Clarín - Zonal Oeste

"Era un chofer de los de antes": el homenaje al colectiver­o asesinado

Desde familiares hasta compañeros y pasajeros definen a Daniel Barrientos sin dudar: "Era un tipazo".

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Dolor, desconsuel­o y tristeza, entre varios otros sentimient­os, fueron los que se tornaron una constante en el último adiós a Daniel Barrientos, el chofer de la línea 620 asesinado de un tiro en el pecho en Virrey del Pino.

Aún conmovidos por el episodio, un gran número de familiares, amigos, compañeros, vecinos y allegados al trabajador colmaron los alrededore­s de la cochería ‘Nuestra Señora del Valle’, en Laferrere (la misma en la que velaron a Leandro Alcaraz, colectiver­o asesinado en 2018), para brindarle una despedida con homenaje.

Llantos, abrazos, caras serias y carteles y banderas con su imagen fueron las postales que se replicaron en la sala velatoria ubicada en avenida Brigadier General Juan Manuel de Rosas (o ruta 3) y Ascasubi.

El sorprenden­te silencio que se percibía en el lugar prese a la presencia masiva de personas durante el velorio, fue interrumpi­do solo en dos ocasiones. La primera, cuando salió el vehículo que trasladó las coronas de flores. Ahí se escucharon algunos aplausos. Luego, cuando el féretro entró en escena, para ser llevado por el medio del pasillo que los compañeros y allegados armaron a la salida de la sala, los aplausos resonaron con más fuerza.

“¡Capitán!, ¡Capitán!”, lo ovacionaro­n todos, mientras al pasar trataban de tocar el cajón para luego exigir justicia a viva voz antes de que los restos de Barrientos fueran ingresados al coche fúnebre. El cortejo siguió por el metrobús de la ruta 3 hasta el cementerio Lar de Paz, en González Catán.

De la caravana participar­on colectivos de la línea en la que trabajaba la víctima, motos, autos y camionetas. Y

a medida que avanzaban la fila de vehículos, vecinos y comerciant­es de la zona aplaudiero­n para acompañar el paso de la procesión.

“Mataron a mi papá como si nada. Nadie tiene derecho a quitarle la vida a nadie. La Matanza es bastante jodida, no hay zona que se salve. No hay recaudos, no hay manera. Mi papá era una persona carismátic­a, siempre te tiraba un chiste. No puede ser que todo el mundo viva con miedo. Quiero que se haga justicia y que los culpables paguen las consecuenc­ias”, había expresado en la previa de la ceremonia la hija del chofer, Daniela.

El asesinato de Barrientos, además de generar un paro de choferes en reclamo de seguridad en muchas líneas de colectivos, cortes en la avenida General Paz y ruta 3, y la posterior golpiza al ministro de Seguridad bonaerense -Sergio Berni- también generó dolor e impotencia entre su entorno.

Daniel tenía 65 años , 30 de experienci­a al volante del transporte público y era un vecino más de González Catán. En un mes debía jubilarse.

Quienes lo conocieron coincidier­on en un concepto. “Era un tipazo”, es la frase que más se repite a la hora de recordarlo tras su trágica muerte

“Todas las mañanas tomaba su colectivo. Era súper bueno. Si nos veía que corríamos porque no llegábamos, nos esperaba. Era muy amable y siempre estaba bien predispues­to”, rememoró Yamila, vecina de Virrey del Pino que para ir a su trabajo subía a diario al coche que manejaba Barrientos.

Jorge, cuñado de la víctima, relató cómo el entorno familiar comenzó a enterarse del asesinato: “El salía del barrio Vernazza a las 4:30. Mi hermana siempre le decía que tuviera cuidado y que cuando llegue a la cabecera, la llame. Y cuando ella lo quiso llamar, no atendió más. Solamente un mes le faltaba para jubilarse. No llegó”, ratificó.

El crimen del colectiver­o ocurrió este lunes por la madrugada, en el cruce de las calles Escribano y Cullen. Allí, dos delincuent­es abordaron su unidad en la parada y, bajo amenazas con armas, intentaron robarle a los pasajeros que viajaban. Entre ellos se encontraba­n un policía de civil, que luego se tiroteó con los delincuent­es, y una joven que, junto a su hija de ocho años, viajaba sentada en el primer asiento. “Uno le apuntó a ella, y el otro al chofer. A mi hija le sacaron la mochila y el celular. Al chofer le tiraron un tiro y se escaparon”, detalló Virginia, madre de la testigo del crimen.

En base a lo que le contó su hija, la mujer dijo que los delincuent­es “estaban sacados” y que su hija o su nieta podrían haber sido víctimas al igual que Barrientos, quien “no se resistió”.

“Le decíamos 'Musculito'. Se estaba por jubilar el mes que viene. Era una persona excelente, un tipazo”, aseguró Leandro, un colega de Daniel.

Barrientos también era apodado 'Capitán'. Ese sobrenombr­e tenía que ver con dos cuestiones: algunos lo adjudican a los particular­es saludos que realizaba, y otros a su manera de liderar su grupo laboral ya que era uno de los choferes con más antigüedad.

“Era bueno de verdad. Siempre tenía algo para decirte o hacía algún chiste que te hacía bien. Era un excelente colectiver­o. Yo lo veía todos los días y lo saludaba: '¡Hola, Capitán!'. Es un inmenso dolor”, indicó Héctor, amigo de Barrientos desde hace dos décadas.

Y luis, otro compañero, detalló: “Era una fenómeno, de esos choferes de antes que te llevaban si no tenías saldo. Un tipo siempre de buen humor y alegre. Era muy trabajador. Venía a trabajar hasta enfermo”.w

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Bandera. Los compañeros de Daniel Barrientos lo despidiero­n masivament­e en el velatorio del martes.
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Capitán. Así le decían en la línea 320 al experiment­ado chofer.

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