La hija que es DT de handball de su papá
Agostina Mongelluzo, de Ramos, dirige al equipo de caballeros de la UNLaM. Lo puso en el arco a Marcelo.
La jugadora Agostina Mongelluzo (25) también entrena al equipo de caballeros de la UNLaM, que compite en la Federación Metropolitana. En las primeras prácticas la acompañó Marcelo, que terminó atajando. “Siento orgullo por ella”, dice.
Muchos pensarán que los hijos siguen los pasos de sus padres, pero esta historia es al revés. Agostina Mongelluzo es la directora técnica de su papá, Marcelo Mongelluzo, quien integra el equipo de handball de la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM). Compite en la Federación Metropolitana de Balonmano, va cuarto y quiere lograr el ascenso este año.
En la familia Mongelluzo, de Ramos Mejía, el deporte está en los genes. Los hermanos Agostina (25), Bianca (24), Ramiro (20) y Santiago
(16) son amantes del handball, y su papá Marcelo (48) hoy afirma que comparte esa pasión.
La historia se parece a muchas otras, pero con la particularidad de que en ésta los padres no dirigen a
los hijos, sino lo contrario. Las hermanas comenzaron a jugar al handball desde chicas en la Sociedad de Fomento Villa Don Bosco en Ramos Mejía, mientras los hombres de la casa jugaban al fútbol en el mismo lugar hasta que se cansaron, y su hermana mayor las llevó al handball.
Agostina es estudiante del profesorado de Educación Física en la UNLaM y su vida gira entorno al handball. Actual entrenadora de dos grupos de damas inferiores de la universidad, dijo que su sueño era entrenar un equipo de hombres. “En febrero de este año me ofrecieron ser DT del equipo mayores de caballeros”, contó Agostina emocionada, quien no dudó en aceptar.
Los primeros días de marzo se convocó al equipo y fueron muy pocos, entre ellos su papá. Agos le propuso a Marcelo ir a entrenar para distraerse un rato y hacer actividad física. “De tanto ir a ver a mis hijos a jugar al handball, siempre tuve ganas de jugar” dijo Marcelo, y fue. “Siempre comprometido y responsable” afirmó su hija.
El padre acompañó a sus hijos en el deporte durante más de 15 años. Él disfrutaba de jugar al fútbol con sus amigos y era arquero, “Siempre fútbol, nunca handball”, aclaró. Pero cuando su hija le preguntó si quería ir al medio o atajar, y él respondió seguro: “A mí el arco no me lo saques”.
A pesar de su condición familiar, la DT cuenta: “Tengo que ser sincera: le falta bastante pero porque tiene muchas manías de arquero de fútbol, se tira al piso para atajar y lo vivo retando, pero papá siempre pone mucho empeño en aprender”. Y agrega: “Nos pasamos muchos videos de arqueros de handball para que él los copie y pueda seguir creciendo”.
Agos afirmó que la relación no influye. Él es un jugador más y deja de ser su papá. “Lo tengo cortito. Lo reto, pero a veces no le gusta y me contesta, y yo le digo que hay que tomar los roles”, dijo entre risas la entrenadora.
Su familia los apoya un montón, se siguen desde siempre a todos lados. “Antes, mi papá nos iba a ver jugar los fines de semana, y ahora lo vienen a ver a él”, dijo Agos riéndose.
Marcelo está comprometido con el equipo y eso hace que su hija se emocione porque le pudo transmitir lo que ella siempre sintió al momento de jugar al handball. Después de los partidos, Marcelo corre a abrazar a su hija y le dice que lo ganó ella. “Mi papá me admira porque siempre que me propongo las cosas, las logro, pero yo creo que eso lo aprendí de él”, confesó Agos sonriendo.
Este Día del Padre lo van a pasar juntos en familia, y al ser cuatro hermanos están en duda sobre qué regalarle porque todos quieren algo diferente. “Tengo ganas de regalarle un buzo de handball de algún arquero importante”.
“Le pregunté si quería ir al medio o atajar, y me respondió: ‘A mí el arco no me lo saques.’”