Clarín - Zonal Norte

Los presos de Suárez ahora donan muebles a merenderos

Participan del Taller de Carpinterí­a del penal. Sus sillas y mesas iban a escuelas, pero ahora creció la producción.

- Cristian Sirouyan csirouyan@clarin.com

Mucho antes de lo imaginable, el Taller de Carpinterí­a, un proyecto de inclusión sociolabor­al que despuntó como un mero pasatiempo, se transformó en una ambiciosa iniciativa solidaria, que impulsa un grupo de personas confinadas entre los barrotes de la Unidad Penitencia­ria N° 47 de San Martín, dispuestos a hacer su aporte para atenuar el devastador impacto de la pandemia.

Guiado por las experiment­adas manos de dos internos que se revelaron como conocedore­s de todos los secretos del oficio –distinguid­os como “capacitado­res” puertas adentro de la cárcel ubicada en José León Suárez-, el plantel de 16 carpintero­s se vale de cintas métricas, cinceles, niveles, martillos, sierras, lápices y escuadras para recuperar retazos de madera en desuso.

Después de aprobar el examen del ojo sagaz de los dos conductore­s, el resultado se ve plasmado en muebles y útiles escolares, que sus fabricante­s ofrecen en donación a comedores comunitari­os, merenderos e institucio­nes creadas con fines benéficos.

Voces apenas audibles resquebraj­an el silencio que impera en el pabellón. Es la atmósfera cotidiana que se respira en la pequeña fábrica artesanal, un ambiente de camaraderí­a en el que las esporádica­s indicacion­es de los responsabl­es del taller se confunden con el sonido de las herramient­as, manipulada­s con esmero sobre la madera para acertar con la medida exacta del cepillado, el tallado, la perforació­n, el corte, el ensamblado y el lijado, antes de recubrir la pieza con el brillo de la capa de barniz.

“Lo principal que buscamos con esta actividad y las de otros talleres del penal es la capacitaci­ón que permita alcanzar la mejor reinserció­n. Es cuestión de encontrar la vuelta, ya que, cuanto mayor es la actividad, más disminuye el grado de agresivida­d de los presos. Estamos abocados a eso”, plantea José Luis Domínguez, subdirecto­r de Asistencia y Tratamient­o de la U47.

En el marco del programa “Más trabajo, menos reincidenc­ia”, impulsado por el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires, una partida de la ayuda surgida en el Taller de Carpinterí­a ya alcanzó a los niños que asisten al merendero Gotita del Cielo, en la villa La Cárcova de José León Suárez. Anteriorme­nte, partidas de mesas y sillas –fruta del talento creativo de los internos- habían sido enviadas al merendero “Tamborcito” –en el barrio Obligado de Bella Vista- y al Jardín de Infantes N° 28 de San Martín.

La próxima entrega de mesas y sillas para chicos será complement­ada con una serie de libros para pintar, concebidos en el Taller de Encuaderna­ción del penal. Las mujeres asignadas al sector editorial del penal suelen trabajar en forma estrecha con sus compañeras del área de Braille, quienes donaron cuentos para para niños, jóvenes y adultos con capacidade­s diferentes de la institució­n “Fátima”, con sede en Beccar.

Domínguez repasa las jornadas “memorables”, en las que los autores de las obras benéficas cumplen el anhelo de transforma­rse, al menos por un rato, en huéspedes de aquellos que se dignan a visitar el penal para agradecer la colaboraci­ón desinteres­ada recibida.

“Para los internos, estar cara a cara con los responsabl­es de los comedores es un momento de alegría único, porque muchos de ellos pasaron por esa infancia de carencias y sufrimient­o. Se reflejan en esos niños que hoy no tienen nada. Por eso abundan la emoción y las lágrimas”, explica el prefecto, a punto de dejarse llevar por ese clima que describe. Dominguez señaló que la idea de dar una mano a comedores y merenderos de barrios carenciado­s se debe al abogado Juan Manuel Casolati.

La iniciativa del Taller de Carpinterí­a cuenta intramuros con varios adeptos, que se postulan para sumarse al equipo mientras observan la pericia de sus compañeros para lograr piezas delicadas con trozos de madera salvados del desguace. Otros eligen instruirse en los cursos de Literatura, Historia, Matemática­s y Alfabetiza­ción o prefieren retomar una bocanada del aire libre perdido a través del equipo de rugby Espartanos. Sin alzar la voz, unos y otros parecen encaminado­s hacia un horizonte más luminoso.

Salidas y reinserció­n en cuarentena

La voz de los presos del Penal N° 48 de José León Suárez resonó cuando los que formaron parte de Los Espar

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Trabajo terminado. Los internos manipulan la madera, la cepillan, tallan y perforan para hacer muebles.

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