Clarín - Zonal Sur

Eliana Mantoani Desde hace 10 años dedica su vida a rescatar perros de la calle

Creó en Facebook “Huellitas de Monte Grande”. “Tengo un amor incondicio­nal por los animales”, dice.

- Florencia Saglio mfsaglio@clarin.com

Eliana afirma que no tiene un refugio ni es una ONG: “Me movilizan el amor, los perros y mis seguidores”.

Eliana Mantoani vive en Monte Grande desde 2008. Es una mujer común, casada, madre de dos hijos pequeños. Sin embargo, su amor incondicio­nal por los animales es lo que la distingue del resto.

“Llegué a Monte Grande en septiembre de 2008 con mi marido y mis dos perras, Ameli y Dorys”, comienza contando Eliana sobre sus primeros momentos en Esteban Echeverría, y sigue: “La cantidad de perros en la calle era impresiona­nte, me desesperab­a y no sabía qué hacer”.

Gracias a su marido, que la alentó a buscar un lugar donde ayudar a los perros abandonado­s, Eliana decidió visitar un refugio de la zona para conocer su trabajo. “Siempre me imaginé los refugios como un gran espacio verde con casitas de techo rojo, una al lado de la otra, pero pronto me di cuenta de que ese ideal estaba muy lejos de la realidad”, recuerda.

En 2009, la proteccion­ista creó la página de Facebook “Huellitas de Monte Grande”, que actualment­e tiene más de 6 mil seguidores. Allí es donde Eliana sube los casos de los perros que rescata y afirma que le sorprende como la gente que la sigue la acompaña siempre en sus decisiones de manera positiva.

En su casa tiene 10 perros propios, todos rescatados. Llegaron a ella casi sin vida y se quedaron porque, en sus propias palabras, “no iba a tolerar bajo ningún concepto que se perdieran o los devolviera­n”. Los ha traído de nuevo a la vida con mucho esfuerzo y dedicación, cuidando de ellos en cada momento.

“Este año fue particular, tuve casos muy complicado­s y la mayoría de ellos salieron adelante. Los que quedan en el camino duelen mucho, los lloro pero tengo que seguir por los que todavía esperan la promesa de una familia para siempre y por los que están en la calle esperando a ser vistos”, afirma Eliana.

A la hora de hacer frente a los gastos veterinari­os, la ayuda de sus seguidores es indispensa­ble. Eliana organiza ferias a beneficio donde vende cosas que la gente dona. Ropa y calzado es lo que más abunda pero, con el paso de los años, varios emprendedo­res se han sumado a sus ferias donando sus productos.

“La única feria que hice este año rompió estructura­s. Si bien vendí lo de siempre, alquilé el espacio a los emprendedo­res que quisieran participar vendiendo las cosas hermosas que hacen”, cuenta la rescatista y agrega: “Hasta algunos decidieron donarme un porcentaje de lo recaudado para solventar los gastos veterinari­os de mis rescatados. El año que viene tengo en mente realizar este tipo de ferias”.

No sólo las ferias son de gran ayuda, sino que también Eliana organiza rifas cada dos o tres meses con premios que la gente dona. “La verdad que la gente jamás me suelta la mano, los números se venden rapidísimo”, dice.

Hoy en día, la mayoría de los perros a los que rescata los alberga en su casa. Los cuida, los cura y les busca las mejores familias. “Mandioca y Mandarina, dos de los últimos casos, ya fueron adoptadas por esas familias que una quiere para todos sus rescatados. Ahora, los que están a la espera de cerrar su circulo son Limón, Corcho, Barto, Pitty y Sandy, todos con historias tristísima­s que necesitarí­a mucho tiempo para contarlas en detalle”, cuenta Eliana.

Para finalizar su historia, Eliana pide una aclaración: lo suyo no es un refugio ni una ONG, sino que es una simple mujer con un amor incondicio­nal por los perros, con muchas ganas de ayudar y de sacarlos adelante. Que no recibe la ayuda de nadie más que de sus fieles seguidores que jamás “le sueltan la pata”.

“Tengo dos grandes deseos, el primero es que la gente tome conciencia sobre la castración. No queremos más cachorros abandonado­s o muertos en las calles y la única manera de solucionar esto es castrando a nuestras mascotas. Y el segundo y más importante es que, algún día, no sea necesario que Huellitas de Monte Grande siga existiendo, por el simple hecho de que no habrá más perros en la calle a quienes torcerles el destino”, concluye emocionada Eliana Mantoani. ▪

Ojalá algún día no sea necesario que siga con Huellitas. Eso indicaría que no hay más animales en problemas”.

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Ella.
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