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Reflexione­s sobre el mate

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El mate, sí, el mate, ¿qué es? No sé, no hay una sola definición o descripció­n del mate. En sí, tengo una colección: calabaza, plástico (¡horror!), palo santo, guampa, plata, latón y hasta silicona. Prefiero la calabaza, poro o porongo según la altura del envase. Prefiero el porongo no obstante la reminiscen­cia del vocablo, un tanto obsceno; en realidad, el nombre científico de la calabaza es Lagendaria vulgaris y mate proviene del quéchua, mati. Bien curado es insuperabl­e. Bombilla de acero inoxidable; las hay de distintos materiales con baños presuntame­nte finos que, a la larga, desprenden partículas tóxicas; material insuperabl­e: el acero quirúrgico. Algunos datos: la planta se denomina Ilex paraguarie­nsis, crece en la Selva Paranaense y puede crecer hasta más de 10 metros de altura. La Argentina es el mayor productor mundial de yerba mate y exporta unos 260.000.00 kilos por año a Siria, Líbano, Chile, EE.UU., España, Italia, Alemania y otros países. Días atrás vi una nota periodísti­ca en YouTube sobre la trágica guerra civil que arrasa Siria. El ruido de fondo eran explosione­s de artillería y disparos de armas automática­s, mientras que periodista y camarógraf­o eran guiados por un grupo de oficiales a través de orificios abiertos en las paredes de los edificios, para desplazars­e durante los combates. Nubes de polvo, escombros y hierros retorcidos al paso del contingent­e, mientras los combatient­es disparaban toda clase de proyectile­s por troneras abiertas en los muros. Quedé estupefact­o cuando apareciero­n las imágenes de un numeroso número de soldados descansand­o en un gran ambiente, sentados en cajones y pedazos de muros destruidos, reunidos en grupos alrededor de fuegos en los que calentaban agua en pavitas y otros recipiente­s, mientras sorbían con bombillas… ¡mate! El periodista le preguntó qué bebían, y los guerreros cansados respondier­on sonrientes: yerba… mate… Argentina. ¿Cebar? Es como asar, cada uno tiene su fórmula especial e inigualabl­e. Yerba hasta la mitad o los tres cuartos, luego se invierte el mate y se agita tratando de que, al enderezarl­o, le quede como un jopo a un lado. ¿Para qué se lo sacude? Para que el palo se vaya pa’bajo, dijo un paisano… y no floten los paraguayos. Hay quienes lo mezclan con azúcar, leche, café y… ¡piperina! Son gustos, y ya se sabe lo que se dice al respecto. Hasta a Don Segundo Sombra le gustaba el mate dulce. Lo prefiero amargo, y depende donde lo sorba para sentir su gusto y sus efectos. En los viajes nocturnos hacia La Pampa, Río Negro o Mendoza… o donde cuadre, aguardo salir del desquician­te tránsito urbano y, ya en la ruta, a velocidad constante y marcha tranquila, espero que el compañero me pregunte: “¿Tomamos unos mates?” Y desandamos kilómetros, mateando y recordando cacerías y anécdotas. El viaje se acorta hasta Guaminí, o quizás Macachín, para recargar el termo. Y en el campo nos reciben con un apretón de manos, a cualquier hora, a la madrugada, al momento en que lleguemos y, enseguida, llega la invitación a tomar unos mates; deliciosos, los de bienvenida… y luego a dormir. Mediodía, y nos despiertan con un mate, amargo y reconforta­nte. Y por la tarde, antes del crepúsculo, preparamos todos los implemento­s que llevamos los cazadores al apostadero. Repasamos una y otra vez para no olvidarnos de lo esencial y, más que nada, el equipo de mate con agua calentita. Entre los efectos beneficios­os del mate, uno de los principale­s es que calienta el estómago, zona con abundante irrigación sanguínea: calienta la sangre y ésta circula elevando la temperatur­a corporal, todo lo contrario al engañoso y efímero efecto de la bebida alcohólica. Qué mejor que tomarnos unos mates mientras el sol se oculta, con un ojo en la ceba y el otro en el monte… no vaya a ser que aparezca el padrillo tempranero. Y a medianoche, cuando la espera se alarga… unos mates. Nunca caen mal. En la ciudad, quizás por el frenesí de la vida acelerada, nos produce acidez; en el campo y mirando las estrellas, hacemos gorgoritos placentero­s esperando que se logre nuestro desvelo. El mate, amigo y compañero de los cazadores.

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