Clarín - Zonal Sur

Clide Díaz En los años 80 era el futbolista del nombre extraño, ahora le dicen “doctor”

El recordado ex defensor se recibió de abogado a los 53 años. Vive en Monte Grande y atiende en Temperley.

- Cristian Sirouyan csirouyan@clarin.com

Una veintena de nombres ilustres del fútbol argentino salen disparados de los más gratos recuerdos que atesora Clide Héctor Díaz de su época de jugador. “Fanesi, Carrascosa, Brindisi, Larrosa, Babington, Houseman, Pumpido, el Beto Alonso, Carlitos Bianchi, Catalano, Gáspari, Tocalli, Sassone, Orte, Robinson Hernández, Mohamed, Quiroz, Maradona, Francescol­i, Luque, Ramón Díaz, Caniggia, Passarella y Ruggeri”, recita de corrido y sin dudar el ex defensor.

La extensa lista podría conformar un plantel completo, pero Díaz prefiere selecciona­r a esos antiguos compañeros y rivales para ponderar sus talento y calidad humana. Cada uno de ellos –intuye hoy, a sus 64 años de veterano batallador en canchas de Primera y el Ascenso- le dejó una enseñanza -la palabra justa, una jugada inteligent­e o algún alarde de picardía-, para que la aplicara en pos de su crecimient­o profesiona­l.

Díaz se afianzó sucesivame­nte como zaguero central en Huracán, Vélez, Quilmes, Castellón de España, Banfield y Deportivo Español y, des

Así como creo haber dejado todo en la cancha cuando era jugador, ahora ejerzo mi profesión dando siempre lo mejor que puedo”.

pués de despejar los nubarrones del retiro en 1989, ejerció cargos dirigencia­les en los últimos dos clubes donde jugó. Hasta que, a los 46 años, se animó a encarar un nuevo desafío en la Universida­d de Lomas de Zamora: siete años y tres meses después, Díaz iniciaba una nueva etapa profesiona­l como abogado.

Derecho laboral, familias y sucesiones atraviesan cada jornada del ex futbolista en su estudio de Temperley. Clide (el nombre de pila que escogió su abuela, inspirada en los legendario­s asaltantes estadounid­enses Bonnie & Clyde) observa una montaña de expediente­s y de esos textos jurídicos parece recuperar retazos de su propia historia.

“Siempre voy a estar agradecido a

Alberto Fanesi, compañero mío en Huracán, un excelente defensor que se había recibido de abogado. Yo tenía 19 años y él me insistía con que tenía que estudiar algo, que la carrera de futbolista es corta y hay que pensar en el futuro. Tenía mucha razón”, valora Díaz gambeteand­o la emoción.

La idea rondaba en la cabeza de Díaz dentro y fuera de las canchas, esta de su pasión por el Derecho.

“Ser abogado me posibilita forjar una relación humana con el cliente. Entiendo que el agradecimi­ento de la gente no es por el resultado final sino por lo que uno se brinda sin guardarse nada. Así como creo haber dejado todo en la cancha cuando era jugador, ahora ejerzo mi profesión dando lo mejor que puedo”.. ■

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Profesiona­l. Clide Díaz en su estudio de Temperley. El nombre lo eligió su abuela, “por Bonnie and Clyde”.

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