Clarín - Zonal Sur

De Banfield a Los Andes: interpretó a uno de los sobrevivie­ntes de “La Sociedad de la Nieve”

Esteban Kukuriczka tiene 32 años y se pone en la piel de “Fito” Strauch en el filme que recrea la tragedia aérea de 1972. Nació en Lanús y se crió en Banfield.

- Malena Baños Pozzati mbpozzati@clarin.com

¿Cómo contar la historia de una tragedia real, pero 50 años después? ¿Qué se puede hacer desde un guión, desde una actuación, para que ese relato llame la atención del público y lo interpele? Esa fórmula, la del éxito y también la de la empatía, la consiguió La Sociedad de la Nieve. La película de Juan Antonio Bayona que relata el accidente aéreo y la supervivie­ncia de un grupo de jugadores de rugby uruguayos en 1972, fue vista por casi 23 millones de espectador­es en una semana y ocupó el primer puesto en 88 países. Y eso es sólo en Netflix, porque en cines también sigue en cartel.

Para entender lo que ocurrió por detrás de esta producción, hay que hacer un flashback. Y, como pequeña muestra de todo lo que implicó la película, el ejemplo del actor Esteban Kukuriczka, de 32 años, parece perfecto. Nacido en Lanús y criado en Banfield, cuando Esteban recibió la noticia de que había quedado selecciona­do para la película, estaba trabajando en un taller metalúrgic­o de Valentín Alsina.

Su papá, que falleció cuando él tenía 21 años, era el sostén de la familia y ese rol luego recayó en Esteban, que debió tomar las riendas del negocio familiar aunque no era lo que realmente soñaba. "Era lo que me daba de comer, pero yo intentaba tener suerte con la actuación. Fui haciendo proyectos, actúo desde los 13 años. A los 18 empecé con publicidad y cine, que es un mundo muy cerrado", cuenta.

Por eso, aquel mensaje que le abría las puertas a una superprodu­cción después de seis meses de casting, parecía el llamado a la aventura que estaba esperando. Esteban había llegado la selección para La Sociedad de la Nieve por una convocator­ia abierta. Las primeras audiciones fueron por zoom, en plena pandemia, y la última instancia incluyó un confinamie­nto, pero de otro tipo: "Viajamos a Uruguay y estuvimos una semana todos juntos, para un casting presencial con el director".

A Esteban lo eligieron para interpreta­r a Adolfo Luis "Fito" Strauch, uno de los 16 sobrevivie­ntes, pero del que poco se hablaba antes de

esta versión. Vale recordar que en 1993 se estrenó Viven, una producción estadounid­ense dirigida por Frank Marshall, que se concentrab­a en la historia de unos pocos personajes pero dejaba al margen a otros como Fito.

Fue momento, entonces, de empezar a rearmar el personaje en base a la palabra de la persona real. "A Fito lo conocí por la producción, ellos hicieron un vínculo entre nosotros y los sobrevivie­ntes. Los que hacían de fallecidos conocieron a

los familiares. En mi caso creamos un vínculo muy lindo. Tuvimos una primera entrevista de tres horas en la que me contó todo. Empatizamo­s mucho", afirma el actor.

Con el boom que supuso la película, las redes sociales se llenaron de imágenes comparativ­as entre la realidad y la ficción. El Fito de Kukuriczka sin dudas guarda un gran parecido con el real de hace cinco décadas, pero él siente que la conexión iba más allá: "Hubo un trabajo de casting muy interesan

te, yo me sentía parecido en muchas cosas, formas de pensar, de ver las cosas. Hice el trabajo de imaginarlo a él con 50 años menos".

Para Esteban, había una doble responsabi­lidad, ya que también debía contar una historia que en la película anterior no estaba presente. "De muchos personajes se hablaba muy poco. Él fue alguien muy importante (en la montaña), pero tiene perfil bajo y nunca hizo alarde del lugar que ocupó. No dio conferenci­as, se mantuvo muy reservado. Yo sentía que era la posibilida­d de reivindica­rlo en la historia oficial".

Y cumplió con creces. El Fito de La Sociedad de la Nieve tiene un rol protector, de sostén para el resto. Aporta tranquilid­ad en momentos de desesperac­ión y toma las decisiones más difíciles. Junto con sus primos, también parte del vuelo, se encarga de la subsistenc­ia del grupo cuando no quedan más opciones que recurrir a la antropofag­ia o canibalism­o con los cuerpos de otros pasajeros fallecidos en el accidente. También tuvo tareas menos extremas pero igual de fundamenta­les: inventó un sistema para derretir el agua y poder beberla, y fabricó gafas de sol.

Salvando las distancias, a Esteban Kukuriczka le tocó ocupar un rol parecido en el grupo de actores y durante el durísimo rodaje de la película, que tomó nada menos que un año. "Los vínculos que nosotros generamos se parecían a lo que pasaba dentro del rodaje. Yo soy de los más grandes, ya que había chicos de 18 años. Me encargaba de contener y estar atento a los compañeros", rememora.

Y definitiva­mente fue un rodaje atípico. Contaron con dos meses de ensayos, en los que se formaron lazos muy fuertes entre ellos. También consultaba­n a los sobrevivie­ntes antes de las escenas más duras y, luego, las condicione­s climáticas hicieron en resto: "El hambre, el frío, la montaña... ahí hay menos para actuar y más para simplement­e recibir y dejarse llevar por los estímulos".

Cuenta Esteban que el rodaje empezó casi como un viaje de egresados, pero a medida que fue avanzando y las condicione­s se hicieron más duras, los ánimos también se pusieron a prueba: "Primero teníamos lugar para el juego, íbamos cantando en el tractor quitanieve. Después fuimos adelgazand­o, la energía se iba cayendo, había más silencio".

El actor considera que esta película tiene "un tinte espiritual" y eso parece haber llegado a todos, actores y sobrevivie­ntes. Para estos últimos, especialme­nte para el Fito de la vida real, significa sanar lo pendientes. "Los hijos le empezaron a preguntar un montón de cosas, y está hablando de cosas que nunca había hablado", cuenta Esteban. Y para ellos, los jóvenes que se pusieron en la piel de los sobrevivie­ntes, también quedó una marca eterna: "Convivimos un año y no hubo una sola pelea. Siempre se puso la película por delante. Había días duros, jornadas largas y aparecían fastidios, bronca, mal humor. Extrañar. A mí se me murió mi abuela antes de una escena muy complicada. El grupo contuvo siempre, eso fue lo más valioso".

Para Esteban, haber saltado de pronto a un éxito internacio­nal es sorprenden­te, pero no quiere que lo encandile: "Uno trabaja para que al otro le guste lo que hacemos. Es muy lindo esto, es la cosecha de tanto trabajo. Lo tomo con alegría y tranquilid­ad. A veces apago el celular y quiero estar tranquilo tomando mate con mi novia".

Por delante se vienen nuevas experienci­as. La más cercana lo encuentra protagoniz­ando la obra "Sería una pena que se marchitara­n las plantas", bajo la dirección de Guillermo Cacace, también de zona sur del GBA. "Es una cosa muy experiment­al que estamos haciendo y disfrutand­o muchísimo. El director nos dio el texto a todos por separado y las funciones las hacemos sin ensayar entre medio", cuenta Kukuriczka. La tercera será el 24 de febrero a las 21.30 en Sala estudio Apacheta, en Finochiett­o 483, CABA.

 ?? ?? Cruda historia. Esteban Kukuriczka (a la derecha) en una escena de la película interpreta­ndo a “Fito” Strauch.
Cruda historia. Esteban Kukuriczka (a la derecha) en una escena de la película interpreta­ndo a “Fito” Strauch.
 ?? ?? Lanusense. Esteban tiene 32 años y se crió en Banfield.
Lanusense. Esteban tiene 32 años y se crió en Banfield.

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