Los héroes “verdes” que combaten la contaminación de ríos en Tigre y San Isidro
Es sábado a la mañana en San Isidro, y Luz Estol (24) les manda un WhatsApp a Lucas y el Colo. Se asegura que no se hayan quedado dormidos, porque a las diez tienen que estar en la calle Paraná y el río. Son amigos, pero también integrantes del Grupo Versova, que también elige días no laborables para recolectar toda la basura que encuentren en la costa del Río de la Plata.
Más o menos a la misma hora, Juan Martín Ravettinni (47) está a punto de arrancar otra jornada de remo y limpieza en el Delta de Tigre. El sol empieza a calentar y los botes se adentran en el río. Van juntar cada desecho que encuentren flotando y, de paso, concientizar sobre los niveles de contaminación en los ríos del Gran Buenos Aires.
Ambos grupos sostienen una difícl tarea: sanear los ríos e intentar construir un mundo más sustentable para las próximas generaciones. En Argentina, según cifras del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable (MAyDS), cada habitante produce 1,15 kilogramos de residuos sólidos urbanos por día. En el Conurbano, en 2020 se procesaron casi 4 millones de toneladas de basura. En el GBA, sólo cuatro de 26 municipios tienen recolección de residuos reciclables en todo su territorio: San Miguel, Tigre, Morón y San Isidro.
Las campañas, talleres y programas se multiplicaron el fin de semana por el Día Mundial del Medio Ambiente.
Para muchos, sin embargo, la mano del Estado y las empresas no alcanza. Son los héroes verdes (y anónimos) que militan la sustentabilidad.
Deporte y recolección en el Delta
Como casi todos los vecinos de Tigre, Juan Martín Ravettinni (47) siempre se interesó por las costas del Delta. Fue durante unas vacaciones en la playa que se dio cuenta de la enorme cantidad de basura que había en la arena. No pudo sacarse la idea de la cabeza. Obsesionado con gestar un cambio formó Yorío, una organización integrada por pequeños grupos de activistas en todo el país.
“Toda mi vida navegué muchísimo y con el tiempo fui viendo cómo el río se contaminaba y perdía más espacio. Una vez que vos te sacás ese antifaz y empezás a ver residuos en plazas, alcantarillas, mares, ríos, te das cuenta que vivimos rodeados de basura realmente", cuenta Juan Martín.
"El objetivo de Yorío no es sacarle la identidad a otros grupos, sino unirnos y tener más poder a la hora de pedir ayuda a empresas o municipios. No queremos que nos vean como un grupo de locos del medio ambiente”, explica.
Los sábados se reúnen en Villa La Ñata, reconocido barrio de Tigre y paraje sobre el canal Villanueva, a pocos metros del Río Luján. Se encuentran con kayaks, canoas y algunos canobotes en el muelle que está al lado de la escuela de Remo “K7 Amigos”.
Jesica Harasic (35) se dedica a la limpieza de ríos y afluentes desde hace más de diez años. “He visto de todo. Televisores, zapatillas, cubiertas de neumáticos, telgopor, y hasta partes de una computadora flotando”, explica Jesica.
A medida que transcurre la mañana, los navegantes se adentran en aquellos canales o islas del Delta que están más sucios. Cuando hay bajante, aprovechan para sacar algo de todo lo que está hundido, como los plásticos pesados. Los kayaks y canoas navegan siempre acompañados por una embarcación más grande, “el bote de apoyo”. A medida que van llenando sus pequeñas embarcaciones de basura, dejan lo recolectado en aquel bote matriz dirigido por Cristian Etchegaray.
El fundador de Yorío explica: "Lamentablemente en las jornadas dentro del río, casi nada se puede reciclar por la mugre que tienen. Si mandamos cosas sucias a alguna planta de reciclado se tapan los inyectores".
Así, casi todo lo que juntan se desecha. "Parte de este proyecto es comentar que el reciclado empieza en casa, para evitar que esas botellas vayan al río", agrega Juan Martín.
Prolijidad frente al Río de la Plata
Durante dos meses Lucas Zothner (25), Luz Estol (24) y Tomás 'el Colo' Beccar (23) se capacitaron todas las semanas para entender cómo podían abordar el problema de contaminación en la costa de San Isidro del Río de la Plata. Los tres son amigos y viven en el partido de la Zona Norte del Conurbano Bonaerense.
Fue en una tarde de invierno de julio del año pasado cuando Luz, sentada frente a la costa del río, y con un mate en la mano, le preguntó genuinamente a Lucas: "¿En qué momento nos acostumbramos a esto?".
Al levantar la mirada había notado todo el río cubierto de basura. "Realmente quisimos saber dónde estabamos parados y llegar al fondo de la cuestión”, relata Lucas , uno de los fundadores del grupo.
Una tarde se sentaron a escribir un proyecto. Redactaron fundamentos, causas, procedimientos y hasta un marco teórico. Llamaron a ingenieros ambientales y a especialistas. Se pasaron horas hablando, leyendo y pensando una primera aproximación para el compromiso que querían lograr. Así nació el Grupo Versova.
La organización tiene menos de un