Dos campeones que no necesitan sparring para poder entrenarse
Iara Altamirano y Jeremías Ponce son pareja y viven en Claypole. Como la cuarentena les impide practicar en el gimnasio, guantean entre ellos.
¿Cómo hace un boxeador en medio de una pandemia de coronavirus? Entre los runners que piden poder salir a correr, habitantes de barrios privados que quieren permiso para jugar al tenis, futbolistas que hacen rutinas de entrenamiento sin pelota, la de los boxeadores parece ser una de las situaciones más difíciles.
A priori, cuesta -más que en otros deportes-, pensar en retomar más o menos pronto la actividad oficial. Y mientras tanto, de entrecasa, se puede hacer entrenamiento físico pero no guantear: no hay con quién pelearse. Pero también hay situaciones excepcionales. Iara Altamirano y Jeremías Ponce son boxeadores, campeones de diferentes asociaciones y categorías. Y como también son pareja y conviven, se entrenan juntos en su casa de Claypole.
Ponce es campeón mundial superliviano (hasta 63,503 kilos) de la Organización Mundial de Boxeo. Altamirano, campeona argentina de peso gallo (hasta 53,525 kilos). Los dos tienen 23 años. El 20 de marzo, cuando arrancó el aislamiento social, preventivo y obligatorio, empezaron entrenándose como podían y con lo que tenían, y dándose apoyo entre ellos.
"A los dos días, mi entrenador, Alberto Zacarías, me mandó una bolsa de box y arrancamos a full. Lo único que no podemos hacer es salir a correr, pero todo lo demás lo hacemos", cuenta Ponce. Y cuando dice "todo" es todo. Aunque el ring sea imaginario, las sesiones de guantes se hacen como si estuvieran sobre la lona y entre las sogas. Peleas de pareja, podría decirse, y en este caso no tendría nada de malo.
Las diferencias de peso (10 kilos) y contextura se resuelven, para empezar, con la protección adecuada. Como buena casa de boxeadores, en lo de Iara y Jeremías no faltan los cabezales, protectores bucales y pélvicos. Después, es cuestión de tener las precauciones necesarias, sin lastimarse pero, por supuesto, "sin esconder las manos".
"Nosotros mismos nos organizamos la rutina y vamos viendo qué necesitamos. Me armé una barra casera de dominadas -explica Jeremías- y, después, nos focalizamos en que estamos en un ring. Practicamos alrededor de tres horas por día, con todo".
Ponce, que en septiembre pasado ganó el título mundial vacante al superar como visitante al alemán Rico Müller, tenía programadas dos peleas en Europa que fueron suspendidas por tiempo indeterminado al declararse la pandemia. Altamirano -campeona argentina desde diciembre cuando venció a la jujeña Julieta Cardozo - también debió posponer su plan de defender el título nacional por primera vez. "Extraño la normalidad -reconoce Iara- especialmente para entrenarme. Pero hay que saber amoldarse a lo que uno tiene".
Algo que los ayudó es la habilidad de soldador de Jeremías. "Antes trabajaba con un amigo en herrería y él me enseñó bastante así que ahora aprovecho e invento cosas en mi casa -cuenta-. Así hice la barra de dominadas, por ejemplo. Es un momento donde me despejo de todo el encierro", afirma.
"Eso sí -agrega-: lo que espero hacer ni bien termine la cuarentena es ir a pescar porque es algo que me encanta, y disfrutar del sol, el aire libre, la naturaleza y la compañía".
"Le buscamos la vuelta -apunta Iara-, no nos aburrimos. Nos gusta creer que estamos cada vez más cerca y pronto estaremos en el ring".w
Él ganó el título mundial IBO en septiembre. Ella logró la corona argentina tres meses más tarde.