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Toledo: la mejor puerta de entrada a España.

Un poco de historia, otro tanto de rica comida y mucho de caminata para recorrerla entre sus murallas. La ciudad vale mucho más que una simple escapada.

- Por Patricia Daniele.

Un poco de historia, otro tanto de rica comida y mucho de caminata para recorrerla entre sus murallas. La ciudad vale mucho más que una simple escapada.

Ala preciosa ciudad de Toledo, por estar a apenas 72 kilómetros de Madrid hacia el sur, no se le presta toda la atención que merecen sus fortificac­iones y templos. La mayoría va en tren a pasar el día pero así se pierden muchas cosas. Por ejemplo, tomarse el tiempo para disfrutar de sus mazapanes o de un desayuno típicament­e español (y extraño para nosotros). Pero mejor comencemos por el arribo. El tren desde la cabecera Atocha de Madrid toma media hora en las cómodas formacione­s de Renfe. La ciudad se puede disfrutar a fondo en tres días, que permiten conocer los principale­s atractivos escondidos en el interior de su muralla.

Construida originaria­mente por los romanos, en el año 711 fue conquistad­a por los musulmanes de la mano de Táriq Ibn Ziyad y recuperada en 1085 por Alfonso VI de León. Posteriorm­ente fue parte del Reino de Castilla y Carlos V la convirtió en ciudad imperial. En todo

ese tiempo conviviero­n judíos, musulmanes y católicos. Hoy los vestigios de esas tres culturas se ven y se tocan en sus calles serpentean­tes. Toledo es una ciudad que se recorre caminando, subiendo y bajando sus pequeñas colinas y múltiples escaleras. El ritual marca que hay que visitar las puertas de la ciudad: de Bisagra, de origen musulmán profusamen­te decorada; de Alarcones, despojada; de Alcántara, la más importante de la zona militar; de Valmardón o Bab-alMardum, con una torre defensiCom­enzamos la jornada registránd­onos en el hostal YIT Puerta Bisagra, que está dentro de la ciudad vieja donde, por apenas 40 euros, tuvimos una habitación confortabl­e y cerca de todo. Es parte del programa estatal de rescate de edificacio­nes antiguas pensado para ser modernizad­as y usadas como alojamient­o turístico a bajo costo, gracias a una subvención.

Y después a caminar. Así que allá fuimos, con nuestra tarjeta Toledo Pass blanca, que habilita para ingresar directamen­te a siete iglesias y templos (más cuatro visitas guiadas). Después descubrirí­amos que tanta iglesia en un día abruma y que, en lugar de sacar la pulsera turística con

antelación, se la puede comprar directamen­te en la primera iglesia que se visite y mucho más barata que los 21 euros que pagamos on line, para ir luego a retirarla en la oficina de Toledo Turismo de la calle Armas 17.

Cualquiera pensaría que lo que primero que hay que hacer es justamente el circuito de iglesias y templos, que los hay y muchos. Pues no, nosotros elegimos ir al Alcázar de Toledo, una edificació­n sobr rocas, cuadrada e imponente, que domina la ciudad desde una colina y es hoy un Museo de Armas. Apenas franqueada la entrada, el visitante descubre los restos de un palacio construido en el período romano y de reformas en tiempos de poderío musulmán. El precio del ticket es de 5 euros y los domingos es gratis.

En cuanto a la exhibición, en el interior del museo hay de todo, desde armaduras, trajes rituales, sables y pistolas hasta un moderno helicópter­o BO 105 que pasa sus días descansand­o en la terraza del edificio. Justamente, es el punto culminante del recorrido, para volver concientem­ente al mundo actual y tener una vista panorámica de la ciudad, el río Tajo y sus puentes. Esa terraza equivale a estar en un castillo dentro de otro, ya que las cuatro torres que edificó Alfonso X el Sabio se elevan hacia el cielo toledano, muy por encima de nuestras cabezas.

Espadas y armaduras

Una vez que nos dimos el gusto de visitar el antiguo palacio que fue morada de Carlos V, llegó el turno de conocer los edificios religiosos de la ciudad. Declarada Patrimonio de la Humanidad en 1986, es ideal para un tour fotográfic­o. No teman perderse en su laberinto de calles, porque las sorpresas que deparan son lo mejor.

Es inevitable arrancar por la impresiona­nte y blanquísim­a Catedral de estilo gótico, seguir por la preciosa iglesia de los Jesuitas o la Del Salvador, con sus arcos moros y restos de una excavación en el patio posterior; entrar al Real Colegio Doncellas Nobles,

con la tumba de mármol del Cardenal Sílice. También está Santa María La Blanca, una sinagoga perfectame­nte conservada, y la Mezquita del Cristo de la Luz, del año 999, que no tiene nada que envidiarle a las construcci­ones de La Alhambra.

Souvenires y El Greco

Dejamos para lo último la pequeña iglesia Santo Tomé, cerca de la Plaza del Conde, para ver como todo peregrino la obra más famosa de El Greco: El entierro del conde de Orgaz. Por un lado se accede a la iglesia, de dimensione­s modestas pero llena de pan de oro. Para ver el fresco hay que salir del templo y entrar por otra puerta. Siempre hay mucha gente pero la ventaja es que, por ser una pintura en altura, se la puede ver bien. Luego hay que quedarse en esta zona y pasar por Artesanía Julián Olvia para comprar productos típicos toledanos entre los que el acero damasco tiene un lugar de honor. Algo hay que comprar, aunque sea un abrecartas que representa a escala la espada del Mío Cid por el módico precio de 1,5 euros. El tratamient­o local del metal, desde las espadas y armaduras a una delicada filigrana en negro y oro, es otra caracterís­tica de la zona. Es el mejor lugar para comprar este tipo de piezas. Después hay que seguir bajando (por suerte la calle es un plano inclinado) hasta llegar al Museo del Greco (ver recuadro).

Derecho por la calle Armas se llega hasta el Zocodover, la plaza principal, pequeña y muy simpática, rodeada de edificacio­nes antiguas en las que se ocultan un hotel cinco estrellas, varias tiendas de ropa y de souvenires, restaurant­es y una panadería muy especial: Santo Tomé, especializ­ada en los mazapanes caracterís­ticos de Toledo. Además preparan unos caramelos de lavanda con forma de flor (¡y de color lavanda!) muy originales y unos chocolates rellenos de mermelada de frambuesa que son inolvidabl­es.

Delicias para el cuerpo

En busca de comida fuimos al bar que es punto de encuentro de los tours: el Mercado de San Agustín. Allí hay que probar las papas rotas: un plato local que combina papas fritas, jamón crudo en trocitos y unos huevos fritos arriba, muy rico y para nada pesado. Acompañado por una buena caña (vaso de cerveza tirada y helada) es un clásico español. Un poco oculto en esas calles angostas está el restaurant­e Palacios, que comienza sus días con el desayuno (pan tostado, tomate triturado y aceite de oliva fue el descubrimi­ento aquí) aunque los almuerzos y cenas con frutos de mar son su fuerte. A toda hora del día hay gente.

Un poco hoscos pero muy amables, los locales hacen su parte para que el visitante la pase bien. Y siempre hay mucha gente, los que van por el día, lo que la eligen para algo más que una jornada y hasta contingent­es estudianti­les, ruidosos alumnos de colegios alemanes, franceses, italianos, que tienen en su currícula una escapada cultural a una de las ciudades más preciosas de España.

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De noche es tan linda como de día y da para caminar sin temor. El Alcázar domina compite desde su ubicación privilegia­da con la Catrdral.
 ??  ?? Calles sinuosas para perderse caminando. El desayuno de pan, tomate y aceite de oliva y una de las armaduras exhibidas en el Museo de Armas.
Calles sinuosas para perderse caminando. El desayuno de pan, tomate y aceite de oliva y una de las armaduras exhibidas en el Museo de Armas.
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Iglesias y museos
va; de Alfonso VI; de los Doce Cantos, la más modesta; de Cambrón y la del Sol, con el emblema de la Catedral bajo una luna y un sol. Iglesias y museos
 ??  ?? La famosa Puerta Bisagra, principal entrada a la ciudad amurallada; el Zocodover, la plaza que reúne a todos los turistas; papas rotas, simple y delicioso, y el BO 105 que descansa en el techo del Alcázar de Toledo. Todo un símbolo. FOTO: DAVID BLÁZQUEZ TURISMO DE CASTILLA-LA MANCHA
La famosa Puerta Bisagra, principal entrada a la ciudad amurallada; el Zocodover, la plaza que reúne a todos los turistas; papas rotas, simple y delicioso, y el BO 105 que descansa en el techo del Alcázar de Toledo. Todo un símbolo. FOTO: DAVID BLÁZQUEZ TURISMO DE CASTILLA-LA MANCHA
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 ??  ?? Isabel de Castilla quiso ser enterrada en Toledo, pero se decidió por Granada, última plaza conquistad­a a los moros. La Parroquia de Santiago el Mayor fue una mezquita en el siglo IX. Una vista al jardín de San Juan de los Reyes, y la autora a punto de comprar una armadura.
Isabel de Castilla quiso ser enterrada en Toledo, pero se decidió por Granada, última plaza conquistad­a a los moros. La Parroquia de Santiago el Mayor fue una mezquita en el siglo IX. Una vista al jardín de San Juan de los Reyes, y la autora a punto de comprar una armadura.
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