie. Equipos y técnicas para no fallar.

- Por Jorge Virgilio.

Recorrimos este curso desde la bajada en inmediacio­nes a la Autovía 2, próxima a Dolores, hasta la Ruta 11, en busca de esta difícil y esquiva especie. Equipos y técnicas para no fallar.

Llegando al cierre de la temporada veraniega, tenemos especies que pueden extenderse un poco y las pescaremos con buenos resultados en el inicio del otoño. En tiempos de bolsillos flacos que obligan a pensar cada gasto de un viaje, vamos por opciones gasoleras que mueven muchísimos fanáticos, como la pesca de lisas en los distintos canales de la provincia de Buenos Aires.

No hay otra modalidad de pesca que genere tantos sinsabores como esta especie. Si nos atrapa, vamos a seguirla por todos lados, dedicando la vida a entender sus caprichos y, si no, la ignoraremo­s y usaremos el verano para pescar cualquier otro pez que no sea tan enigmático como la bendita lisa. Incansable nadadora, se adapta fácilmente a distintos medios, lo que hace que estos ejemplares que provienen del mar los encontremo­s diseminado­s por el Río de la Plata, el Salado, lagunas, arroyos y en los canales, donde remonta constantem­ente y hace que tengamos que recorrerlo­s para encontrarl­as.

Muchas veces, donde pica un día con firmeza, al otro la actividad es nula. Omnívora, come de todo. Se alimenta tanto de detritos y sedimentos que encuentra en el agua como de pequeñas algas que adheridas al fondo del canal. Larvas, insectos y pequeños crustáceos también forman parte de la dieta de nuestro caprichoso rival.

Analizando las últimas semanas, nos encontramo­s con un panorama muy distinto al que mostraron los canales al final del 2020. Las abundantes precipitac­iones que en algunas localidade­s superaron los 300 mm provocaron que los resultados disminuyan. Un referente inolvidabl­e en esta pesca como Jorge López afirmaba que, si llueve copiosamen­te, el agua se renueva y la lisa no pica, siendo esto muy real en los últimos tiempos. Los canales 1, 5, 7 y 11 tuvieron momentos donde la pescaron firme, pero esporádica­mente, siendo el 9 el que más rindió. Por ello, con Eduardo y Gonzalo planificam­os una escapada a un ámbito que me dio muchísimas alegrías con la especie, en la zona aledaña al puente del 80, y que, en esta ocasión, recorrerem­os en dirección a su desembocad­ura.

Desde la bajada en inmediacio­nes a la Autovía 2, hasta la 11, tenemos alrededor de 25 km para ir probando, con un terraplén en buen estado, siempre que no llueva. A pesar de hacer muy bien los deberes con los aparejos, buenos datos de donde estaba comiendo, y tener las carnadas y líneas que correspond­ían, no venía de buena racha con esta especie, y eso me estaba preocupand­o. Ansiosos preparamos los equipos y nos dispusimos a recorrer el canal. Desde el basural hasta la plantación nos llamó poderosame­nte la atención la cantidad de vehículos a la vera, con los pescadores apostados buscando, en su mayoría, las lisas. Idea que supusimos, ya que esta especie nos obliga a pescar con caña en mano y a utilizar el posacaña sólo para encarnar.

Equipos recomendad­os

En cada parada, una constante que se repitió fue la poca presencia de las lisas, con algún salto o corrida donde dejaban ver su aleta caudal. Muy esquivas, no encontrába­mos actividad. Dependiend­o de los encarnes, cada tanto aparecía algún porteño, bagre, dientudo o tararira, pero lo que íbamos a buscar no quería aparecer. En vano fue esperar hasta las últimas horas de luz, amparados por el dato de amigos que días anteriores lograron “salvar el día” en esa franja horaria. La lisa es así: lisa. Días antes comía firme, tal como nos contaba Marcelo Latorre, quien nos deleita con sus salidas en su canal de YouTube. En el mismo sentido, al otro día de nuestra visita, el guía y amigo Jorge Daniel Damario, acompañado de su esposa Silvina, dio con una muy buena pesca en

tan sólo dos horas, aprovechan­do una tormenta que se avecinaba.

Para no fallar, Damario, quien opera en la zona con salidas guiadas, nos recomienda cañas telescópic­as que varían de acuerdo al aparejo, pero van de los 3,60 a 4,30 metros. La línea por excelencia en estos tiempos donde el canal corre en su cauce es la aérea, compuesta por tres a cinco anzuelos N° 2 a N° 4, con brazoladas cortas que no superen los 15 cm, de un nylon del 0,35 mm, colgando de microesmer­illones fuertes, fijados entre mostacilla­s y nudos corredizos bien firmes. De un lado, contará con una boya esférica y, por el otro, un mosquetón con esmerillón que lo vincule a un plomo de 15 a 40 gramos, según sea la correntada. Pica en punta entre las carnadas la panza de lisa. Buena alternativ­a son las tiritas de peceto o corazón vacuno, teñido de rojo con colorante de repostería. Si los descarnado­res nos dejan, la lombriz debemos encarnarla en forma abundante, dejando puntas sueltas para que produzcan movimiento y llamen más la atención de una especie que es muy curiosa. Esta no fue la ocasión para usarla, ya que en el canal encontramo­s una abundante presencia de dientudos y porteñitos que no dejaban anzuelo sin tocar.

¿Cúando pican?

Mi padre de chico me decía: “Lisa que salta no come” y la mayoría de las veces no le erró, aunque otras picó sostenidam­ente derribando mitos. Es clave encontrarl­as, ver borbollone­s o esos saltos que denoten su presencia. Una vez ubicadas, armados de paciencia, hay que esperar a que se dignen a comer. Pueden saltar acrobática­mente durante horas, pero en algún momento van a tomar las carnadas. No siempre pica igual, lo que nos desconcier­ta. A veces suele tomar los cebos con mucha delicadeza, en forma casi impercepti­ble, otras pueden titilar el elemento de flotación violentame­nte o producir un borbollón que marca que es el momento justo para clavar.

El fanático del pejerrey, acostumbra­do a la firme llevada, encuentra en la lisa un pez que parece no tener la fuerza necesaria para hundir la boya, pero nada más lejos de la realidad, ya que al efectuar la clavada, la corrida será sostenida y muy veloz, debiendo tener la estrella del reel bien regulada para evitar pérdidas. Muchas veces el anzuelo se clava de la fina membrana que posee en la boca protráctil y, si no cedemos ante nuestro rival en una embestida, podemos perder la pieza; más si estamos usando multifilam­ento, de nulo estiramien­to, a diferencia del nylon que suele estirarse.

Dependiend­o del clima, la temporada se extenderá unas cuantas semanas más, y qué mejor que un destino gasolero en búsqueda de una especie que requiere acumular experienci­a y reconocer lo que nos enseñan los más veteranos en esto. La lisa está, sólo hay que encontrarl­a.

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Los canales nos brindan salidas gasoleras, ideales para disfrutar en familia y donde podemos pinchar otras especies, como tarariras.
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 ??  ?? Las lisas oscilan entre los 700 gramos y el kilo, aunque se entreveran ejemplares juveniles y algunas sorpresas.
Las lisas oscilan entre los 700 gramos y el kilo, aunque se entreveran ejemplares juveniles y algunas sorpresas.
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