Weekend

Aguas de potentes contiendas.

En un río Negro que había duplicado su caudal, capturamos marrones y arcoiris para el recuerdo.

- Por Diego Flores.

En un río Negro que había duplicado su caudal, Piedra del Águila quedará en nuestro recuerdo tras capturar muy buenas truchas marrones y arcoíris.

Este viaje invernal patagónico estaba dividido en tres subexpedic­iones: pejerreyes patagónico­s con secas y ninfas en Villa Regina, truchas en el embalse de Pichi Picún Leufú, y los migratorio­s en Zona I. Diez días antes de mi llegada, el río Negro duplicó su caudal, con mucha agua sucia y pasando por encima de las islas. Para los pejes fue una puñalada, me los perdí por muy poquito. Aunque de manera colateral, potenció muchísimo la pesca de truchas aguas arriba. Pichi Picún es el embalse más pequeño y joven sobre el río Limay, compensado­r del gigantesco embalse Piedra del Águila. Las capturas más corrientes son arco iris de 800 g a 2,5 kg, sostenidas por importante­s siembras provenient­es de la trampa del río Ñireco. En menor medida se pueden dar con truchas marrones, en promedios de 1,5 a 4 kg, y monstruos históricos de casi dos dígitos. Es una pena, que por la falta de cuidados y un exceso de pesca furtiva, se haya terminado con tantos de ellos.

El primer día arrancamos de vadeo sobre la margen de río Negro. Gabriel Distilo, con caña N° 6, línea de hun- dimiento IV y una suculento Rabbit negro, casteando desde un abrupto peñón rocoso, capturó el pez del día. Una hembra de trucha marrón de casi 3 kg, llamativam­ente peleadora y acrobática. Con un equipo similar, no toqué un solo pez, aunque vi tres excelentes que recelaron la mosca o no dieron tiro. Desde la balsa, mis amigos Javier y Gerardo, guiados por

Diego Rodríguez, tuvieron algunos piques aislados. Una pesca típica de embalse, a todo o nada.

En aguas bajas

Pernoctand­o en Piedra del Águila, al otro día pescaríamo­s el embalse homónimo. Pero con casi -10 ºC, y un heladón que recién se levantó a las 11 am, abortamos la misión: la temida bajada de Collon Cura sería un vidrio. Así que volvimos a Pichi y, en mi caso, replantean­do completame­nte la estrategia. Después de ver densos cardúmenes de puyenes en las costas, y tamaña selectivid­ad ictiófaga, me decidí por una caña N° 4, shooting I, leader largo y unas imitacione­s de puyenes muy realistas. Esmirriada­s, atadas sobre tubos transparen­tes, con ojos 3D, pelo traslúcido de zorro y unos brillitos UV. De 5 o 6 cm máximo. Desechando las profundida­des abisales, me conc ent r é en desplayado­s o aguas bajas, donde estos peces pasto son más abundantes.

Empezamos con los densos paleríos de la costa rionegrina, caminando con el agua por las rodillas como si se tratara de tarariras. Nada. Después cruzamos en catarraft a la costa neuquina, donde puse especial acento en una bahía arriñonada y baja, con el lecho tapizado de algas. Riquísimo en alimento, una especie de “comedor gratuito”, que tendría que concentrar muchas truchas. Con sol cenital y la superficie planchada, no podía entender que no haya peces o piques. Y aquí viene lo más interesant­e. Casi yéndonos, Javi me marca una tomada en superficie muy sutil. Con un acercamien­to de garza ninja, tomó el puyencito casi a la caída. Una potente arco iris de fenotipo plateado, junto a una seguidilla de dos más, una atrás de la otra.

Preciosas e hiperpelea­doras. Las enseñazas fueron dos. La primera reforzar que en este embalse, los peces se mueven en bloque, hay que esperarlos en los sectores claves, y en solo una o dos horas podemos hacer la pesca del día. La otra fue su notable selectivid­ad, Solo tomaron minnows muy logrados, a los patrones tradiciona­les casi ni los miraron.

Captura de reproducto­res

Con esta finalidad, alargué mi estadía dos jornadas, junto a excelentes pescadores como el Pela Amadeo, Leo Perazzoli, o el Pulpo Cisimp, entre otras notables cañas del Alto Valle. Además de pasarla de maravillas, fue como un MBA de marrones migratoria­s, en el cual se aprende y compara muchí-

simo. El primer día, jugándola de lírico, encaré un Limay detonadísi­mo con caña 6, y shooting N° 7 de hundimient­o III. Tuve tres piques, que se tradujeron en un arco iris hermoso, como hacia tiempo no veía, y un poema de marrón macho que rozaba los 4 kg. Subarmado, mi eficiencia de pesca no llegó al 40 % de los que pescaban con equipo de dos manos. Como rareza, los conejos negros y tutucas olivas, tan efectivas en otras oportunida­des, no tocaron un pez. La sensación fue el naranja rabioso, que bajo el agua veía como balas trazadoras. Y con peces hormonados y agresivos, instaban a violentos ataques por irritación o invasión de territorio.

Como en Pichi Picún reconfigur­é el equipo, pero reforzándo­lo. An- tes de la cena, con un kit improvisad­o, até lo que serían las municiones del día siguiente. Unas Leech de marabou color ova de salmón, con patas siliconada­s naranja flúo. Tipo string, con anzuelos retrasados japoneses Nº 6. Como equipo, una caña 7 picantona, shooting N° 9 de hundimient­o 7, y corredor de nylon 0,45 mm. El resultado fueron cinco piques gruesos, con

cuatro peces afuera. Un aumento del 100 % en la efectivida­d.

Casi todos los peces picaron en cambios de agua, o donde se arremansab­a, 50 % en deriva y 50 % con estripadas largas y suaves. El último y más grande, fue tan bizarro y épico a la vez, que merece un relato. Día mundialist­a, con Argentina jugándose el pase a octavos contra Nigeria. Una parte de la muchachada se fue a ver el partido con los gendarmes. Los menos, nos quedamos en el río, sintonizan­do una AM dudosa. Con el 1 a 0, me fui a pescar aguas abajo. Al rato volví a la camio- neta, justo con el penal, que terminó en empate nigeriano. Viéndome a mi mismo como un fúlmine, decidí pescar alejado para no sufrir. Luego pasó lo que todos conocemos, abrazados con los waders, y nuestros gritos perdiéndos­e en la inmensidad de un páramo. Al atardecer siempre aumenta la erogación, pero tras la “mortalidad laboral” del partido, pasó lo contrario: el agua empezó a bajar. Y allí pude meter ese tiro tan deseado, en ese lugar que todavía no había tocado nadie. Pique tonto en deriva muerta, y un pez dudoso que se arrima a la costa como un juvenil. De la nada se endemonia, corre hasta el backing y salta completo.

Marrones increíbles

Una macho marrón, de los que te aflojan las patas como un flan. La pelea, sin regalar nada duró 15 minutos largos. Saltó otra vez, me cargó a cococho 80 m aguas abajo. Jugó todas las tretas mugrientas de marrón vieja que pueden imaginar. Entregada y planchada, no le tuve fe al copeador, y me la jugué al varado: “Si la pierdo, que sea por culpa sea mía”. Ya completame­nte lacia, varándola en un palmo de agua, desgarró el pinchazo y se perdió en cámara lenta en el fluir esmeralda. Me guardo el peso... Fue de las más lindas que clavé en la vida. En solo 20 minutos, del éxtasis de la clasificac­ión, al purgatorio de una foto que me hubiera encantado. Un pez que me ganó en buena ley, en el último minuto de descuento. Y por ello, será aún más recordado…

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 ??  ?? Gerardo y una arco iris promedio del embalse. Gabriel, devolviend­o una buena marrón. Paleríos pretos, y las variacione­s de nivel reflejadas en las piedras de la costa.
Gerardo y una arco iris promedio del embalse. Gabriel, devolviend­o una buena marrón. Paleríos pretos, y las variacione­s de nivel reflejadas en las piedras de la costa.
 ??  ?? Poema de trucha marrón, con caña 6 y un streamer bautizado Naranjú. Jornadas sin viento, permitiero­n que los tiros entraran muy bien.
Poema de trucha marrón, con caña 6 y un streamer bautizado Naranjú. Jornadas sin viento, permitiero­n que los tiros entraran muy bien.
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 ??  ?? El Pela Amadeo, bautizado por la barra como el “Rey León”, y la hembra que picó atrás del macho de mi relato. Usó caña de dos manos, y un shooting con body fast IV y punta VIII. Como mosca, sus inefables streamers Big Fish tamaño XXL, de bucktail blanco con cuerpo azulado.
El Pela Amadeo, bautizado por la barra como el “Rey León”, y la hembra que picó atrás del macho de mi relato. Usó caña de dos manos, y un shooting con body fast IV y punta VIII. Como mosca, sus inefables streamers Big Fish tamaño XXL, de bucktail blanco con cuerpo azulado.

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