Creyó que no podría ser papá: se curó, tuvo dos hijos y llegó a lo más alto del hockey
Germán Orozco, que jugó en Los Leones y fue DT después del título olímpico, tuvo cáncer en los ganglios a los 23 años. Lo superó, llegó a la elite y formó una familia.
Germán Orozco tenía seis años cuando pisó por primera vez la cancha del club Banco Nacional de Desarrollo. Fue en su barrio, Martínez, cerca de la escuela número 4 Francisco Márquez, donde hizo la primaria. Corría el año 1982 y en la zona norte el deporte por antonomasia era el rugby. "Me encantaba pero a mi mamá le daba miedo y como ya hacía tenis y fútbol, me anotó en hóckey. No te voy a negar que hemos sufrido cargadas de chicos, nos decían que hacíamos deporte de nenas", recuerda.
Hoy ese bullying ya no existe, además "siempre dije que el hockey, aunque lo practiquen las chicas, es de mucho contacto y también peligroso", opina Germán. Lo verdaderamente peligroso, o el mano a mano que tuvo entre la vida y la muerte, le llegaría después, cuando fue diagnosticado con un linfoma de Hodgkin.
Germán ya se destacaba sobre el césped como un defensor distinto. Con la selección nacional masculina debutó en 1994. Era raro que un jugador de un club de primera C diera sus pasos en el seleccionado. Pero en el destino de Germán estaba escrito que él sería "un distinto".
El paso al mundo profesional sucedió después de los Juegos Panamericanos de Mar del Plata, en 1997, cuando quedó fijo en la selección. Dos años después, cuando tenía 23 años, llegó el diagnóstico. "Fue algo muy raro, yo ya estaba estudiando kinesiología en la facultad, entrenaba a la mañana con el seleccionado y ¿entrenaba a chicas del club Vilo y de Olivos Rugby Club para hacerme unos manguitos. Empecé a sentir mucho cansancio y fiebre por la noche -varios días- que desaparecía durante el día", recuerda el jugador.
Empezó un tratamiento ambulatorio de quimioterapia que iba a durar ocho meses. Y 48 horas antes llegó un llamado salvador. "Me acuerdo que mi médica llama desesperadamente a casa a dos días de empezar el tratamiento, y me dice ' se nos está pasando el tema de la fertilidad, ¿vos vas a querer ser papá?'. Claro, a esa edad y en esa época nadie hablaba de la criopreservación", admite.
Gracias a que pudo congelar su esperma fue papá siete años después de Juan Martín (13) y Matilde (11), cuando ya un espermograma daba como resultado de no iba a poder tener hijos y los tratamientos de fertilidad tenían un 30% de posibilidad de éxito. "Imaginate con el pudor en esa época, me acuerdo que fui con mi mamá sin imaginarme la vida tantos años después. Mi novia en ese momento -su actual pareja Alejandrame apoyó mucho", recuerda.
Después del tratamiento, Germán fue sometido a un autotrasplante de médula ósea. "Un 29 de febrero del 2000, año bisiesto, estuve 21 días aislado, imaginate que la cuarentena para mí no es tan grave, sólo podía comunicarme a través de un vidrio". Y desde entonces, se encuentra en remisión total de la enfermedad.
Tanto es así que en 2000 y 2004 compitió en los Juegos Olímpicos de verano. En 2005 jugó en Alemania pa