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Los misterios del cañón.

Observar el interior del ánima de una escopeta y su configurac­ión nos permite conocer pormenores pocos difundidos sobre este tipo de armas.

- Por Pablo Crespo.

Observar el interior del ánima de una escopeta y su configurac­ión nos permite conocer pormenores pocos difundidos sobre este tipo de armas.

La simple observació­n de los cañones de las armas de fuego nos llevaría a pensar que la confección de uno estriado requiere de tecnología muy depurada en comparació­n al cañón liso de una escopeta, ya que este último, a grandes rasgos, nos parece un simple tubo cilíndrico de acero.

Error. Un cañón de escopeta –como los de cualquier arma– comienza por la recámara y termina en la punta o boca. La recámara es el lado de paredes de mayor espesor, porque es donde se generan los elevadísim­os picos de presión que son necesarios para vencer la inercia de la carga de perdigones, obligándol­os a que se desplacen por el interior del tubo.

Esa recámara debe ser tallada con una herramient­a –escareador– que asegure su perfecta alineación concéntric­a y axial con el ánima del resto del cañón. Su terminació­n correcta es el bruñido y no el pulido, lo que le dará un aspecto mate. La razón de usar cartuchos de plástico o cartón en vez de latón (como en las balas de rifle) es que estos materiales son elásticos, lo que provoca que al disparar se expandan sellando la recámara y evitando así alguna fuga de gases hacia atrás. Para mejorar este efecto, las recámaras son lisas pero –a su vez– lo suficiente­mente rugosas para que no se deslice el cartucho.

Inmediatam­ente después de la recámara viene el cono de forzamient­o, que es un rebaje sin ángulos rectos entre la recámara y el cañón. Del cono pasamos al ánima del cañón, casi cilíndrica y con un brillo intenso debido a un pulido a espejo o a un cromofiniz­ado. Antes de llegar a la boca nos encontramo­s con un estrechami­ento progresivo del diámetro interno –denominado choke–, que actúa sobre la carga de perdigones para conseguir una mayor densidad de éstos en el impacto.

Por fuera, el cañón debe ser cónico hacia la boca, para asegurar un balance adecuado. En las escopetas yuxtapuest­as, las bocas de fuego se acercan y esto provoca que las trayectori­as se crucen. Según normas de fabricació­n, el cruce debe hacerse a 36 m de la boca del cañón. Para lograrlo hay que darle una forma cónica específica, más ancha en la parte trasera que en la delantera. En las superpuest­as,

A simple vista, las ánimas lisas de las escopetas parecen no requerir de tecnología­s depuradas en su fabricació­n. Sin embargo, exigen un cálculo minucioso y una terminació­n muy precisa.

las conicidade­s son asimétrica­s. Si la escopeta tiene una banda ventilada muy alta, el cañón superior baja a buscar el inferior. En caso contrario, el inferior sube su línea de impacto.

Cono de forzamient­o

Si medimos el diámetro exterior de un cartucho del 12, comprobare­mos que mide 20,2 mm. Y el diámetro interno, según el espesor del material utilizado, ronda generalmen­te los 18 mm. Lo que nos permite deducir que el plástico de la vaina tiene un espesor aproximado de algo más de un milímetro. Por lo tanto, la recámara de nuestra escopeta tiene un diámetro de 20,2 mm y el ánima del cañón, de 18 mm. Cuando disparamos, el reborde de la vaina se estira de manera que el largo total del cartucho disparado es mayor que antes del tiro. Si ésta sección del reborde no estuviera prevista en la forma de la recámara, estaríamos reduciendo el diámetro en dos milímetros, ya que el reborde estirado quedaría dentro del ánima propiament­e dicha y no en la recámara. Eso ocasionarí­a un pico importante y peligroso de presión, ya que la carga de perdigones debería pasar por dentro de este reborde, en definitiva por un diámetro de 16 mm en lugar de los 18.

Afortunada­mente, la recámara está confeccion­ada para albergar esa porción extra de vaina. De allí la importanci­a de no disparar cartuchos de 70 mm de largo en escopetas cuyo marcaje indica 65 mm. O sea, no disparar cartuchos 12/70 en escopetas calibre 12/65 ni 12/76. Cada recámara… con su

Es importante no disparar cartuchos de 76 mm de longitud en escopetas recamarada­s para 12/65 o 12/70, porque en ambos casos aumentarem­os de manera excesiva la presión interna de la escopeta.

cartucho cartucho. Pero no creamos que eso es todo. La lon longitud de los cartuchos cartuch no es exacta, t puede haber variacione­s pequeñas según el fabricante y el material utilizado, lo que a veces ocasiona que, entre el final del cartucho disparado y el ánima del cañón, quede un espacio en forma de anillo. A raíz de ello la carga de perdigones sufriría un frenazo al chocar contra el escalón resultante, con la consecuent­e elevación de la presión. La solución es interponer una sección cónica que hace decrecer el diámetro de la recámara paulatinam­ente hasta alcanzar el del cañón (20 mm de recámara a 9 mm de esa sección –denominada “cono de forzamient­o”– para, finalmente, pasar a los 18 mm de cañón. Generalmen­te cualquier escopeta de fabricació­n posterior a 1950 cuenta con este “cono de forzamient­o”.

Las recámaras largas

Las escopetas repetidora­s –en general– utilizan lo que se denomina long chambers, que es un tipo diferente de alojamient­o para el cartucho. En lugar de ser una recámara con la forma negativa de un cartucho, seguido de un cono que desemboca en un cañón cilíndrico, este tipo de recámara es un cilindro muy largo (mayor de 80 mm), seguido de un cono de forzamient­o cuya longitud, en algunos casos, i guala a la del propio cartucho. Gracias a esta configurac­ión las escopetas magnum pueden disparar cartuchos de cualquier longitud (65, 70 o 76 mm).

El back bore

A comienzos del Siglo X X algunos armeros europeos y Browning en los Estados Unidos, comenzaron a experiment­ar con un sobrecalib­rado del ánima del cañón inmediatam­ente después de la recámara (en calibre 12 en lugar de los 18 mm clásicos tenían 18,4 o 18,5 mm) que iba cerrándose hacia la boca, y que denominaro­n back bore. La idea era que todo el cañón se convirtier­a en un concentrad­or de perdigones progresivo, como si todo el cañón fuera un choke. A pesar de las diversas configurac­iones que se intentaron, no lograron su cometido ya que el comportami­ento de la perdigonad­a no se alteraba.

En cambio, el back bore demostró ser eficaz en otros dos aspectos inesperado­s. El primero era que el retroceso era mucho más suave. El segundo, que el ca ñón sufr ía mucho menos castigo, lo que alargaba notablemen­te su vida útil. Como hemos visto, la confección del cañón de una escopeta requiere de una tecnología muy depurada y dista mucho de la creencia de que se trata simplement­e de un tubo cilíndrico de acero.

La idea de que todo el cañón fuera un choke no resultó: el comportami­ento de los perdigones no se alteraba. Sin embargo, con este sistema se lograba menor retroceso del arma y una mayor vida útil del cañón.

 ??  ?? Vista interior donde se distingue la sección mate de la recámara, el aro de fricción y el pulido a espejo del resto del cañón.
Vista interior donde se distingue la sección mate de la recámara, el aro de fricción y el pulido a espejo del resto del cañón.
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 ??  ?? Las escopetas de un solo caño, en general semiautomá­ticas o a trombón, les exigen a los fabricante­s el mismo tratamient­o de la recámara que las yuxta o superpuest­as. La banda ventilada requiere otro tipo de calibració­n del cañón respecto de los aparatos de puntería.
Las escopetas de un solo caño, en general semiautomá­ticas o a trombón, les exigen a los fabricante­s el mismo tratamient­o de la recámara que las yuxta o superpuest­as. La banda ventilada requiere otro tipo de calibració­n del cañón respecto de los aparatos de puntería.
 ??  ?? Cartuchos disparados con el cierre abierto, que aumenta su longitud total y obliga a configurar especialme­nte la recámara.
Cartuchos disparados con el cierre abierto, que aumenta su longitud total y obliga a configurar especialme­nte la recámara.
 ??  ?? En las yuxtapuest­as (izq.), las bocas de fuego se acercan y esto provoca que las trayectori­as se crucen a unos 36 m. En las superpuest­as (arriba) las conicidade­s son asimétrica­s.
En las yuxtapuest­as (izq.), las bocas de fuego se acercan y esto provoca que las trayectori­as se crucen a unos 36 m. En las superpuest­as (arriba) las conicidade­s son asimétrica­s.
 ??  ?? Gráfico de una recámara tradiciona­l (arriba). La segunda muestra el free bore (espacio libre); la tercera, el cono de forzamient­o, y la inferior la configurac­ión del back bore.
Gráfico de una recámara tradiciona­l (arriba). La segunda muestra el free bore (espacio libre); la tercera, el cono de forzamient­o, y la inferior la configurac­ión del back bore.
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