Sólo tres municipios del Oeste no cobran la tasa a los combustibles
Morón, Tres de Febrero y San Miguel no aplican el tributo que impacta en el precio final en los surtidores.
En los últimos días y a raíz del reciente nuevo aumento de más del 4% en los combustibles, una suerte de controversia irrumpió entre los automovilistas. Es que la denominada tasa vial, un impuesto que los municipios aplican por cada litro de nafta o metro cúbico de GNC vendido a las estaciones de servicio, apareció en escena con fuerza en la zona Oeste del Gran Buenos Aires.
En la región, en efecto, la situación se encuentra algo dividida ya que algunas comunas, como las de Morón, Tres de Febrero y San Miguel, no cobran ese tributo mientras que otras -como las de La Matanza, Merlo, José C. Paz e Ituzangósí lo hacen.
"Nunca se promovió ni se cobró el impuesto a los combustibles. Sí hay un montón de municipios que cobran esa tasa, que es como la que se le cobra a cualquier local comercial, y por eso varía tanto (el precio) de municipio a municipio. En Morón nunca se cobró ni se promulgó o derogó ninguna ley, ni nada por el estilo", aclaran fuente cercanas al intendente Lucas Ghi.
Justamente, ese distrito es uno de los dos de la zona que fue elogiado por la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines de la República Argentina (CECHA). "Celebramos que hayan escuchado el reclamo de los vecinos y de nuestras instituciones", remarcaron desde el organismo, haciendo mención, también, a Tres de Febrero.
El municipio que gobierna Diego Valenzuela tampoco aplica el gravamen que se pone sobre el consumo de combustibles y que los estacioneros consideran un motivo para aumentar los precios ya que lo perciben como inconstitucional y -también- como una suerte de doble imposición.
"No comparto poner la tasa vial. La Ciudad de Buenos Aires no la cobra y eso nos quita clientes, por estar cerca. Además, es una doble imposición porque del combustible ya recibimos coparticipación. Si nosotros cobramos este impuesto, las estaciones de servicio lo trasladan directamente al precio del surtidor y al bolsillo de las familias o a quienes usan el vehículo para trabajar", explicó el jefe comunal, quien a través de sus redes sociales invitó a todos los vecinos de la región a cargar combustible en su distrito.
En San Miguel ocurre algo parecido. Actualmente, el impuesto a la nafta no existe. Según precisaron desde la Comuna que conduce Jaime Méndez, esa tasa no se cobra desde 2016.
Por el distrito vecino de José C. Paz la situación es distinta porque la tasa vial sí se cobra. Según relevó Clarín hace unos meses, en el municipio que gestiona Mario Ishii el impuesto es de alrededor del 1% del precio de los combustibles líquidos y de unos $ 6,37 en el precio del GNC vehicular.
De igual manera, en Ituzaingó también se aplica el tributo. Desde la secretaría de Ingresos Públicos local indicaron que el Municipio "dispone el cobro de la tasa vial de conformidad con lo dictaminado en las ordenanzas Fiscal e Impositiva". En ese sentido, el gravamen -que está vigente desde 2016- es de un 2%.
Otro de los distritos en los que se debe tributar es en Hurlingham. Desde el Concejo Deliberante detallaron que la tasa es del 1,55% sobre el precio del litro de gas oil grado 2 y de otros combustibles líquidos similares; del 1,44% sobre precio de nafta y gas oil grado 3; del 2.39% sobre el GNC; y del 1,22% en el resto de los combustibles.
En La Matanza, se paga el 1,5% para nafta y gasoil y 1% para el gas.
En tanto, a través de sus respectivas ordenanzas fiscales 2024, en La Matanza y Merlo también dan cuenta de la instrumentación de las tasas. En el distrito más poblado y el más grande del GBA, por ejemplo, el porcentaje es de un 1,5% por litro para las naftas y el gas oil; y de un 1% para el metro cúbico de GNC. En tanto, en Merlo se aplica un 2,50% para los combustibles líquidos, y un 4,50% para el GNC.
Respecto al mantenimiento y cobro de ese impuesto, CECHA manifestó su repudio: "La avidez recaudatoria de estos municipios genera una tasa impropia e inconstitucional a través de una doble imposición tributaria, lo que produce un incremento en el valor de los combustibles. Esto es en perjuicio de los intereses de los vecinos de sus propias comunas".w