Tiempo de tarus nómades.
Relevamos laguna El Burro, un espejo en el Km 135 de la Autovía 2 con importantes ejemplares.
Relevamos laguna El Burro, un espejo en el Km 135 de la Autovía 2 con importantes ejemplares.
Con el fin de la temporada veraniega aproximándose y el otoño todavía con pronóstico de temperaturas altas, decidimos ir por tarariras en bait cast a la laguna El Burro, aunque en realidad no solo usamos gomitas, sino también carnada. Desde Capital Federal se llega muy rápido por la Autovía 2, y el ámbito cuenta con muy buenos servicios tanto para el pescador deportivo como pa ra los aca mpa ntes. Según Federico Balda, nuestro anfitrión y guía local, previo llamado a Matías Rocha, titular del concesionario del club de pesca local, estaban saliendo ejemplares muy robustos que podían superar los cuatro kilos de peso. La única consigna era que se trataría de pesca con devolución: la especie está en veda permanente casi todo el año, por lo que había que mantener su reproducción y conservar el ámbito en su estado natural.
Cuando llegamos junto a Alberto Frontoni y Luis Gestal, observamos que la laguna presentaba bajo caudal de agua debido a que las precipitaciones no llegaron en abundancia a la zona de Chascomús, por lo que sus afluentes principales –el Canal 18 que vuelca sus aguas cuando desborda y el canal Adela– no pudieron aportarle fluidos. Sin embargo, El Burro es un ámbito que tiene mucho alimento, por eso las especies sobreviven, pero no se encuentran en los mismos sitios que en otras oportunidades, lo que representa un desafío para el pescador porque no solo cambia de lugar, sino que lo que también se modifica la geografía del espejo.
El lugar escogido
La primera parada fue en un punto donde el agua se encon
traba planchada y poco viento: la Bahía del Alemán, sitio muy propicio para tiros de caña tanto con boyas Plop como con la carnada natural de dientudo vivo y fresco –la única que da resultado–. También probamos una línea con sonajero, armada con una boya ping-pong de 50 mm, la cual rinde mucho en este ámbito porque la pesca se realiza a la espera.
La técnica: medir con el remo la profundidad del lugar y levantar del fondo unos 15 cm la brazolada del anzuelo para que las tarariras puedan ver la carnada, debido a que el agua se encuentra turbia a causa de las bajas profundidades. Con esta técnica, Alberto pudo clavar la primera cerca de un juncal en donde la boya corrió hacia un costado lentamente y, luego de hundirse en su totalidad, pegó una gran corrida. Para poder trabajar con más precisión y no perder el pique, bajamos del bote hasta que logramos acercarla: la primera captura acusó 2,5 kg de peso. Por su parte, el guía, realizando lances hacia la costa con ranas de látex y en lugares de baja profundidad, pudo izar un ejemplar que superó holgadamente los 3 kg.
Cuando llegó el mediodía, el sol realmente se puso fuerte y la temperatura superó los 25 ºC. Hacía bastante calor, por lo que decidimos hacer una parada de almuerzo, hidratarnos y salir a las cuatro de la tarde hacia los lugares que nos quedaban por relevar para dar con los trofeos que encierra este ámbito. Así fue como nos acercamos hacia una costa de aguas más claras y bajamos de la embarcación para poder tirar entre las espadañas y los juncos. Los tres tuvimos respuestas positivas con ejemplares de entre 2 y 3,5 kg de peso. A juzgar por el resultado, El Burro está con excelentes taruchones y se perfila como muy buen ámbito para la temporada de pejerrey, ya que navegando vimos importantes cardúmenes de esta especie. Solo sería ideal que las precipitaciones lo ayudaran a aumentar el caudal.