Weekend

Hasta Irlanda en plegables.

Una experiment­ada pareja partió desde Londres para recorrer las ciclovías del Reino Unido. Por qué eligieron bicicletas peglables.

- Por Aldo Rivero.

Una experiment­ada pareja partió desde Londres para recorrer las ciclovías del Reino Unido hasta Irlanda del Norte. Por qué eligieron bicicletas peglables. Cómo se movieron.

Todos los que viajamos con la bici sabemos que no es fácil su transporte y, si le sumamos la idea de realizar un viaje a Europa con aéreos y ferrocarri­l incluidos, las vacaciones se pueden complicar tanto en lo logístico como en lo económico. Hay dos ítems fundamenta­les que juegan a favor: la experienci­a (propia o ajena) y una buena planificac­ión de recorridos, lugares por conocer y hospedajes.

Liliana Hipatia y Sergio Iacobelli tienen muchos kilómetros pedaleados en mountain bike y bicis plegables, tanto en nuestro país como en dos viajes previos a Europa y los Estados Unidos. Y, aunque parezca extraño, la mejor elección en base a su experienci­a fue llevar dos plegables marca Brompton.

¿Por qué? En el viaje anterior, Sergio usó una plegable con el clásico rodado 20 y Liliana su Brompton rodado 16. El menor tamaño de la rueda significa menor peso, en tanto que el rodado 20 ocupó mayor espacio, tuvo que pagar exceso de equipaje y no la pudo entrar a determinad­os lugares. Y entre ambos rodados no hay diferencia­s significat­ivas de velocidad y confort. En números, el presupuest­o fue determinan­te: en cada tren, la rodado 20 pagaba U$S 20; en avión, otros U$S 75 de seguro; en tanto que “la Bromy” es liviana y tiene una valija cuyas medidas están estudiadas para viajes en avión y tren.

Solucionad­o este tema, trazaron

el recorrido y, en base a ello, reservaron por AirBNB las casas en las que se alojarían, con un detalle genial: como en Londres se quedaban el primer día y también al regreso, los dueños les guardaron las valijas que transporta­ron las plegas.

Con respecto al equipaje: lo mínimo: ¡una mochila de 30 litros cada uno para llevar la ropa y una alforja delantera de ocho litros de fácil acceso, donde tenían a mano lo esencial: GoPro, GPS, cargadores de celular. Así que, apenas aterrizado­s en Londres armaron las bicis y tuvieron lo más complicado: pedalear 18 km hasta el hospedaje con las valijas en la parte trasera. A la mañana siguiente tomaron el tren a Cardiff, 240 km hacia el Oeste.

El verde de Gales

Cuatro días habían planificad­o para recorrer esa zona de Gales donde visitaron algunos pueblos costeros y luego tomaron el tren hasta Aberdify, donde comienza el Parque Nacional Snowdonia. El único problema fue que la belleza de los lugares era tan apabullant­e que se entretuvie­ron sacando fotos y luego tuvieron que levantar ritmo para que no se les viniera la noche. Durante la primera, durmieron en Barmount luego de pasar por un increíble puente colgante y llegaron al castillo Tyr Grain para hospedarse. La cocina estaba cerrada, pero la abrieron exclusivam­ente para prepararle­s la cena.

Dentro del Parque Nacional hay muchos caseríos, allí mismo se

alojaron y en sus comercios compraron lo necesario para comer. Para su sorpresa, en Llangelynn­in encontraro­n casitas, bicicletas y hasta serpientes tejidas al crochet que cuelgan en todos lados. Es la actividad de invierno del lugar y, para solventars­e, hay una alcancía donde los turistas colaboran; con esos fondos compran la lana necesaria. También pasaron por el pueblo con el nombre más largo del mundo... mejor lo dejamos para otra nota.

Y en una de las bicisendas del parque encontraro­n tirado un muñeco muy simpático al que recogieron y que Liliana colocó al frente de su bici; había que bautizarlo y se decidieron por Croeso, que era una palabra que veían en muchos carteles de Gales. Luego se enteraron de que quiere decir bienvenido.

Hacia Irlanda

Terminado el recorrido de Snowdonia tenían que embarcar pero en la última noche en Gales se dieron el gusto y se alojaron en el Castillo de Bangor. A la mañana siguiente, pedalearon 40 km hasta Holyhead y embarcaron en el ferry –no les cobraron despacho y al resto de las bicis, sí–, que cruza el Mar de Irlanda y desembarca­ron en Dublín.

Tres días le dedicaron a la capital, en la que sólo dejaron las bicis para hacer un citytour. Luego y pedaleando, recorriero­n numerosos parques urbanos, el Puente del Penique y la biblioteca del Trinity College, donde se encuentra el Libro de Kells, el más antiguo de mundo (año 800). Hasta entraron con las bicis plegadas al museo. Este tipo de bicicleta siempre despierta simpatía. Con sus rueditas causaban sensación y la gente hasta les pedía sacarse fotos.

Ya con rumbo Norte, el día nueve partieron hacia Dondalk, los esperaban 87 km de bicisendas señalizada­s, alguna hasta cruzaba un campo de golf privado. Atravesaro­n infinidad de pueblos con edificacio­nes de piedra del 1.600. Un periplo más que interesant­e de ciclovías que alternaban bosque y montaña, deporte e historia, eso sí... ¡siempre en subida!

El rodado 16 de las Brompton obliga a conocer bien el uso de los cambios, los pedales siempre se sienten livianos y las piernas giran muy rápido por lo que hay que cargarlas y usar cambios pesados. Tanto Liliana como Sergio están acostumbra­dos, algo imprescind­ible en un viaje de estas caracterís­ticas en que las subidas prolongada­s fueron una constante.

El día doce llegaron a Belfast, luego de un último tramo agotador de 107 km, con mucho calor y trepadas demoledora­s. Pero esta ciudad los dejó maravillad­os y olvidaron el cansancio para sumergirse en las imágenes del Titanic –allí fue construido en 1912–, con murales y pinturas callejeras que mantienen viva su historia.

Irlanda del Norte fue el último punto del viaje, pero Lili y Sergio apenas habían embarcado las Bromys en el vuelo hacia Londres y ya pensaban. “¿Este será el punto de partida de nuestro próxima pedaleada?”

 ??  ?? Abajo: las valijas con las Bromys plegadas en la estación Earl’s Court. Arriba: ciclovía en el Parque Buter, Gales. Fragmento de roca de las Islas Malvinas con el cual
Abajo: las valijas con las Bromys plegadas en la estación Earl’s Court. Arriba: ciclovía en el Parque Buter, Gales. Fragmento de roca de las Islas Malvinas con el cual
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 ??  ?? Impresiona­nte y realista Hombre del Bosque, en el Forest Farm Country Park.
Impresiona­nte y realista Hombre del Bosque, en el Forest Farm Country Park.
 ??  ?? hicieron un monumento el Alexandra Garden, Gales. El histórico Puente de Londres, con ciclistas locales. Monumento a la Expedicion de Scott a la Antartida.
hicieron un monumento el Alexandra Garden, Gales. El histórico Puente de Londres, con ciclistas locales. Monumento a la Expedicion de Scott a la Antartida.
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Arriba, la pareja en el City Hall Lawn. Y la alegría de Liliana al comenzar a pedalear en la estación de Cardiff. Almuerzo típico de Gales en una granja (Forestal Tea Rum) camino a Castel Coch. Y Ciclovías urbanas en Cardiff, Gales.
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