Clarín - Zonal Norte

A 18 meses del parricidio nadie quiere vivir en la mansión del horror

En 2022 asesinaron al matrimonio Del Río y por el caso fue detenido el hijo menor, Martín. El mayor puso en venta la propiedad pero no aparecen interesado­s.

- Pilar di Salvo mdisalvo@clarin.com

La calle Melo es residencia­l. Reina la tranquilid­ad entre las mansiones de estilo francés, las iglesias antiguas y, a pesar de los adoquines, los autos de alta gama. Cada vez hay más casas en venta en la zona. Muchos propietari­os se van muriendo por la edad y sus hijos, que emigraron a Europa, les encargan a las inmobiliar­ias la venta o, en el peor de los casos, el alquiler en dólares, como Diego Del Río.

El 25 de agosto de 2022 José Enrique Del Río y María Mercedes

Alonso apareciero­n muertos, él con tres balazos en el cuerpo, y ella con uno en el rostro, en el interior de su auto, estacionad­o en el garaje de su casa en la calle Melo al 1101, en Vicente López.

Los primeros apuntados por el crimen fueron los outsiders, el homicida acusó a la empleada doméstica y fue la primera detenida, liberada a los pocos días por la falta de pruebas. Al mismo tiempo, los investigad­ores estudiaban una posible complicida­d de los vigiladore­s, ya que al estar en las garitas a pocos metros de la casa, no creían que ellos no hayan escuchado los disparos. Los peritos comprobaro­n que el sonido no llegaba ni a los vecinos ni a los vigiladore­s.

Fueron las cámaras de seguridad las que demostraro­n que fue su propio hijo el que llevó a cabo todo el plan. A Martín Del Río se lo veía en la zona constantem­ente, visitaba a los padres solo y con sus hijos y, además, vivía a pocas cuadras. En cambio, a su hijo mayor, Diego, no se lo vio, al menos en el último tiempo. Los vecinos hasta cruzaban más al hijo menor que a los padres, quienes salían poco.

Es por eso que el siete de septiembre, 12 días después del asesinato, los fiscales solicitaro­n la detención de su hijo menor, quien, según las pericias policiales, habría

convencido a sus padres de subirse a su auto para dispararle­s con una pistola calibre de 9 milímetros desde el asiento trasero.

Apenas terminaron las investigac­iones correspond­ientes, Diego decidió poner la casa de sus padres en venta para poder desligarse del escenario del terror. Le encargó la tarea a una famosa inmobiliar­ia de Zona Norte, pero al ver que no había interesado­s en comprar, decidieron ofrecérsel­a a inquilinos por USD 2.200. Hasta el momento, Houghton Propiedade­s no consiguió inquilinos o compradore­s interesado­s en la casa que salió en todos los canales de televisión.

Los vecinos dicen que hasta ahora nadie fue a ver la propiedad, que tiene 390 metros cuadrados. Desde que se terminó el trabajo de la fiscalía nadie entró más que para sacar fotos de los ambientes y publicarlo­s en internet, aunque no a todos. El garaje donde ocurrió el asesinato no aparece en la página de la inmobiliar­ia. De acuerdo con los vigiladore­s de la cuadra, está igual que aquel 25 de agosto: nunca vieron que nadie entrara a pintar, arreglar o sacar el auto baleado.

Al día de hoy el cartel de la inmobiliar­ia está vandalizad­o y la cerradura llena de telarañas, reforzándo­se como la “mansión del horror” de Melo.

 ?? ?? Melo al 1101. La inmobiliar­ia Houghton puso en alquiler la propiedad de la emblemátic­a esquina a U$S 2200 por mes, pero por ahora no hubo interesado­s.
Melo al 1101. La inmobiliar­ia Houghton puso en alquiler la propiedad de la emblemátic­a esquina a U$S 2200 por mes, pero por ahora no hubo interesado­s.
 ?? ?? Portón. Tiene telarañas entre las rejas y la cerradura.
Portón. Tiene telarañas entre las rejas y la cerradura.

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