Ecos

Comida sana

Pepín will zu Hause gesundes Essen einführen, aber Robertos Begeisteru­ng hält sich in Grenzen.

- POR COVADONGA JIMÉNEZ

En casa de los Pérez, la comida va a tener durante este mes un papel protagonis­ta. Pepín tiene que hacer un trabajo para el instituto sobre comida sana, y lo pone en práctica con su familia.

Marta: Pepín, ¿qué significan estas pegatinas que has puesto en la cocina? Cuidado con los aditivos, no comer entre horas, no a las grasas saturadas, más fruta, no comas con la cabeza, come con el estómago… Demasiadas prohibicio­nes, ¿no te parece… cariño? Pepín: No son prohibicio­nes, son recomendac­iones para frenar los ataques de hambruna sin control y comenzar a comer sano. Nos lo han enseñado en las clases de nutrición, y ahora lo tenemos que poner en práctica en casa… Y luego presentar un trabajo sobre los resultados.

Roberto: Pero eso son pachuchada­s… A mí no me quita el apetito ningún papelito de colores… Por cierto, al ver esto me ha entrado apetito… me apetece algo que me quite el gusanillo del hambre.

Pepín: Papá, ¿acabas de comer hace dos horas y ya tienes hambre? Si comes, y no dejas que tu organismo se recupere, le provocas estrés, y todo lo que zampas se convierte en grasas.

Roberto: Achh, si sólo voy a tomar un tentempié, algo ligero para subir el ánimo… Con este frío me apetece un chocolate con picatostes; eso es algo caliente y sabroso.

Marta: Roberto, te vas a meter al cuerpo serrano una bomba de calorías. Y ni siquiera es la hora de la merienda… Pepín tiene razón, tendrías que controlar tu alimentaci­ón un poco más… Tómate, mejor, una manzana o una pera o cualquier otra fruta de temporada. Luego, no te quejes si tienes la tensión por las nubes, o acidez de estómago.

Roberto: La acidez me la produce la fruta y la verdura… Además, si me tomo una manzana, me quedo con más hambre y volveré a picar de nuevo. Eso lo tendrías que saber de tu clase de nutrición, ¿verdad, hijo? Pepín: Sí, claro, pero para eso se llama falta de fuerza de voluntad… Mira, yo también tengo “gusa”, pero me aguanto… Me voy a comer un plátano, que es como si me comiera una pizza, tiene hidratos de carbono y muchas vitaminas.

Marta: Venga, Pepín… no hace falta tomar todo al pie de la letra. ¿Quieres que te haga unas natillas para merendar?… Ya sabes que con un poco de deporte tú bajas los kilos enseguida. En cambio, a tu padre y a mí nos cuesta más bajar de peso, ¿verdad, Roberto? Roberto: Yo no tengo problemas con mi figura. Esta barriga me ha costado mucho esfuerzo y dinero… Además, está claro que la comida más rica es la que engorda… O ¿qué me dices, Pepín, de los bocadillos de chorizo que te metes entre pecho y espalda casi todas las tardes que vas a entrenar? Que te he visto… ¿eh?

Marta: Roberto, el niño está en edad de crecer… y el chorizo que compro es “bajo en grasa”.

Pepín: Eso era antes; a partir de este minuto de oro, sólo voy a comer pavo, verdura, fruta, lácteos desnatados y algo de pollo y pescado. Si queréis, os hago la cena esta noche… una sopa de quinoa que tiene proteínas y nada de grasa.

Roberto: A ver, esto ya está pasando de castaño oscuro. A ti, Pepín, ¿quién te ha lavado el cerebro… quién os da esas clases de nutrición, un gurú de la nutrición, o un descerebra­do de la dietética?

Marta: No seas bruto, Roberto… A mí me parece bien que a Pepín le enseñen a comer sano… Prefiero que se haga incluso vegetarian­o, a que coma esas guarrerías de comida industrial, procesada con conservant­es, colorantes, grasas saturadas y azúcares, que engordan y enferman el cuerpo y el alma.

Roberto: Amén, Martita, pero a mí dejadme de

pamplinas veganas y vegetarian­as… que donde esté un buen cocido o una fabada, que se quite una aburrida y triste manzana. Umm, este chocolate con picatostes me está sabiendo a gloria… Ummm, ¿No queréis probarlo? Hay más en la mesa de la cocina.

Marta: Pepín, ¿y si empezamos mañana con la dieta desengrasa­nte? Total, por un día no va a pasar nada, ¿no?

Pepín: Con vosotros no se puede hacer nada… Venga, empezamos mañana. ¿Todavía queda chorizo, mamá? Roberto: No sé en qué blog he leído: “Hoy haré dos dietas, porque con una me quedaré con hambre”. ¡Eso sí que es sabiduría popular!

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Austria