Clarín - Zonal Sur

Tiene 77 años y recorre en moto todo Banfield para vender huevos

A Margarita Castro los vecinos la apodaron “La huevera”. Dice que prefiere seguir trabajando “para entretener­se y hablar con la gente”.

- Micaela Carlassare mcarlassar­e@clarin.com

No siempre se tiene el trabajo de sus sueños. Pero cuando hay ganas de trabajar se puede lograr lo que sea. Es así que Margarita Castro (77), vecina de Lomas de Zamora, trabaja con mucha pasión, amor y dedicación. Hace más de 40 años que se dedica a vender huevos a domicilio. Margarita es jubilada pero aún así sigue sosteniend­o su trabajo día a día. Con el correr de los años se fue haciendo más conocida en zona sur y hasta le llevó huevos a Sandro.

“Ellos me mandan mensajes de WhatsApp, me hacen el pedido y yo salgo a la calle todo los días a la mañana para hacer todo mi reparto, menos cuando llueve mucho, porque he tenido algún que otro accidente y por mi edad me tengo que cuidar mucho”, sostuvo la vecina de Banfield.

Margarita comenzó haciendo los repartos caminando, luego un amigo le hizo un carrito y lo llevó en bicicleta, ahora tiene su propia moto donde puede llevar los pedidos sin hacer fuerza. “Voy por todo Banfield, Barrio Nuevo, agarro todo el centro de Banfield hasta el

paredón y doy la vuelta, todo a arriba de mi moto y con mi casco", describió.

Hoy tiene más de 300 clientes y uno de esos fue el cantante Sandro. “Un vecino me conectó con Sandro y así lo conocí a él, a la primera y a la segunda esposa. Me mandó dos fotos una en 2002 y otra en 2006”, contó Margarita.

Cada vez fueron más los clientes por el boca a boca que se generó en el barrio debido a las recomendac­iones. Si bien Margarita está jubilada no quiere dejar de brindar este servicio ya que la conocen desde hace años. “Empecé muy jovencita, salgo con la moto y me siento feliz. Soy como un chico que quiere salir a la calle para entretener­se, hablar con la gente y disfrutar de lo que hace”, sostuvo la mujer de 77 años.

“Vendo varios tipos de huevos y trato de conservar los precios hasta donde pueda. Tengo maple o por docena, tamaño común, casero e intermedio. También ofrezco huevos más grandes que es el extra, porque es clarito adentro y bien roja la yema”, informó la vendedora que envuelve aproximada­mente 60 docenas de huevos por día.

Su oficio le permitió conocer a Sandro, que fue su cliente.

Empezó trabajando como empleada doméstica en lugares con cama adentro, luego estuvo durante 15 años en la fábrica Terrabusi y también estuvo haciendo limpieza en la UBA. La idea de la venta de huevos fue de su ex pareja en un momento donde él estaba desemplead­o, pero le daba vergüenza hacerlo y ella fue por todo, es así que Margarita, después de trabajar volvía al barrio y repartía los huevos, como lo hace en la actualidad.

El apodo de “huevera”, se lo pusieron los alumnos de un colegio cercano a su casa. “Recuerdo que yo iba con mi moto y uno me gritó: “Margarita huevera” y me causó mucha risa. Así que me quedó ese apodo que lo tomo con mucho agradecimi­ento porque el trabajo dignifica y poder trabajar a mi edad es importante para mí”, sostuvo.

Margarita Castro también tiene un proyecto solidario, ya que también junta ropa para ayudar a otros. Todo lo que logra juntar se lo da a una chica que lo vende o se la dona a un médico que se dedica a llevarla a las provincias. “Para mi es una manera de agradecer, porque cuando yo tuve un accidente muy importante, todos los vecinos colaboraro­n conmigo. Dios me dio la fuerza, lo hago porque me gusta y me duele mucho todo lo que está pasando, la gente está muy mal”, detalló Castro.

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En el camino. Margarita sale todos los días para entregar sus productos a sus 300 clientes. Solo abandona el reparto “cuando llueve mucho”.
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Cliente. Sandro le firmó una foto.*

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