Weekend

Pejerreyes en los dominios del silencio.

El cordobés río Quillinzo, en las proximidad­es de Villa Rumipal, permitió capturas de pejerreyes en cantidad y calidad. Equipos, técnicas, cebas y sitios para lograr las mejores capturas.

- Rodrigo Cobas. Por

El cordobés río Quillinzo, en las proximidad­es de Villa Rumipal, permitió capturas en cantidad y calidad. Informe sobre equipos, técnicas, cebas y sitios para lograr las mejores capturas.

Embalse Río Tercero arrancó con una temprana temporada de pejerrey. Martín Occhetti, de Pesca Recreativa Córdoba, nos acercó la invitación para realizar un relevamien­to. Una vez en Córdoba, precisamen­te en Villa Rumipal, nos juntamos con Claudio Gaggiofatt­o, Dante Montenegro y Marcelo Leconte en las cabañas Ipachi Naguan, de Cristian Casale. Asado de por medio, nos conocimos y planificam­os la pesca para el día siguiente: distribuir­nos en tres lanchas para visitar algunos puntos estratégic­os de las 5.600 hectáreas del embalse.

A sólo 10 minutos de las cabañas estábamos en la rampa pública del balneario municipal. Bajamos las lanchas y dejamos los vehículos ahí mismo estacionad­os. Nos dirigimos al primer point de pesca: la entrada del río Quillinzo. La reglamenta­ción permite dos anzuelos por pescador, por lo tanto algunos testearon líneas de vuelo con profundida­d regulable mediante un nudo corredizo. Otros, la clásica de boyas yo-yo o chupetonas, que en Córdoba llaman chirimbolo, con brazoladas largas de 1,20 m, sin puntero, pero con la última boya cargada con un pequeño plomo de 5 a 10 g, según lo que la boya permita.

Las líneas

Algunos utilizaron cañas de 4 m y otros bien cortas. En mi caso, opté por un equipo intermedio. Al usar dos boyas o un paternóste­r, preferí llevar una caña de 2,70 m en dos tramos (el distal, macizo de carbono). Adosado al equipo, un reel frontal cargado con multifilam­ento de 15 lb, anzuelos chicos y mojarra viva como carnada. También es caracterís­tico del área la utilizació­n de líneas de tipo balancín, para pescar en las zonas más profundas pegado al barro pero, en este caso, no llegamos a utilizarlo.

Nos dispusimos cerca de la orilla, con poca distancia entre lanchas. Con 4 m de profundida­d, el ecosonda marcaba que el agua estaba a 19 ºC, mientras que la mañana se presentaba muy nublada y ventosa. Fuertes ráfagas de 10 a 12 nudos nos dificultab­an seguir las boyas con la vista. Gareteando, Dante clavó el primer pejerrey de la jornada. Lo llevó al pecho izando su caña telescópic­a de 4 m. Era un pez gordo y bien alimentado, de unos 30 cm. También Claudio en su lancha

consiguió su primera captura de similar tamaño. Ambos amigos han ganado importante­s concursos de pesca de pejerrey, conocen al detalle este refinado arte y, sobre todo, el embalse.

Otros ejemplares

L a fa lta de activ idad y los fuertes vientos nos motivaron a buscar reparo. Adentrándo­nos aún más en la desembocad­ura del río Quillinzo, hicimos una prueba en el sector denominado El Chorrito. En este caso, encaramos la pesca fondeados. También concretamo­s algunas capturas más pero muy espaciadas en el tiempo, como algún bagre sapo. La poca profundida­d oscilaba entre uno y dos metros, y el agua un grado más fría.

Sin perder tiempo, nos movi- mos nuevamente adentrándo­nos bien en la desembocad­ura del río. Utilizamos un ancla de capa para frenar la deriva de la lancha y garetear de Este a Oeste en dirección del viento, desde el resguardo proporcion­ado por los altos paredones, y acelerando hacia las llanura de la costa de enfrente. Para cebar utilizamos una lata de caballa en aceite, a la que le efectuamos varios

agujeritos y la dejamos atada colgando del barco. Cada tanto la agitábamos fuertement­e para ir desmenuzan­do el contenido y acelerando la cebada. Aquí fue donde se marcó la diferencia y todos pudimos pescar unos cuantos pejerreyes. No eran muy grandes, pero sí sanos de entre 25 y 30 cm, y en muchos casos en doblete. El pique resultó entretenid­o, con pejerreyes que tomaban tanto al lado de la embarcació­n como otros que alejaban las boyas, al punto que las perdíamos de vista y sólo sentíamos el pique en el hilo. Técnica que requiere extrema concentrac­ión y agudeza de sentidos.

Sonidos del embalse

El silencio del entorno natural en el cual estábamos inmersos apenas era interrumpi­do por el piar de las aves y el agua golpeando la embarcació­n. A veces se sumaba el feroz clac del cierre del pick up o el sonido creado por la vara cortando el aire a toda prisa en el enérgico cañazo. También el chapoteo del pejerrey cuando lo acercábamo­s al barco.

Al final de cada pierna, a varios metros de la costa de sotavento, remontábam­os a motor para iniciar un nuevo garete. Siempre intentando no llegar a la zona baja de la orilla porque estaba llena de dientudos o mojarrones, como suelen llamarlos localmente. Temprano, alguna leve llovizna nos había amenazado pero, al mediodía, con vientos constantes el cielo había despejado y el calor comenzaba a templarnos. Era el momento ideal para un almuerzo, así que nos juntamos en la costa, debajo del paredón. Mientras Marcelo preparaba una picada, Cristian, Martín y Claudio planificab­an la estrategia a seguir: probaríamo­s un par de piernas más y luego nos dirigiríam­os hacia la playa de Los Alemanes, próxima a la bajada de lanchas. Tras la picada, encaramos unos sándwiches y refrigerio­s para volver a la acción.

Hicimos unos tiritos más en la misma zona y a todo motor fuimos en las tres lanchas hacia el sitio previsto, en donde desemboca el río Santa Rosa. Una zona más profunda y con agua mucho más limpia. Ya teníamos la pesca concretada pero siempre queda el vicio de uno más y nos vamos. Así que, con las últimas mojarras que restaban, completamo­s la cuota. Una jornada muy entretenid­a con promesa de una excelente temporada en el embalse.

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ?? Arriba: rampa gratuita del balneario municipal. Ideal para descender con embarcacio­nes propias y estacionar en el lugar. Derecha: Marcelo, de Cabañas Pura Magia, ofrece salidas guiadas con su embarcació­n.
Arriba: rampa gratuita del balneario municipal. Ideal para descender con embarcacio­nes propias y estacionar en el lugar. Derecha: Marcelo, de Cabañas Pura Magia, ofrece salidas guiadas con su embarcació­n.
 ??  ?? Izq.: el equipo de Dante y Cristian en uno de los tantos garetes cerca de la entrada del Quillinzo. Der.: el tamaño fue muy parejo. Sólo uno devuelto y algún matungo que destacaba.
Izq.: el equipo de Dante y Cristian en uno de los tantos garetes cerca de la entrada del Quillinzo. Der.: el tamaño fue muy parejo. Sólo uno devuelto y algún matungo que destacaba.
 ??  ?? Claudio en su lancha tuvo una gran pesca, teniendo en cuenta cantidad y tamaño que suelen salir en el embalse. Fue el primero en concretar la cuota permitida de 30 ejemplares.
Claudio en su lancha tuvo una gran pesca, teniendo en cuenta cantidad y tamaño que suelen salir en el embalse. Fue el primero en concretar la cuota permitida de 30 ejemplares.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina