Preocupa la bajante del Paraná: no se puede navegar y volvieron las bacterias verdes
En el Delta, el agua volvió a cambiar de color por el escaso caudal y el surgimiento de algas. Analizan muestras.
La prolongada bajante del Río Paraná sigue provocando preocupación y alerta, y ya tiene impacto local en los habitantes de los municipios de la región del Delta. Además de los problemas de navegabilidad y la alarma ambiental, volvieron a proliferar las cianobacterias que, entre otros efectos, permiten que florezcan las algas verdes y toda el agua se tiña de ese color.
La crisis hídrica por la bajante ya no es novedad, pero cada vez se conoce más acerca de los efectos y las consecuencias que esta anomalía provoca en el territorio atravesado por este caudal de agua. La región norte, integrada por los municipios del bajo delta, fue testigo de cómo se fue agravando la situación y por eso los municipios ya están realizando controles e inspecciones para monitorear el avance del fenómeno. Además de que es imposible la navegación en algunos arroyos, hay gran expectativa por cómo seguirá la situación en los próximos meses.
Una de las consecuencias ambientales de la bajante es la aparición de cianobacterias, un fenómeno que ya surgió varias veces durante el pasado, que en los casos más graves provocó cambios en el agua al punto que, en su momento, prohibieron su consumo y hasta uso para lavarse o bañarse. La situación hoy no llegó a ese punto, pero los gobiernos locales y los organismos ambientales están en alerta.
“Estamos haciendo un seguimiento. Hemos armado equipo y trabajamos también con los barrios privados, que en muchos casos tienen referentes ambientales. Lo que buscamos es detectar a tiempo, por eso pedimos que nos envíen reportes”, señaló Javier Guzzo, director de Medio Ambiente de la Municipalidad de Escobar.
El funcionario también aclaró que por ahora no volvieron a detectar factores de riesgo para el consumo del agua de red, ya que la ubicación de las tomas de agua es segura. “Venimos trabajando articuladamente con la empresa Aysa y, entre otros proyectos que tienen en la zona, controlamos este tema”, sostuvo.
Entre los factores para tener en cuenta, los inspectores municipales y los referentes de los diferentes barrios observan si el agua cambia de color, si aparecen algas o cualquier otro factor de alerta que requiera una inspección. En esos casos se toman muestras y se analizan en laboratorios.
En la estación experimental agropecuaria del INTA en el Delta, formaron un grupo de trabajo que sigue de cerca los cambios en la situación del río. Allí, además de su trabajo regular con productores agropecuarios, tienen sensores y realizan pronóstico de crecientes y bajantes, en conjunto con el Instituto Nacional del Agua.
“La realidad es que los humedales tienen períodos de crecientes muy abundantes y períodos de bajantes. Particularmente este humedal es un macromosaico de humedales que está relacionado con la cuenca del plata, así que todo lo que se haga hacia el Norte, en cuanto a cambio de usos de la tierra, represas, cambios hidrológicos es verdad que repercuten en la cuenca. Sin embargo hoy observamos que esta bajante es un período más, como el que hubo en los años ‘40 que, por supuesto, está teniendo consecuencias en las actividades productivas como en las poblaciones”, explicó Darío Ceballos, director de la estación experimental del Delta.
Desde el Municipio de San Fernando señalaron que a medida que se acerquen los meses de mayor temperatura, el riesgo de proliferación de esas cianobacterias es mayor. La buena noticia es que la temporada de lluvias puede colaborar en subir el caudal de agua y atenuar las consecuencias.
Hoy, las áreas de ambiente de los municipios de Tigre, Escobar, San Fernando y San Isidro, entre otros, monitorean de cerca la evolución de la situación del río. El factor de alerta, en todos los casos, es la aparición de algas y el cambio de coloración de agua. Los municipios consultados señalaron que es importante reportarlo, si se advirtiera, pero también remarcaron que en el contexto actual es fundamental el uso responsable del agua, que aunque aún no escasea para la provisión de red, está en un delicado equilibrio. ■