Clarín - Zonal Sur

Ser del Sur y ser Sandro, un oficio que no es como cualquier otro

Fernando Samartín nació en Avelleneda, muy cerca de Valentín Alsina, donde vivía el Gitano.

- Micaela Camarasa mcamarasa@clarin.com

El muchacho oriundo de Zona Sur, al igual que Roberto Sánchez -uno de Avellaneda, el otro de Valentín Alsina-, no solo es un gran imitador y cantante sino también es un excelente dibujante. “Sandro de noche y dibujante en las calesitas de día”, se presenta en su cuenta de Twitter.

Igual, en base a esa presentaci­ón está claro que a Fernando Samartín el gran público lo conoce más por su faceta nocturna: a un personaje tan imitado como Sandro, él es quien mejor lo personific­a y ha llenado teatros en todo el país con su espectácul­o de tributo.

“Mi interés por Sandro surge casi de casualidad, al ver un fragmento de una de sus pelis ( Operación Rosa Rosa, de 1974) en donde simula un concierto. Ahí, sin saber cómo, dije: "Quiero hacer esto", recuerda.

Un disco de los 90 - Historia Viva, editado en 1996, cuando el Gitano ya había pasado de ser considerad­o un cantante "grasa" a ser un artista de culto- fue la pista de entrenamie­nto de Fernando. “Cantando una y otra vez sobre las canciones, me di cuenta de que empataba bastante bien en los nasales”, confiesa el imitador. Por eso, dice, su especialid­ad es el Sandro “cantante en vivo” de mediados de los años 80 y 90, cuando comenzó a modular diferente que en los 60 y 70.

“Gracias al Gitano conocí e incluso canté con muchísimos famosos. De hecho, algunos se volvieron amigos”, afirma. Y trae dos recuerdos: “Uno con Palito Ortega en el Gran Rex. Al momento de cantar la canción homenaje que le compuso, Ramón me dijo con mucha dulzura: si te miro lloro y no puedo cantarla, ponete atrás. Obviamente, le hice caso y cuando terminó, nos abrazamos y cantamos juntos Un muchacho como yo", relata.

En el mismo show hizo dúo con Jairo. "Salió al escenario para cantar conmigo Pulsera de Oro Macizo -continúa-, y como no me había visto en personaje aún, no lo podía creer. Le decía al público, con su sonrisa caracterís­tica 'No puedo creer, es igual. ¿No les da impresión?' y ahí arrancamos con ese hermoso rock and roll”.

Ya en sus primeros shows, en mayo de 2003, vio las dos caras de la moneda. Cuenta que recibió muchos aplausos de un auditorio en el que había muchos amigos. "Fue muy divertido hasta la noche siguiente", admite. En el segundo show ya no estaba el aguante de sus allegados. “Fue un bochorno y era lógico, recién empezaba, no tenía ni idea. Sólo ganas y mucha valentía”, explica.

Desde entonces, sí, los éxitos fueron inmensa mayoría. “Ya el hecho de hacerlo ininterrum­pidamente por casi 20 años es un reconocimi­ento en si mismo. Pero tengo un premio ACE y un premio Hugo a la revelación masculina por mi labor en Por amor a Sandro“, cuenta.

“La verdad es que a esta altura no puedo elegir un show que más haya disfrutado. Tengo varios: Teatro Roma de Avellaneda en 2011, Teatro Caupolicán de Chile y Gran Rex en 2014, tocar con la filarmónic­a en San José de Costa Rica para un 19 de Agosto, y también un show muy emotivo en el Conrad de Punta del Este y la primera y la última función de Por amor a Sandro”, comenta Fernando.

La minuciosid­ad es algo que lo caracteriz­a. “Si voy a actuar, durante el día vuelvo a ver videos de sus recitales para empaparme bien del personaje”, explica.

A pesar de no ser especialme­nte parecido a Sandro, tiene claro que con maquillaje, pelucas y mucha actitud “se logra”. De hecho nunca estuvo en sus planes realizarse alguna cirugía estética. “Nunca me haría una modificaci­ón para parecerme a alguien. Hablaría muy mal de mi propia identidad y de mi labor como artista”, explica.

Sí le da mucha relevancia al vestuario. “Soy muy hincha con ese tema. Por ejemplo, tengo trajes hechos por Juan Carlos, el sastre personal de Roberto desde fines de los 60. Cuento con él, que hizo mucho vestuario de cine y hoy trabaja para el Colón, y con Victoria Acilu que lea diseña a Tini y a Martín Bossi, entre otros”, relata. En su guardarrop­as hay algunas perlas: una faja original, un moñito y la última toalla que usó el mismísimo Sandro en vivo.

Hoy en día la pandemia modificó

Tengo trajes hechos por Juan Carlos, que era su sastre. También una faja y un moñito de él,- y la última toalla que usó en vivo”.

los trabajos de todos, sobre todo el de un artista que necesita expresarse ante un público. A pesar de haber intentado llevar su show a la virtualida­d no lo logró. “Hice algunos cumpleaños por Zoom, intenté un streaming, pero no me convenció del todo y lo dejamos ahí. La magia de lo que hago sucede en el vivo”, afirma. ■

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Como el ídolo. Cualquiera podría decir que se trata de un show de Sandro en los 90. Pero es Fernando Samartín frente a un público que extraña.
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Personaje. “Con maquillaje, pelucas y mucha presencia, todo se logra”, asegura el imitador.

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