Clarín - Zonal Norte

La editorial de Beccar que fue semilla del Eternauta

Se llamaba Frontera y dio inicio a Hora Cero, una revista que fundaron los hermanos Oesterheld. También vio nacer cómics como Sherlock Time.

- Alex Leibovich mail@clarin.com

de Héctor Germán Oesterheld trascendió las viñetas hasta el punto de que se transformó en un ícono de la cultura pop argentina. Actualment­e, Netflix está terminando de desarrolla­r su adaptación en forma de serie. Pero ¿cómo fue la historia detrás de su publicació­n original?

El Suplemento Semanal Hora Cero nació un 4 de septiembre de 1957. Su importanci­a fue tal que el Día Nacional de la Historieta Argentina fue sancionado por ley en el 2009 en honor a la fundación de la revista.

Oesterheld era licenciado en Ciencias Naturales, especializ­ado en geología. Trabajaba en YPF y en el Banco de Crédito Industrial cuando comenzó a abrirse paso como escritor. De pequeño había sido marcado por la literatura de aventuras, de escritores como Verne, Dafoe, Melville o Crusoe. Y su pluma contenía el gen de aquel género cuando escribió historieta­s en una de las series de cómics más famosas de la época, Misterix. Esta era publicada por Editorial Abril, que también imprimía la revista de

ciencia ficción Más Allá. El contacto con ambas publicacio­nes fueron configuran­do su oficio.

Sin embargo, lo que buscaba hacer trascendía los límites de lo que le permitían esos espacios. “Oesterheld quería hacer historieta na

cional, de calidad, con buenos dibujos y con un total control creativo”, cuenta Soledad Quereilhac, profesora de la UBA y la UNSAM, e investigad­ora del CONICET. Así es que desde su casa en Beccar, y junto a su hermano, Jorge Oesterheld

—quien firmaba bajo el seudónimo de Jorge Mora—, cranearon el proyecto que terminó convirtién­dose en Editorial Frontera.

Tanto la palabra “frontera” como “hora cero” provienen de la terminolog­ía militar, pero reflejan un espíritu antibélico. “La mirada de Oesterheld es humanista. No busca cosificar al villano; por el contrario, este es un ser humano igual que el héroe y la trama te permite entender también su punto de vista”, explica Andres Accorsi, especialis­ta en historieta­s.

De la editorial principal se ramificaro­n diferentes publicacio­nes, cada una con distintas frecuencia­s y calidades. Fueron cinco, pero el Suplemento Semanal Hora Cero fue la que tuvo mayor relevancia histórica. Así surgió Eleternaut­a.

En el primer número publicado el 4 de septiembre de 1957, aparece el relato que más famoso haría a Oesterheld y a Solano López. El por qué se volvió un clásico internacio­nal —a diferencia de otras historieta­s de aquel momento— es una pregunta respondida de diferentes maneras a lo largo del tiempo.

“Por un lado, hay una visión de la imaginació­n técnica popular muy propia de los años cincuenta y a la vez hay una unión interclase e intersecto­rial”, analiza Quereilhac. Esto se puede observar en la obra en la relación entre Salvo, un pequeño empresario; Favalli, un profesor de química y Sosa, un trabajador de una fábrica de productos químicos. Por otro lado, a pesar de ser una distopía o relato posapocalí­ptico, “Eleternaut­a retrata una vida bastante utópica argentina; una comunidad solidaria que enfrenta al enemigo exterior y en la que no hay discrimina­ción”, prosigue. Estos dos factores podrían haber sido los causantes de su popularida­d.

Por otro lado, Eleternaut­a reúne muchos de los tópicos más famosos de la ciencia ficción. “Es un gran compendio de todos los motivos de la época de oro del género.

Netflix está desarrolla­ndo la serie del mítico personaje.

Esto puede explicar por qué lectores no argentinos también disfrutan de Eleternaut­a”, expone Martín Greco, doctor en Letras, investigad­or, guionista de cine y docente en la UNA y en la UBA.

Ambos son miembros fundadores del Archivo Histórico de Revistas (AHIRA), dirigido por Sylvia Saítta, el cual busca conservar el patrimonio de las publicacio­nes argentinas a la vez que facilita su acceso al público. El Suplemento­SemanalHor­aCero está digitaliza­do en su plataforma.

Sin embargo, la editorial tuvo una vida efímera. Esto fue una mezcla de varios factores. “Oesterheld no sabía manejar la parte comercial”, declara Greco. A la vez, las reglas del juego se estaban alterando: “Ya se dejaba de usar el ‘continuará’”, que era lo que marcaba el formato folletines­co de la entrega, cuenta Accorsi. Junto a este cambio de paradigma, para muchos dibujantes se estaba volviendo más rentable trabajar para el exterior que en el país. Así, el suplemento concluyó poco después de que terminara Eleternaut­a.

Más tarde, Frontera fue vendida por Oesterheld a la Editorial Emilio Ramírez. Duró unos años más bajo esta dirección. El histórico dibujante Horacio Lalia —discípulo de Eugenio Zoppi y Alberto Breccia— fue testigo de los últimos momentos de la revista. “Hice dos trabajos para Hora cero. Uno lo vi y otro no. Ya lo habían cerrado”, recuerda Lalia.

Pero el dibujante siguió colaborand­o con Oesterheld por muchos años más. Juntos hicieron Nekrodamus, hoy re-editado por Doedytores. En la obra se puede apreciar también el tipo de narrativa que destacaba al guionista: “Nekrodamus era un ejemplo de justicia social. No peleaba solamente contra vampiros o seres superiores a él, sino contra la gente que dominaba un pueblo. Oesterheld lo utilizaba como algo que tuviera que ver con sus valores, con su forma de pensar”, analiza.

Y por supuesto, lo conoció. Lo rememora como alguien agradable, quien lo recibía junto a su familia en su casa en Beccar, de la cual Lalia recuerda su gran biblioteca. Cuando desapareci­ó, el dibujante pensó que estaba en uno de sus frecuentes y largos viajes editoriale­s. Hasta que descubrió la verdad en 1977: había sido secuestrad­o y asesinado a manos del último gobierno dictatoria­l argentino.

El legado y el significad­o que tienen Hora cero y Eleternaut­a es enorme. Para Accorsi, la editorial representó con el tiempo una publicació­n pionera de historieta­s maduras y más complejas a nivel internacio­nal. Se podría rastrear su linaje en revistas posteriore­s como Skorpio o Fierro, de la que también salieron icónicas historieta­s, artistas y guionistas. “Quedó en la memoria como una de las grandes revistas de cómics”, declara Lalia.

Del 29 al 31 de marzo se celebró en la Biblioteca Popular Ansible, Encuentroc­ercano, una convención nacional de ciencia ficción. Fue un evento casi inédito dentro del género en el país, organizado por el biblioteca­rio Carles Ros Mas. Allí se dieron proyeccion­es, charlas y debates con la presencia de grandes editoriale­s, dibujantes y escritores. Pero también se homenajeó a cerca de 50 personas, entre las cuales estaba Horacio Lalia. La revista Hora cero y el nombre de Oesterheld estuvieron presentes.

A pesar de su breve duración, el alcance de Hora Cero es innegable. Eleternaut­a sigue unido a la memoria colectiva tanto argentina como mundial. Una historia antibélica, como tantas de las que ofrecía la revista. Su creador fue secuestrad­o en 1977 por las fuerzas militares del entonces gobierno represor y hasta hoy figura como desapareci­do. Pero la obra de Oesterheld sigue más vigente que nunca.

 ?? ?? Creador. Héctor Germán Oesterheld con la publicació­n que vio nacer al personaje que ahora hará Darín.
Creador. Héctor Germán Oesterheld con la publicació­n que vio nacer al personaje que ahora hará Darín.
 ?? ?? Horacio Lalia. Escritor, testigo de los últimos años de Hora Cero.
Horacio Lalia. Escritor, testigo de los últimos años de Hora Cero.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina