Weekend

6 pueblos para escaparse a comer.

Cortines, Lima, Gouin, La Paz, Pipinas y Vagues unidos a través de gastronomí­a y actividade­s para disfrutar al aire libre y escapar del encierro de la pandemia.

- Por Marcelo Ruggieri.

Cortines, Lima, Gouin, La Paz, Pipinas y Vagues unidos a través de la gastronomí­a y de actividade­s para disfrutar al aire libre y escapar del encierro de la pandemia en las proximidad­es de Buenos Aires.

Amplios espacios, aire libre, naturaleza, tranquilid­ad y cercanía de la Capital Federal; combo perfecto para estos tiempos de pandemia. Una recorrida por seis pueblos situados a no más de 150 km de la Ciudad de Buenos Aires, con buena gastronomí­a y alternativ­as muy distendida­s para disfrutar durante el día.

> Cortines.

La tranquilid­ad pueblerina se nota a cada paso en este pequeño pueblo del partido de Luján que se originó con la llegada del ferrocarri­l. Su nombre proviene del político sanjuanino Segundo José Cortines, quien fuera juez y colaborado­r de Mitre y Sarmiento. El pueblo nació en 1888; y hoy, curiosamen­te, todavía pueden verse carteles donde Cortines está escrito con “S” final y en otros con “Z”, dado que en distintos escritos el apellido aparece de las dos formas. Aún pasa el tren y su estación es puesto ferroviari­o y centro cultural, conservand­o un añejo molinete y un vistoso aljibe. Frente a las vías, todo se concentra en el boulevard Muñiz, plagado de tupida arboleda. En sus laterales se suceden varias casonas, algunas de ellas convertida­s en pintoresco­s restaurant­es con mesas al aire libre, tales como las esquinas de Obayca, antiguo almacén de ramos generales con muy buenas picadas, pastas caseras y parrilla bien variada (Tel.: 02323-488494 o 011-3015-2189) y la de Tessone, vieja pulpería convertida en salón comedor con exquisitas carnes asadas y sus vegetales a la espada, especialid­ad de la casa (Tel.: 02323-488489 o 011-6267-1616); o bien la finca de campo Las Moras con su amplio espacio verde bien arbolado para comer debajo de los fresnos (Tel.: 02323-488440). Resalta además la moderna y sencilla capilla del Santo Cristo, construida en 1964; y un predio deportivo e infantil ubicado junto a las vías. Antes de llegar al pueblo, merece una parada la construcci­ón abandonada de la estación de servicio, situada a la vera de la Ruta 7 (mojón 77) donde aún resiste su clásica estructura y aquel añejo cartel de YPF, ideal para los amantes de los recuerdos y la fotografía.

> Gouin.

Aroma a pan recién horneado…, costumbre del bar Don Tomás ubicado desde 1940 en una de las esquinas céntricas del pueblo y en donde los platos caseros (pastas, empanadas, parrilla) y los clásicos pastelitos locales, son imperdible­s (Tel.: 02325-657425). En este pequeño poblado habitan poco más de 100 almas, entre casonas de antaño con nutridas parras y plantas florales, calles de tierra, mucho campo, paisanos a caballo y gallos cacareando.

Gouin forma parte del partido de Carmen de Areco y celebra cada año la Fiesta Provincial del Pastel (ver recuadro). Entre otras alternativ­as, frente al bar Don Tomás subsiste el almacén de ramos generales “El 13” donde se encuentra de todo; la placita San Martín con su curioso monumento a las pasteleras, la sencilla capilla San Agustín junto al típico rancho La Matera (hoy oficina de turismo); y el Sportivo Gouin con su otrora cancha de pelota paleta.

Hay además un complejo con refugios camperos y un camping agreste para pasar más de un día. La estación de tren, inactiva desde 1990, es otro sitio para comer. La construcci­ón de estilo francés (1906), hoy es un restaurant­e de campo donde las empanadas y las pastas caseras son para tener en cuenta (Tel.: 02273-407145). El lugar conserva el mobiliario y variados objetos de aquella época en la que el tren alguna vez también pasó...

>La Paz.

Cuando se ingresa por su único camino, da la sensación de estar en un pintoresco paraje más que en un pueblo. Se sitúa a escasa distancia de Roque Pérez, ciudad cabecera; y en cada enero se realiza la Noche de los Almacenes debido a los distintos y emblemátic­os recintos que se concentran aquí y en los alrededore­s. El homónimo y añejo almacén de

ra ramos generales aabr abrió sus puertas en 185 1859 y jamás cerró. Su parred pared frontal, de rabioso amarillo y grandes letras negras, resalta desde el camino. Adentro, el legendario mostrador junto a antiquísim­os estantes y cajoneras, prestigian el salón. “Detrás del boliche se encuentra la pulpería –explica Mabel, anfitriona del lugar–, habilitada por Juan Manuel de Rosas en 1832 y a la que solía visitar Juan Moreira en su paso por estas regiones”. Hay un sector convertido en museo y un viejo frontón de pelota (Tel.: 02227-4192273).

El camino gira a la derecha y ahí nomás otras dos joyitas” de antaño. La Estafeta, histórica construcci­ón de 1884 que cumplía servicios postales y telegráfic­os, pero ahora oficia como restaurant­e de campo con buenas pastas, carnes asadas y guitarread­a; y el Cine Club Colón, única sala rural bonaerense que aún funciona. Cuenta con un vistoso escenario y pantalla de proyección, pequeño palco, coqueta boletería y paredes decoradas con afiches de destacadas películas. La sala es el principal punto de reunión en estas latitudes donde viven apenas 200 personas. Cine, cantina, teatro y generador de eventos a la vez. “Aquí almorzamos y merendamos, degustando exquisitos fiambres, quesos, empanadas, dulces y sándwiches…, un placer”, afirma José, encargado del lugar (Tel.: 02227-444863). Por el mismo camino, a poco de andar se ubica desde 1930 el almacén San Francisco en una clásica esquina de campo. Largo mostrador de madera, estantería­s, paredes de adobe, mesas y sillas de antaño (Tel.: 011-5568-0407). Una verdadera reliquia, la que aún hoy sigue siendo el súper del poblado y el sitio de encuentro de numerosos parroquian­os.

>Lima.

Esta tranquila localidad destaca su plaza Mitre y, frente a ella, la delegación municipal y la iglesia San Isidro Labrador de una sola nave y dos altares en cada uno de sus laterales. Pertenece al partido de Zárate y es sede de la primera central nuclear construida en la Argentina. Atucha es una realidad imperante con las dos cúpulas gigantes de sus nucleares centrales asomando al Paraná de las Palmas, que suele estar poblado de kayaks, canoas y variadas embarcacio­nes. Atucha I se activó en 1974, mientras que Atucha II en el año 2014 (Tel.: 0115129-5600/5700). Por un camino

de tan sólo tres kilómetros que conduce hasta la zona ribereña del río, se llega al Club de Pesca Lima fundado en 1958, que ofrece muelles pesqueros, buena arboleda, sectores de camping, playa y bungalows para pernoctar (Tel.: 03487-663561/481813).

> Pipinas.

Al costado de la ruta se extiende este poblado del cual Claudia Díaz, integrante de la cooperativ­a “Pipinas Viva”, nos cuenta su historia. “El pueblo se fundó en 1913, siendo Las Pipinas su nombre original, ya que refería al apodo de dos pequeñas hermanas que vivían en la zona. En aquellos años, don Benjamín Barreto (encargado de nominar a las nuevas estaciones de la región), bautizó con ese nombre a la flamante estación a raíz del profundo cariño que tenía por esas niñas”. Apenas se ingresa, resaltan algunos puestos de quesos y embutidos; y El Carrito de la 36 donde se pueden disfrutar de buenas parrillada­s (Tel.: 02221- 492006). Ya dentro del pueblo, las calles se colman de arboledas en galería, dando un encanto muy particular.

Pipinas pertenece al partido de Punta Indio y creció por la cementera Corcemar que se

instaló en 1938 para explotar los grandes yacimiento­s de conchilla de la región. Su planta fabril incluía un gran horno de cemento y una imponente chimenea, lo que hoy forma parte del sendero turístico. También un hotel, actualment­e restaurado y abierto al turismo con muy buenas comodidade­s (Tel.: 02221-492144), casas para empleados (hoy habitadas por los pobladores del lugar) y un centro recreativo y deportivo. En 1991, la empresa fue comprada por Loma Negra y perduró hasta su cierre definitivo en 2001. Actualment­e, en este predio se asienta el sorprenden­te Centro Espacial Punta Indio que lleva adelante el proyecto Tronador II y III, tendiente a desarrolla­r cohetes completame­nte argentinos en su base lanzadora para fines satelitale­s. Impacta la presencia de un simbólico cohete, muestra fiel de este interesant­e emprendimi­ento.

“Entre otros atractivos –comenta Claudia– figuran las caminatas a las antiguas canteras y el paseo por el colorido Museo a Cielo Abierto (MAPI), que ofrece una serie de grandes murales pintados por distintos artistas en paredes de viviendas y establecim­ientos, plasmando dibujos sobre personajes, flora, fauna e historia de la población”.

> Vagues.

La pequeña urbe cuenta con 100 habitantes y pertenece a San Antonio de Areco. Tras una larga recta de acceso aparece la Posta de Vagues, portal de entrada y auténtico hotel de campo donde también se puede almorzar en medio de un gratifican­te paisaje campestre (Tel.: 011-3231-4902 o 0232645100­8); y lindero al complejo, el interesant­e galpón de antigüedad­es con numerosos objetos.

El camino continúa, tuerce a la derecha cruzando las vías y gira a la izquierda para prolongars­e unos 800 metros hacia la zona rural. Pocas casas, mucho verde, la moderna parroquia y el Hogar San Camilo que alberga a personas discapacit­adas. Enfrente la estación del tren, hoy inactiva como ocurre en tantos otros pueblitos del país. Allí, bajo unos árboles escuchamos a Lito, guía arequense que alude al pasado del lugar. “En 1730 se afincaron aquí varias familias, entre ellas la de José Bagues, encargado de la guardia de Luján en el control de mercadería­s. Don José poseía gran cantidad de vacas, caballos y mulas, y fue capitán blandengue durante las guerras fronteriza­s. De él viene su nombre, aunque al pueblo se lo conoce con ‘V’, debido a la falta de reglas ortográfic­as en libros de aquel entonces, e incluso hay documentos parroquial­es que llevan la ‘B’ original en el apellido de este pionero militar”.

La estación ferroviari­a data de 1894 y fue clausurada en 1992. En el año 2012 se restauró y hoy es el Centro de Interpreta­ción Ferroviari­o, que a modo de museo brinda en sus salas la vida del tren plasmada en videos, láminas, maquetas y testimonio­s de antaño (Tel.: 02326-453165). Este simpático pueblito, además de recorrerse en auto, resulta ideal para realizar paseos en bici, cabalgatas y caminatas guiadas.

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 ??  ?? Cartelería de caminos rurales corroída por el tiempo que aún perduran.
Cartelería de caminos rurales corroída por el tiempo que aún perduran.
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Arriba izquierda: muelle del Club de Pesca Lima y tentadora picada en un restaurant­e de Cortines. Centro: simbólico cohete en el Centro Espacial de Pipinas. Arriba: otro espacio gastronómi­co, en este caso creado en la vieja estación de Gouin.
 ??  ?? Arriba: Circuito de las Canteras y uno de los murales del Museo a Cielo Abierto, ambos en Pipinas. Der.: almuerzo en Las Moras, complejo rural de Cortines.
Arriba: Circuito de las Canteras y uno de los murales del Museo a Cielo Abierto, ambos en Pipinas. Der.: almuerzo en Las Moras, complejo rural de Cortines.
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Las tortas fritas fritas, todo un clásico en las meriendas campestres. Si bien su origen es alemán, se cree que llegaron al Río de la Plata de la mano de inmigrante­s españoles.
 ??  ?? Arriba: estación Lima del FF.CC. Mitre (Buenos Aires-Rosario), intermedia entre Zárate y Baradero. Centro: La Paz, cocina de campo en el almacén, y el cine rural.
Arriba: estación Lima del FF.CC. Mitre (Buenos Aires-Rosario), intermedia entre Zárate y Baradero. Centro: La Paz, cocina de campo en el almacén, y el cine rural.
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 ??  ?? Arriba: Vagues, su museo ferroviari­o y la Posta de Vagues, hospedaje y comedor. Derecha: el bar Don Tomás, en Gouin.
Arriba: Vagues, su museo ferroviari­o y la Posta de Vagues, hospedaje y comedor. Derecha: el bar Don Tomás, en Gouin.
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