Berazategui: armó un local de video juegos en un colectivo escolar
Se usa en cumpleaños y mientras recorre las calles los chicos juegan. También visita comedores sociales.
Un colectivo escolar frena delante de una casa y varios chicos salen para subirse al micro. La escena no parece extraña en absoluto, pero lo que encuentran adentro del trans
porte es único. Tampoco están yendo precisamente a la escuela. Se trata del Bondy Gamer, el proyecto de un vecino de Berazategui que recorre el AMBA con su local de videojuegos rodante, llevando la experiencia hasta aquellos que no tienen acceso a consolas o juegos de la "vieja escuela".
Luis Fuentes, de 38 años y uruguayo de nacimiento, llegó a los 18 a la Argentina y siempre buscó encarar un emprendimiento que conectara con aquello que tanto le gustaba de chico. Tuvo varios intentos y al final dio en la tecla... o el botón.
"En Montevideo yo iba a un local que tenía seis Playstations y estaba lleno de chicos todo el día. A veces ibas y te pedían volver en dos o tres horas, cuando se desocupara una. Pasó la vida y cuando me vine acá nunca vi un negocio así, que tuviera Playstation para jugar por hora", cuenta.
Argentina y, en especial, Buenos Aires, tuvo su época de oro de locales de videojuegos que fue declinando hacia fines de los años 90. Los famosos fichines o Sacoa (la marca más conocida) empezaron a escasear y en los primeros 2000 se impuso el modelo cyber, que solía darle más espacio a las computadoras y sus juegos en red (como el Counter Strike) que a las consolas.
La crisis de 2001, de paso, se llevó puesta la mayoría de las iniciativas comerciales de arcades (los juegos de máquinas grandes). Los locales de videojuegos quedaron sobre todo relegados a la Costa Atlántica, donde sobreviven todavía.
Luis vio una oportunidad que podría tener tanto una faceta comercial como una solidaria, pero aún le faltaba una vueltita a su proyecto para llegar al bondi. En 2019 armó el primer ciber de su tipo, Ciberplay Hudson, justamente en esa localidad bonaerense. La idea pegó en el barrio, pero era diciembre y muy lejos, en China, se hablaba de un virus mortal.
“La pandemia hizo que en marzo tuviera que cerrarlo. Me quedó la espina de no haber podido estar más tiempo. Terminé alquilando un local en Avenida Entre Ríos 1420 (CABA), ahí me cambia la vida”, relata. Su idea era aquel viejo proyecto que le rondaba la mente de chico, de dedicarlo al alquiler por hora de la Playstation, pero como el local era grande tuvo que sumarle otros servicios gamers: simuladores de carreras, plataformas de baile.
Aprovechando la nueva ola de pasión por los videojuegos que se vive actualmente y también el gusto por lo retro, Luis combinó las dos cosas organizando cumpleaños gamers. Para todas las edades, por supuesto. Mucha gente quería sumarse pero le quedaba lejos. Entonces, a Luis se le encendió la lamparita y aplicó aquello de “si la montaña no va a Mahoma...”.
Compró un micro. Así, sin experiencia previa en escolares ni en manejo de colectivos. Pero nada que un curso de manejo especializado no solucionara. Acondicionó el interior y lo equipó para que sea una experiencia total: luces de neón, graffiti y esa semi penumbra típica de los locales de videojuegos.
Además, sumó un costado solidario. El Bondy Gamer incluye en su recorrido comedores populares, hospitales de niños y barrios
Luis aprovechó una nueva ola de interés por los videojuegos.
en los que los chicos no tienen acceso habitualmente a juegos de última generación. “Tenemos la política de que si viene alguien que no tiene dinero, les pedimos que traiga un alimento no perecedero, pañales, juguetes o ropa en buen estad. Así, pueden jugar gratis y esas donaciones nosotros las llevamos a los lugares que visitamos en estas movidas solidarias o bien a gente que está viviendo en la calle y que vemos todos los días”, detalla Luis.
La iniciativa ya tomó un alto perfil y el bondi fue visitado por distintos famosos que quisieron vivir la experiencia. Para todos, celebridades o no, entrar al colectivo es como volver por un ratito a la infancia. Se conjugan los juegos modernos con los clásicos de toda la vida. El proyecto va mutando a una franquicia, y Luis, junto a un socio, empezaron a construir otros colectivos similares que se empezarán a ver en otros puntos del país. El primero viaja hacia la Costa, cuna de los locales de este tipo y empezará a verse en esta temporada de verano por las calles cerca del mar.