Weekend

Catedrales bajo tierra, una aventura de profundida­d.

Una aventura de profundida­d

- Por Nancy Edith Zunino.

El Parque Estatal Turístico Alto Ribeira de San Pablo, Brasil, ofrece la oportunida­d de recorrer por dentro un sistema de imponentes y desconocid­as cavernas. Una propuesta llena de emoción y desafíos difíciles de olvidar, relatada por un lector de revista Weekend.

El Parque Estatal Turístico Alto Ribeira de San Pablo, Brasil, ofrece la oportunida­d de recorrer por dentro un sistema de imponentes cavernas. Una propuesta llena de emoción y desafíos difíciles de olvidar.

Después de lo vivido en las caver nas de Ta ila ndia , en las que 12 chicos y su entrenador quedaron atrapados durante 17 días y luego fueron restacados con un operativo de película, imagino que a más de uno se le debe haber despertado la curiosidad por estos espacios ocultos y todo lo que conllevan: aventura, misterio, desafío, adrenalina, belleza, leyendas.

Para todos aquellos que el tema ya los pone inquietos, les tengo una buena noticia. Sin tener que ir tan lejos, como Tailandia, podemos disfrutar de un paraje relativame­nte cercano que nos ofrece todo eso. En el país vecino de Brasil existe el Parque Estatal Turístico Alto Ribeira, mejor conocido como PETAR , que comprende más de 300 cavernas, todas de una belleza inimaginab­le. A esto se suma un dato para nada menor: en 1992 la UNESCO reconoció a esta región como reserva de biosfera de la mata atlántica.

El parque se encuentra ubicado entre montañas y valles, en el sur del estado de San Pablo. Desde la ciudad del mismo nombre, por la BR 116, hay que ir a la localidad de Eldorado y, desde allí, seguir unos 70 km más hasta el pueblo de Iporanga. Durante el trayecto no hay que dejar pasar la oportunida­d de visitar la Caverna del Diablo, la cascada La Mano de Dios y los circuitos Quilombola­s, que permiten familiariz­arse con una importante comunidad afrobrasil­eña.

El pueblo de Iporanga fue fundado en 1576 y es la puerta de entrada a PETAR, ubicado a tan solo seis kilómetros. Esta pequeña localidad es inusualmen­te tranquila, como detenida en el tiempo. Aún así uno se puede hospedar allí, no hay establecim­ientos lujosos pero sí lo mínimo y necesario. Todo es muy básico, prácticame­nte no hay restaurant­es ni supermerca­dos.

Los mayores atractivos de la región son las cavernas, producto del suelo rico en piedra calcárea. El parque abriga una gran cantidad de ellas pero sólo 12 están habilitada­s para el turismo. Una tiene una

entrada de 215 metros de altura, considerad­a una de las mayores del mundo. A su vez, se dividen en núcleos o grupos llamados Santana, Caboclos, Ouro Grosso y Casa de Pedra. Toda esta red de cuevas está rodeada de una densa vegetación de mata atlántica.

A la hora de adentrarno­s la vestimenta es muy importante, sobre todo contar con un pantalón largo, mientras más cómodo mejor. Las linternas y cascos son imprescind­ibles pero se alquilan ahí adentro. Además, es obligatori­o ir con un guía habilitado, cu- yos servicios cuestan alrededor de los R$ 100 para dos personas, si el grupo es mayor el precio se puede reducir. Su asistencia es indispensa­ble, ya que las cavernas son enormes y muy sinuosas, incluso, en algunos caso, pueden llegar a ser mortales.

Todas las cuevas ofrecen distintos grados de dificultad, en su interior algunas tienen enormes ríos, zonas de escalada, pasarelas, rappel y hasta brindan la oportunida­d de realizar buceo. Hay desafíos muy entretenid­os para todos los gustos, sólo que- da en el visitante decidir cómo se pondrá a prueba a sí mismo.

Paredes adentro

Entrar a una de estas cavernas requiere de un mínimo de estado físico, sentido del equilibrio y, fundamenta­lmente, no sufrir de claustrofo­bia. Aún así, la experienci­a es increíblem­ente fascinante.

Hay que estar dispuesto a muchas cosas. P rimero que nada, a caminar durante horas en subidas interminab­les entre rocas, raíces y barro. En más de una ocasión uno se encontrará con lugares por los que no sabe si podrá pasar, como también cruzar puentes colgantes y ríos torrentoso­s, a veces con el agua hasta el cuello. Una verdadera aventura subterráne­a.

Es una experienci­a extremadam­ente emocionant­e desde el primer momento ya que, antes que nada, deberemos acostumbra­r la vista a una oscuridad muy profunda. Además, tenemos que asumir que probableme­nte ter-

minemos embarrados de pies a cabeza, e incluso podremos llegar a quedar atascados en algún paso; en ese caso hay que ser pacientes y mantener la calma, siempre ha- brá una forma de salir del apuro.

Si nada de esto lo espanta y mantiene las ganas de seguir adelante, segurament­e tendrá algunos de los momentos más excitantes, maravillos­os e inolvidabl­es de su vida. Descubrir los hermosos caprichos ocultos de la naturaleza y fundirse en sus secretos es algo que no tiene precio.

Por último, vale la pena destacar que PETAR no es sólo su red de cavernas, sino que también tiene mucho para ofrecer: una hermosa fauna y flora, con cascadas e imponentes árboles; una rica cultura y mucha diversión, en especial si se le da una oportunida­d al boia cross, una especie de rafting sobre gomones.

Así que ya sabe, no es necesario irse lejos para vivir una experienci­a tan emocionant­e y única en el mundo, a veces la aventura de nuestras vidas está más cerca de lo que pensamos.

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 ??  ?? Las cavernas son un deleite para los ojos, como también una verdadera aventura para los que quieran adentrarse en sus profundida­des.
Las cavernas son un deleite para los ojos, como también una verdadera aventura para los que quieran adentrarse en sus profundida­des.
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 ??  ?? Boia cross, cascadas, ríos y la más profunda oscuridad de las cavernas. PETAR es un destino ideal para los que buscan adentrarse en la naturaleza y experiment­ar emociones intensas.
Boia cross, cascadas, ríos y la más profunda oscuridad de las cavernas. PETAR es un destino ideal para los que buscan adentrarse en la naturaleza y experiment­ar emociones intensas.
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 ??  ?? Durante el viaje se puede disfrutar de los hermosos paisajes naturales y la cultura que el país vecino tiene para ofrecer, como los interesant­es circuitos Quilombola­s.
Durante el viaje se puede disfrutar de los hermosos paisajes naturales y la cultura que el país vecino tiene para ofrecer, como los interesant­es circuitos Quilombola­s.
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