MUDRAS PARA AUMENTAR LA ENERGÍA
Existen distintos tipos de mudras, cada uno con su beneficio.
Los mudras son los gestos corporales, sellos o bloques que se utilizan especialmente en el HathaYoga y en algunos tipos de meditación. Estos gestos nos permiten encauzar adecuadamente la energía a través de nuestro cuerpo, así como facilitar el logro de objetivos como la sanación física y emocional. Son una variada gama de ejercicios, que consisten en determinadas posturas, gestos y actitudes. Los mudras aprovechan la energía creada y movilizada por las asanas y los ejercicios respiratorios; generan y conservan la energía vital.
• Sukhasana: (postura fácil de meditación)
o en una postura cómoda, la espalda estirada, nos conectamos con la respiración por la nariz. Nos tomamos unos minutos de contemplar la inhalación y la exhalación, percibiendo el sonido y la temperatura del aire cuando ingresa y cuando egresa por la nariz. Intentamos dejar que el aire circule sin controlarlo, solo observamos.
• Jñana mudra
Los brazos apoyados en las piernas y el mudra en ambas manos. Las manos representan la realización y la sanación con las palmas de las manos hacia arriba, el dedo pulgar haciendo contacto con el dedo índice, dejando los tres restantes dedos en una tensión relajada.
• Savasana: Postura de relajación final
Variante con exhalación extendida. Acostados boca arriba, piernas y brazos levemente separados del cuerpo, en cada exhalación soltamos el peso de nuestro cuerpo sobre la tierra, podemos utilizar la recitación de un mantra, haciendo que la exhalación dure el doble de tiempo que la inhalación, relajando desde los pies hacia la cabeza.
Los mudras completan la experiencia de la práctica de Yoga.
■ Tienen propiedades en el plano físico: alivian los desórdenes del sistema nervioso, estabilizan el equilibrio energético.
■ En el plano mental: nos aportan una mayor facilidad de concentración y atención, estimulan nuestra memoria, procuran estabilidad emocional y mental e inducen a los estados de interiorización y meditación.
■ En el plano emocional: despiertan una sensación de ternura y afectividad, propiciando un estado de bienestar.
■ En el plano espiritual: nos ponen en contacto directo con la sabiduría y conocimiento de la divinidad, siendo en este plano divino donde la asana junto con el mudra se transforma en una actitud de adoración meditativa.
■ Es recomendable realizarlos durante un tiempo determinado que suele ir de 3 a 45 minutos.