Incrementan los operativos para desbaratar fiestas clandestinas en la región
En Echeverría clausuraron una reunión multitudinaria en la localidad 9 de Abril. Los municipios ponen líneas de contacto para denunciarlas.
Llegan las fiestas, y también las clandestinas. En las zonas de quintas y barrios cerrados, comienza una época donde ya es costumbre que haya encuentros multitudinarios que son el dolor de cabeza de autoridades municipales y vecinos en general.
Música fuerte durante dos días, gran cantidad de gente en casonas que no suelen recibir tantos visitantes y venta de alcohol, muchas veces, sin ningún tipo de control. Algunas de estas fiestas son privadas: familias o grupos de amigos alquilan una quinta por fin de semana e invitan a todos sus conocidos. En otros casos, son fiestas más grandes, que normalmente se harían en un boliche, pero es más fácil dividir los gastos de la organización haciéndolos en estas casas alejadas.
Pero alejadas hasta un punto. La mayoría de las denuncias provienen de los vecinos que se encuentran en las inmediaciones y las padecen. Basta un llamado para que los organismos de control de cada Municipio se trasladen hasta el lugar de la discordia y controlen qué pasa. En muchos casos, se da paso a
una clausura y una multa a quien esté a cargo.
Así pasó a principios de diciembre en 9 de Abril, Esteban Echeverría, donde desbarataron una fiesta que se desarrollaba en un predio ubicado en Camino de Cintura al 9.200. Fue un operativo enorme, del que participaron la Dirección General de Inspección, Guardia Urbana de Echeverría,
agentes de Tránsito y Policía bonaerense.
Se trataba de un evento grande, no autorizado por ningún organismo y en un lugar donde no está permitido hacer ese tipo de convocatorias, más propias de un boliche. Durante horas, los vecinos vieron llegar más y más autos y personas y pusieron en aviso al Centro de Atención. El reclamo fue de
rivado al Centro de Monitoreo donde, a través de las cámaras, fueron siguiendo el camino de los autos hasta dar con el lugar donde se estaba organizando el evento.
Labraron la infracción a una mujer que parecía estar al frente de la organización y explicaron que no es la primera situación de estas características en la que intervienen este año.
De hecho, siempre para fines de noviembre y diciembre, en todos los municipios se refuerzan los controles. Tanto los de alcoholemia, en calles de los barrios, avenidas y rutas, como en las zonas de quintas.
Un punto clásico es Canning, a ambos lados del límite entre Echeverría y Ezeiza. En éste último se suma a que hay muchas zonas de amplias quintas bastante utilizadas para eventos que congregan a más gente de la que está permitido.
Uno de los aspectos que más preocupa a las autoridades es la falta del control en el ingreso de menores de edad y la posibilidad de que accedan a alcohol.
Preocupa la venta de alcohol a menores en las celebraciones.
Otro punto que año a año es de especial interés para los controles, pero en el distrito de Quilmes, es el Parque Lineal Don Bosco, en Caseros 1922.
Ese espacio se constituyó en un punto de encuentro habitual, incluso con venta de entradas online y convocatorias que muchas veces se logran rastrear en páginas especializadas o incluso en redes sociales como Facebook e Instagram.
En este época del año es habitual que los organismos municipales controlen esas páginas para rastrear convocatorias.
En Quilmes y Varela también existen varios puntos clásicos de fiestas clandestinas, especialmente en zonas como Quilmes Oeste, Bernal Oeste y Ezpeleta.
En Varela están especialmente atentos a las fiestas en domicilios particulares y a las convocatorias de motoqueros, con picadas incluidas, que suelen generar inconvenientes en las inmediaciones del Cruce Varela.