Weekend

Matungos en aguas planchadas.

Aún en verano, la laguna La Tigra sorprendió con grandes pejerreyes de dos kilos. Claves para capturarlo­s en un ámbito que es diferente al resto.

- Por Marcelo Albanese.

Aún en verano, la laguna La Tigra sorprendió con grandes pejerreyes de dos kilos. Claves para capturarlo­s en un ámbito que es diferente al resto.

Luego de mantener comunicaci­ón telefónica con Cristian Ledesma y Gustavo Gregorini, quienes son guías de pesca, decidimos visitar uno de los ámbitos que, posiblemen­te, será muy buscado por los pescadores en los próximos meses: la laguna La Tigra, donde se avecinan grandes pejerreyes y en la cual años anteriores obtuve muchas satisfacci­ones a la hora de ir en busca de los flecha de plata. Para volver a cumplir el sueño viajamos hasta el partido de Tres Arroyos, a 505 km de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, por RN 3. La cuba de La Tigra tiene una superficie de 380 hectáreas y una profundida­d media de 1,30 m, con una máxima de 5 m. Su fondo es de barro y tosca, con costas de barrancas bajas, en general de la misma composició­n del fondo, a lo que se suman algunos declives suaves con barro y manchones de juncales emergentes. Gran avistaje de diferentes aves

complement­an un panorama hidrográfi­co de lujo.

Viaje y cena

El punto de encuentro y alojamient­o fue Sierra Chica, a 340 km, donde Cristian, Gustavo y su familia nos recibieron con un gran asado como ellos acostumbra­n a dasles la bienvenida a los pescadores. El lugar cuenta con gran comodidad, cochera privada y amplios departamen­tos para alojarnos. A la mañana siguiente nos trasladarí­an en su propio vehículo hasta la laguna.

Equipos y pesca

A las 7 am llegamos al espejo de agua, donde Fernando Ambrosius, propietari­o del campo Santa Irene, nos estaba esperando. El lugar no cuenta con embarcader­o, pero sí con una costa muy firme para botar la embarcació­n. Luego de la maniobra dimos paso al armado de los equipos. En esta ocasión utilizamos cañas de 4,20 m, reeles cargados con multifilam­ento de 0,12 mm y nailon de 0,26 mm. Implementa­mos aparejos de tres boyas en diferentes gamas de colores, y líneas barranquín confeccion­adas con anzuelos N° 1/0. La carnada más rendidora fue la mojarra grande, también el filete de pejerrey y el de dientudo, ambos cortados en finas y largas tiras. Llegados al primer lugar elegido por los guías, podíamos observar una gran cantidad de corridas de pejerreyes sobre la superficie.

Los primeros intentos

La mañana se presentaba con una suave brisa del sector sur y el clima nos anunciaba una mayor intensidad de viento pasada la media mañana. Una vez anclada la embarcació­n, encarnamos las líneas de flote y nos quedamos a la espera de los primeros piques. Gustavo, por su parte, implementó una línea paternóste­r de tres anzuelos, con un máximo de 4 m, la que nos da la eventualid­ad de ir sondeando la profundida­d donde se encuentran comiendo los grandes matungos. La posibilida­d de tener la laguna planchada en este comienzo de jornada favoreció el avistaje de la súper población de pejerreyes que contiene el espejo: para el lado que mirá

ramos, todo era corrida de peje en superficie. Digamos que este ámbito, a diferencia de otros, es más rendidor con el agua planchada que en movimiento y una vez que elegimos el lugar de pesca, lo que sigue es anclar y tratar de hacer el menor ruido posible arriba de la lancha. A no desesperar­se si no tenemos respuestas de inmediato, el cardumen pasa y cuando está al alcance de nuestros cebos, la cuota se logra con total facilidad.

Los piques

Las líneas de flote fueron las primeras que recibieron respuestas, con ejemplares muy combativos que rondaron desde los 25 a 40 cm. Cuando concretamo­s la acción y a medida que los acercábamo­s a la embarcació­n, más irritación por liberarse presentaba­n. Por momentos lográbamos dobletes en nuestros aparejos, como lo muestra Cristian en esta nota, y también juveniles que no daban la medida, pero eran

los menos. El mediodía se hizo presente y lo que nos anticipaba el clima se empezaba a cumplir: el viento comenzó a soplar con gran intensidad, lo que nos hizo cambiar de lugar y buscar el reparo de las costas.

En busca de los grandes

Anclamos a unos 400 m de la costa, donde una gran loma nos contenía un poco de las ráfagas de viento. Preparamos unos filetes de dientudo fresco cortado en largas y finas tiras, y también de pejerrey. Encarnamos una mojarra grande y rematamos la fija del anzuelo con un filete colgando. La modalidad por la tarde sería con línea paternóste­r, también conocida como línea barranquín, para buscar los grandes pejerreyes a una profundida­d aproximada de 4 m. Cristian y Gustavo comentaban que no es fácil dar con estos grandes ejemplares, hay que conocer el ámbito y encontrar los pozones que tienen mayor profundida­d de agua, ya que es ahí donde los grandes habitan.

Las respuestas no se dieron al instante, el matungo de La Tigra tiene la particular­idad de que, una vez que encuentra nuestro cebo, lo toma y hace desaparece­r por completo la boya; es un pique voraz que nos lleva a estar muy atentos. Finalmente, los grandes flechas comenzaron a activarse, y fue la mano de nuestro guía Cristian Ledesma que despertó la tarde con un ejemplar para deleitarno­s la vista al grito de “¡Copo!” para asegurar esa pieza, que puede llegar a ser el matungo de nuestra vida.

La acción no se terminaba y el peje buscaba fondearse debajo de la embarcació­n hasta que, una vez copeado, logramos izarlo: un matungo que acusó en la balanza 1,910 kg. Los grandes estaban ahí. Pasaron apenas 15 minutos y en el aparejo de Gustavo pudimos divisar otro pique a una profundida­d de unos dos metros. Resultó otro corpulento flecha de plata que rondó los 1,330 kg. Por mi parte, seguí intentando a flote, porque el pique de pejerreyes de 30 a 40 cm estaba muy activo, y obvio que insistí por buscar ese gran matungo bien a flote, pero sin respuesta alguna.

La jornada casi que culminaba y opté por poner línea paternóste­r para despedirme de La Tigra con la suerte de un buen matungo, y allá fui. Organicé los encarnes de los anzuelos con carnada súper grande y a la espera. Valió la pena ese último tiro porque me regaló un gran ejemplar que rondó cerca de un kilogramo. Sin duda, la laguna posee muy buena población de pejerreyes y la cuota de 25 piezas se logra sin dificultad, gracias a los seguimient­os y los cuidados de su propietari­o, Fernando Ambrosius.

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 ??  ?? Para esta temporada de pejerrey, la laguna La Tigra presenta ejemplares increíbles: portes sorprenden­tes que pueden superan los 2,500 kg. Y se pueden pescar tanto de costa como embarcado.
En este ámbito lacustre se recomienda buscar a los más grandes con poco viento y carnadas voluminosa­s, como lo muestra Cristian Ledesma con esta pieza de 1,910 kg.
Para esta temporada de pejerrey, la laguna La Tigra presenta ejemplares increíbles: portes sorprenden­tes que pueden superan los 2,500 kg. Y se pueden pescar tanto de costa como embarcado. En este ámbito lacustre se recomienda buscar a los más grandes con poco viento y carnadas voluminosa­s, como lo muestra Cristian Ledesma con esta pieza de 1,910 kg.
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 ??  ?? Con líneas de flote y una profundida­d de brazoladas de 40 a 60 cm logramos buenos ejemplares, siempre encarnando con mojarra viva y una pequeña tirita de filete de dientudo. El uso del copo es imprescind­ible para asegurar la captura.
Con líneas de flote y una profundida­d de brazoladas de 40 a 60 cm logramos buenos ejemplares, siempre encarnando con mojarra viva y una pequeña tirita de filete de dientudo. El uso del copo es imprescind­ible para asegurar la captura.
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 ??  ?? Por momentos divisábamo­s el cardumen de pejerreyes jugando entre nuestros aparejos, y hasta logramos varios dobletes durante la jornada. Dos mojarras vivas por anzuelo fue la carnada predilecta de las flechas.
Por momentos divisábamo­s el cardumen de pejerreyes jugando entre nuestros aparejos, y hasta logramos varios dobletes durante la jornada. Dos mojarras vivas por anzuelo fue la carnada predilecta de las flechas.
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 ??  ?? El cierre de jornada, junto a la caída del sol, fue la clave para dar con estos matungos. Los buscamos con líneas paternóste­r (barranquín) en profundida­des que oscilaron entre los 2 y 4 m. Lo bueno es que el pez no se inclina por un único color de boyas, lo que nos permitía una gran elección en modelos y gamas de colores.
El cierre de jornada, junto a la caída del sol, fue la clave para dar con estos matungos. Los buscamos con líneas paternóste­r (barranquín) en profundida­des que oscilaron entre los 2 y 4 m. Lo bueno es que el pez no se inclina por un único color de boyas, lo que nos permitía una gran elección en modelos y gamas de colores.
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 ??  ?? La mojarra viva grande marcó la diferencia del día. El encarne se hace de cabeza a cola, dejando libre la parte fija del anzuelo. La alegría de Gustavo y Cristian dan fe de los resultados.
La mojarra viva grande marcó la diferencia del día. El encarne se hace de cabeza a cola, dejando libre la parte fija del anzuelo. La alegría de Gustavo y Cristian dan fe de los resultados.
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