Clarín - Zonal Sur

Milagros y Romina Ibarra Juntas, madre e hija tuvieron su primer día de clases en la universida­d

Las dos estudian en la UNLa. La mamá es abogada y va por su segundo título. Su hija arrancó el ingreso.

- Ramiro Fernández ramifernan­dez@clarin.com

Romina Ibarra tiene 45 años y toda su vida vivió en zona sur. Es abogada, con una especializ­ación en Derecho del Trabajo Individual y Colectivo y un posgrado en Derecho de Familia,pero encaró una segunda carrera y estudia Ciencia Política en la Universida­d Nacional de Lanús (UNLa).

El 1º de febrero Romina arrancó una materia de su carrera y fue una ocasión muy especial porque ese mismo día su hija, Milagros, de 19 años, comenzó a hacer el ingreso para la carrera de Audiovisió­n, también en la UNLa.

"Tuve el privilegio de poder ver desde muy cerca la emoción con la cual mi hija ingresaba a la universida­d", cuenta Romina. "Haber compartido el inicio del ciclo lectivo con mi hija fue una experienci­a hermosa. Es algo que no nos imaginábam­os que se fuera a dar nunca. Fue un momento de mucha emoción, rostros sonrientes, los nervios del primer día y la imagen grabada de su ingreso al salón, junto a quienes serían sus compañeros", destaca la orgullosa mamá.

"A mí me colmó de felicidad, por

que uno acompaña a los hijos en sus momentos más importante­s, pero en el primer día de universida­d no es algo habitual", agrega.

"Mi hija creció viendo que nunca paré de estudiar y que los pasillos de la Universida­d son mi vida, eso se lo trasmití desde que ella era muy chica y entiendo que lo adoptó también como propio, por eso no dudo que esos

pasillos nos van a seguir encontrand­o", destaca Romina.

Por eso, si bien Milagros se encuentra en su primer año, no es descabella­do imaginar que su camino se dirige en la misma dirección que el de su madre. "Mis consejos hacia Milagros son, a diario, el de la responsabi­lidad, el compromiso, la lectura a diario, la asistencia a clase, lo importan

te de llegar a la meta. Y eso es con sacrificio, claro está", continúa Romina. "Intento transmitir­le que no hay que decaer ni frustrarse si una materia no va como uno quisiera -reflexiona-, que debe levantarse e ir por sus sueños, que su futuro va de la mano de su formación y que estudiar le va a dar las herramient­as que en su futuro va a necesitar".

"Sobre todo, que aproveche la posibilida­d que brinda la Universida­d Pública, la gratuidad universita­ria, la calidad que brindan todas las universida­des de nuestro país, lo grandioso de poder cursar en una universida­d del conurbano que le brinda no sólo cercanía sino cursar con alumnas y alumnos que se encuentran en la misma situación".

Por otro lado, destaca Romina, que al verla a su hija ingresar a la universida­d, sintió una reminiscen­cia de los tiempos en que ella empezaba a estudiar Derecho justamente con la misma edad que ahora tiene Milagros, 19 años.

"Me trajo recuerdos, los de mi primer día en la Facultad de Derecho de la Universida­d Nacional de Lomas de Zamora. Es una sensación de que todo es inmenso, sentirse perdido, no conocer a nadie, el encuentro con el aula -dice-. Sentí la felicidad de poder acompañarl­a en eso y que esas sensacione­s sean compartida­s".

Ella creció viendo que yo nunca paré de estudiar. Los pasillos universita­rios son mi vida y no dudo de que nos van a seguir encontrand­o”. Romina Ibarra

Y finaliza: "Los momentos previos fueron para Milagros de ansiedad, esperaba la llegada de ese día, estaba muy ilusionada y feliz con la elección de la carrera y a eso se debía toda la ansiedad de que ese día llegara", "Nunca pude imaginar transitar junto a mi hija la vida universita­ria. Me da mucha felicidad se haya dado de esa manera".

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Sonrisas. Milagros y Romina en la sede de la Universida­d de Lanús en Remedios de Escalada.

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