Pablo Núñez El pizzero de Florida que sacó adelante su histórico local tras un grave accidente
Es hijo de los fundadores de Víctor, local que quedó destrozado cuando lo chocó un colectivo.
En la madrugada del 3 de abril, la pizzería Víctor, de la localidad de Florida, fue escenario de un insólito accidente que recorrió redes sociales, portales de noticias y pantallas de tele: un colectivo se incrustó en el frente del local. Dos meses después, sin haber cobrado el seguro y tras un enorme esfuerzo de trabajadores, Pablo Núñez, el hijo del histórico dueño Ricardo, cumplió la meta de reabrir el negocio con apoyo de vecinos.
El comercio es uno de los íconos gastronómicos más emblemáticos de Vicente López. Permaneció cerrado y clausurado por riesgo de derrumbe durante casi dos meses.
Para poder retomar las ventas con delivery, take away y ventas a través de aplicaciones de celular, tuvieron que hacer obras en el salón interno (donde hubo que reacomodar todo lo que el accidente había destruido) y refacciones en la fachada, como nueva cartelería y pintura.
"La decisión fue empezar a levantar el local de a poco, por nuestra propia cuenta. Hoy la pizzería está a un 80%, pero quisimos arrancar lo antes posible con el servicio de delivery y pedidos por aplicaciones", dice Pablo, que dirige junto a sus padres el negocio desde hace 18 años.
"El 50% de la pizzería está nueva, si bien quisimos mantener un estilo similar, hay cosas como la madera de la fachada que tuvimos que cambiar porque ya no existían", agrega. El esfuerzo para sacar adelante la pizzería que funciona en Zona Norte desde 1956 contó también con el impulso del Municipio. "Hicieron un gran apoyo para acelerar la habilitación y el permiso de obra", cuenta Pablo.
Era la madrugada del Viernes Santo, la pizzería ubicada en la avenida Maipú e Yrigoyen fue escenario de un accidente insólito. Un colectivo se incrustó en el local tras haber chocado contra un BMW.
"Eran las 12 de la noche, mi mamá y mi papá junto a otros cuatro empleados estaban justo cerrando el local cuando se incrustó el colectivo. Si el hecho ocurría veinte minutos antes hubiese sido una desgracia porque la pizzería estaba llena de gente", recuerda el dueño sobre la madrugada del accidente.
"Mi mamá estaba sentada en una mesa, mirando el celular, y quedó bajo los escombros pero tuvo un dios aparte porque no le pasó nada, solo heridas leves", cuenta Pablo quien no se encontraba presente aquella noche pero rápidamente asistió a su local para ver cómo estaba la situación.
"Cuando al conductor lo trasladaron al hospital y pidieron sacarle sangre, se escapó y a la media hora lo encontraron. Tenemos identificado quién fue pero jamás se presentó a decirnos algo. Su auto sigue abandonado y todo chocado", agrega Pablo sobre el paradero del conductor.
Durante el tiempo que permanecieron cerrados, se dieron cuenta del cariño y la fidelidad que tienen los clientes de Victor. "Fue increíble, el día que reabrimos la pizzería explotó de gente. Notamos mucho apoyo, gente que se solidarizaba con la situación y compartía en redes", señala Pablo.
Y agrega: "El rubro de la gastronomía es sinónimo de esclavitud pero siempre tiene su parte linda: la gente, los amigos, el público que te reconoce. Nosotros después de lo que pasó nos quedamos con ese cariño y reconocimiento que es incomparable".
Entre las restricciones por la pandemia y los detalles que aún quedan por refaccionar y construir , Victor funciona desde hace dos semanas a través de pedidos telefónicos y take away pero próximamente piensa incluir mesas en la vereda para disfrutar de la mejor fugazzeta del barrio. ■