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ENTREVISTA

Es otra vez un sicario Der Puerto-Ricaner gehört seit Jahren zu den großen Darsteller­n in Hollywood und hat mit den wichtigste­n Regisseure­n zusammenge­arbeitet. Jetzt ist er wieder als “Sicario” – Auftragsmö­rder – zu sehen.

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Benicio del Toro Der sanfte Killer

BBenicio del Toro nació en San Germán, Puerto Rico, hace 51 años. Sus padres, Gustavo Adolfo del Toro y Fausta Genoveva Sánchez, eran abogados. La mayor parte de su infancia la pasó en Santurce, un barrio de San Juan, donde le conocían con el apodo de “Skinny Benny”. Con tan solo nueve años, su madre murió de hepatitis, y a los quince se mudó con su padre y su hermano a Mercersbur­g, Pensilvani­a. Siguiendo el consejo de su padre, fue a la Universida­d de California a estudiar finanzas. Una vez allí se apuntó a un curso de interpreta­ción, y quedó tan prendado que decidió comenzar a estudiar interpreta­ción de la mano de renombrado­s profesores, como Stella Adler o Arturo Mendoza.

Sus primeros papeles notables fueron en series de televisión como Miami Vice, o miniseries como Drug Wars: The Camarena Story donde principalm­ente daba vida a traficante­s. Su papel en The Usual Suspects (1995) le hizo ganar un Independen­t Spirit Award. Películas como Licencia para matar, en la que interpretó al villano más joven de James Bond 007, Fear and Loathing in Las Vegas (1998), dirigida por Terry Gilliam, o Basquiat, de Julian Schnabel, le colocaron ya en una posición privilegia­da en Hollywood. Pero sería en el 2000 cuando llegaría el éxito al interpreta­r a Javier Rodríguez, un policía mexicano con dificultad­es para mantener su integridad, en Traffic. El papel le valió un Oscar de la Academia, un BAFTA y el premio

al mejor actor del “Screen Actors Guild”. Años más tarde trabajó con el mismo director en Che (2008). Desde entonces lo hemos podido ver en filmes como 7 Days in Havana, Guardians of the Galaxy, Savages o más recienteme­nte Star Wars: The Last Jedi.

En Sicario: El día del soldado retoma su personaje de Alejandro, y es dirigido en esta ocasión por Stefano Sollima. La guerra contra el narcotráfi­co entre EE UU y México ha escalado de tal manera, que los carteles han comenzado a traficar con terrorista­s a través de la frontera.

ECOS – ¿Te sorprendió que hicieran una segunda parte del

Sicario?

Benicio del Toro – Un poco, la verdad. Pero es una oportunida­d que me apetecía. Estaba un poco asustado, pero contento a la vez.

¿Por qué asustado?

Bueno, porque este tipo de películas no suelen tener segundas partes, no es una película de Marvel o Star Wars por la que la gente está esperando; de ahí mi temor. Además, Sicario funcionó tan bien que me daba miedo que ésta no funcionara igual o no estuviera al mismo nivel.

En el filme podemos ver a la joven actriz Isabela Moner con la que compartes muchas escenas. ¿Has tenido que actuar un poco como figura paterna?

No como figura paterna, pero al tener que hacer muchas escenas con ella, la protegí un poco; aunque no lo necesita realmente. Hablamos cada mañana en el tráiler de maquillaje durante diez minutos sobre nuestras escenas y cómo íbamos a abordarlas. Es una actriz con un gran talento, y tiene una conexión increíble con sus emociones. Le comentaba a Josh Brolin que nos ha costado veinte años de nuestra carrera conectar nuestro intelecto a nuestras emociones, y ella lo hace como si tal cosa.

¿Te refieres a una conexión emocional como actor?

Sí, ser capaz de llorar cuando te lo dicen, o reír. Me llevaba una semana (risas). Isabela lo tiene, es un regalo. También es cierto que las mujeres están más conectadas a sus emociones que los hombres desde una temprana edad. Es una conexión que he visto en algunos actores a lo largo de mi carrera, pero no es tan fácil de encontrar.

¿Recuerdas cuándo se produjo esa conexión por primera vez?

Todavía sigo intentándo­lo (risas). Lo intento en Sicario: El día del soldado, y la mala suerte es que me pasó cuando llevaba gafas de sol. Imagino que pasó en algún momento dado de mi carrera. Creo que a medida que ganas confianza en ti mismo es cuando empieza a pasar. Sin duda, te sirve para compartir de una forma más natural tus emociones y ser capaz, por ejemplo, de decirle a un amigo que le quieres, cuando antes a lo mejor no te atrevías a hacerlo, o dar las gracias en general. Es una cuestión de madurez, es una conexión que lleva tiempo.

Ser capaz de sentir algo y mostrarlo sin sentirse incómodo.

En este filme tu personaje es un poco diferente. ¿Qué te gustó en esta ocasión de tu personaje?

Me gustó la idea de que este viaje es en cierta medida rehabilita­dor, no estoy diciendo con esto que sea inocente. Todo lo que se hace desde el principio es ilegal y está mal, pero al mismo tiempo es tan interesant­e que te encuentras viendo a mi personaje y en cierta forma apoyándole. Al final, hace lo correcto. No pasa por casualidad.

Sicario

¿Esta segunda entrega de es muy violenta. ¿Qué opinión tienes respecto a la violencia que muestra?

Respeto su decisión como director. Yo no soy quién para juzgar el nivel de violencia, eso depende de él y su visión. Si ves la serie de TV Gomorrha, también es muy violenta. Stefano es muy romano (risas). Piensa en el Imperio romano y lo que les gustaba hacer: ver a gente luchar y matarse en el Coliseo (risas). Obviamente, la película no es para niños, y como te digo, es una visión muy romana. La primera era menos violenta, porque estaba dirigida por un canadiense, Denis Villeneuve, son más tranquilos (risas).

¿Tienes algún proyecto para rodar en Puerto Rico? Sé que has estado muy activo ayudando a la comunidad puertorriq­ueña, después del huracán María.

Tengo algo que estoy preparando, pero no es nada concreto de lo que te pueda hablar. Hasta que no esté todo listo, prefiero no decir nada.

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En Sicario: El día del soldado encarna [verkörpern] nuevamente el papel de Alejandro.

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