Las mejores calles de España para tapear
Von der Kreativität im Baskenland bis zur ausufernden Großzügigkeit Andalusiens – ein Streifzug durch die spanische Geographie auf der Suche nach den besten Schneisen durch den Tapas-Dschungel der spanischen Städte.
CCervantes y la lengua española. Un patrimonio histórico-artístico único con Picasso, Dalí, Zurbarán o Sorolla. En el cine, Luis Buñuel o Almodóvar. En la música, Joaquín Rodrigo o Paco de Lucía. En el flamenco, el cantaor El Cigala o la bailaora Sara Baras. Y en la gastronomía, la tapa. Si hay una institución que puede emplearse como embajadora de España, esa es la tapa. Se trata de un aperitivo, un canapé, la compañía perfecta de una consumición. Está ligada a la actitud nómada de ir de bar en bar y a la cultura de la barra: el hábito de buscar buena conversación junto al mostrador, donde manda el camarero, bien surtidos de pequeñas delicias gastronómicas para acompañar las cañas, el vermú o el vino.
Existen variantes como: raciones, medias raciones, tapas. Y también varían según las regiones. En el País Vasco, por ejemplo, adquieren estatus de alta cocina en miniatura, reciben el nombre “pintxos” y normalmente se cobran por palillo; en el sur, el momento estelar de toda visita a un bar de Granada llega cuando el camarero pregunta: “¿Y qué te pongo de tapa?”. Pues aquí las tapas son gratuitas.
Calle 31 de Agosto / San Sebastián
Es el eje peatonal del casco viejo, a diez minutos a pie de la playa de La Concha. Aquí las barras de los bares se exhiben llenas de pintxos, pequeñas piezas de orfebrería. En Donostia han alcanzado un alto grado de sofisticación, fruto de la influencia del esplendor de la alta cocina guipuzcoana. Tabernas de pintxos como La Viña y Gandarias son auténticas instituciones. Algunos de sus pintxos son platos en miniatura, como el risotto de Idiazabal con hongos en Gandarias. En
La Viña hay que probar su fabulosa tortilla de anchoas, y sobre todo su especialidad, un contracultural pintxo dulce, la tarta de queso artesanal. Rumbo al cercano Museo de San Telmo dedicado a la historia y etnografía vascas, casi escondida en una calleja, La Cuchara de San Telmo representa el mejor ejemplo de cocina moderna y creativa aplicada a los pintxos.
Calle Diputación / Bilbao
Aunque todavía no han alcanzado la reputación de los pintxos de San Sebastián, los de la capital vizcaína pueden echarle un pulso. En Bilbao también cultivan esta obsesión nacional por la buena mesa. En El Globo preparan delicias como el pintxo de txangurro gratinado, la alcachofa en tempura con jamón frito o la anchoa marinada con huevos de lumpo y salsa tártara. La Viña del Ensanche conserva el mobiliario original de su fundación en 1927, pero ha evolucionado de tasca a restaurante con una oferta gastronómica de calidad. En el Bar La Olla, cada semana un experto selecciona un vino para acompañar a los pintxos.
Calle del Laurel / Logroño
Al sur de Bilbao, en La Rioja, la arteria principal de tapeo es esta calle de Logroño dominada por más de sesenta bares. Los vecinos la conocen como la ‘Senda de los elefantes’, porque los que tratan de tomar un vino en cada bar terminan con una buena trompa (borrachera). ‘La Laurel’ exhibe toda una serie de especialidades gastronómicas y de tapeo. Algunos bares están tan especializados que solo despachan una variedad, siempre acompañada de sus buenos vinos de Rioja. Entre el mar de opciones, podríamos elegir la tortilla de patatas del Asador El Tahití, la oreja a la plancha de La Taberna de Baco o la tapa de anchoas con pimiento verde del bar Blanco y Negro, el decano, fundado a finales del siglo XIX.
Calle Sombrerería / Burgos
Su nombre procede de los talleres y tiendas de sombreros que se establecieron a partir del siglo XIX. Es una de las vías históricas de Burgos, que comunica la Plaza Mayor con la Catedral.
La Sombrerería Teodoro es el último negocio de manufactura artesanal, dedicado al arte de decorar y enmarcar el rostro, que se conserva abierto. Hoy esta calle es más conocida por ser la zona de tapeo más concurrida de Burgos. Se encuentran establecimientos como La Cabaña Arandina, con más de sesenta
La arteria principal de
tapeo de Logroño tiene más de sesenta bares. Los vecinos la conocen como
la Senda de los elefantes
variedades de tapas, y el Mesón Froilán, el lugar apropiado para degustar el emblema de la gastronomía burgalesa, la morcilla, un embutido elaborado con sangre de cerdo y arroz. Se puede pedir un taco de morcilla o incluso una croqueta de morcilla. También hay que acercarse al Mesón Burgos, un mesón castellano fundado en 1957, cuando el sombrero era una prenda más habitual.
Plaza de San Martín / León
El Húmedo de León es uno de los barrios más animados del casco antiguo de León. Hay tascas, cervecerías y pubs para tomarse una copa, pero sobre todo bares para tapear.
En la Plaza de San Martín se encuentran algunas tabernas únicas, como Los Cazurros, que puede presumir de la cantidad y calidad de sus tapas, sobre todo de sus embutidos y de su cecina. O La Bicha, conocida por su pincho de morcilla. Para probar el picadillo de chorizo recién elaborado, producto típico del recetario leonés que se consumía en época de matanza, una buena opción es el bar El Botijo.
Rúa do Franco / Santiago de Compostela
Su tradición viene de antiguo: desde la Edad Media, esta calle reunía un buen número de posadas, tascas y tabernas. Esta calle está ubicada junto a la Catedral, y tiene muchas pulperías y marisquerías de gran tradición, pues allí se asentaron los taberneros medievales para atender a los peregrinos del Camino de Santiago. Una nueva tradición apunta que aquí hay que seguir otro camino, la ruta París-Dakar, que consiste en parar a tomarse un ribeiro o un albariño en cada una de las tabernas que se encuentran entre el bar París y la cervecería Dakar, casi una treintena. Para coger fuerzas, se puede parar en la taberna Petiscos do Cardeal, A Taberna do Bispo y en el Mesón A Charca, donde hay que disfrutar de sus empanadas, quesos, pimientos de Padrón, vieiras, y sobre todo del pulpo da feira, plato tradicional gallego de pulpo hervido, servido en rodajas y rociado con aceite de oliva, pimentón y sal gorda.
Calle de Santa Isabel / Madrid
A apenas diez minutos a pie de la céntrica Puerta del Sol, se encuentra el barrio de Antón Martín, uno de los más castizos de la ciudad. La calle de la Filmoteca Nacional está flanqueada por tabernas como Benteveo, un antiguo bar madrileño de toda la vida reconvertido en bar moderno de tapas. Justo enfrente se halla Vinícola Mentridana, con una estupenda carta de vinos. La Caleta es el templo para los aficionados a la gastronomía andaluza y el pescaíto frito, con el ‘bien-me-sabe’ como especialidad de la casa (cazón adobado servido en cucurucho de papel, a la manera gaditana). En la calle aledaña de De la Rosa se ubica la taberna Lamiak, donde se puede ir de pintxos sin salir de la capital.
Calle Pizarro / Cáceres
El casco antiguo de la ciudad extremeña fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1986, y es uno de los conjuntos urbanos mejor conservados de Europa. Está formado por edificios de la Edad Media y el Renacimiento; y su zona amurallada permanece intocable desde el siglo XV. En la calle
Pizarro, los bares están muy bien cuidados, todos ocupan casas antiguas rehabilitadas. Los restaurantes y bares de tapas dialogan en armonía con los cafés y los locales de copas. Aquí se encuentra el Centro de Artes Visuales Helga de Alvear, pionera del coleccionismo en España, y galerías de arte como Casa Sin Fin. Pero además de historia y arte, en Cáceres hay que alimentarse de jamón y quesos, como los de La Caballeriza, con su patio casi escondido, o de las croquetas que preparan en el bar Trinidad.
Calle Parlament / Barcelona
El barrio de Sant Antoni, que se ha convertido en los últimos años en uno de los puntos clave del mapa de Barcelona, tiene su epicentro de tapeo en la calle Parlament. Destaca el Bar Calders y su fabulosa terraza, donde saben tirar bien las cañas, tienen buenas tapas de barrio y ofrecen varios tipos de vermú, una de las principales aficiones de los barceloneses. Els Sortidors del Parlament ofrece una variada selección de vinos internacionales y catalanes acompañados de conservas y embutido. El restaurante Pa i Trago no sabe de modas: lleva aquí desde 1965 ofreciendo cocina típica catalana, como sus patatas de Olot, caracoles guisados y chipirones fritos.
Carrer de Sueca / Valencia
Ruzafa, Russafa en valenciano, significa ‘jardín’ en su etimología árabe, una alquería construida por el poeta Abd Allah al-Balansi en el medievo. Este barrio céntrico, multicultural, ligado a la historia de Valencia desde el siglo XIX, y que pasó una época de conflicto y degradación a finales del siglo pasado, es hoy un barrio muy vivo. Y eso se nota en su oferta gastronómica. En El Rus son expertos en propuestas atípicas o poco convencionales, como tapas de paté de aceitunas. En el restaurante Bouet (a un paso de Sueca en la Gran Vía de les Germanies), puedes encontrar desde “dim sum” de vieiras hasta tacos mexicanos de cordero. Sin salir de Ruzafa, en la esquina con el Carrer de Dénia, permanece invulnerable el Biosca, un bar familiar de los de toda la vida, con una historia de más de cien años. Por cierto, otro bar mítico de Ruzafa, Los Pitufos, se acaba de lavar la cara, y ahora es el Bar Dartín, un guiño a los nuevos tiempos que vive Ruzafa.
Calle Navas / Granada
Si San Sebastián es la capital del pintxo, Granada es la indiscutible capital de la tapa. Y gratis. Están incluidas en las consumiciones, y las acompañan generosamente. Uno de sus templos más concurridos es La Chicotá, local especializado en pescaíto frito (en Andalucía hay que ser respetuosos con la fonética: este plato tradicional de pescado de las regiones costeras y también de las provincias del interior andaluz, como Córdoba y Sevilla, siempre se pronunciará “pescaíto”
en lugar de “pescadito”). Otro bar entrañable es el Fogón de Galicia, una opción gallega en el corazón de Andalucía. Una recomendación para grupis: Granada era la ciudad natal del genial cantaor Enrique Morente, y lo es asimismo de Lagartija Nick, Lori Meyers y Los Planetas, la gran banda de la escena alternativa española. Su batería tiene un museo-bar en pleno centro de la ciudad, El Bar de Eric, donde de vez en cuando se le puede ver dando buena cuenta de sus tapas extraordinarias. Nos asegura que por sus mesas han pasado más de 500 artistas.
Calle Granada / Málaga
Muy cerca de la Plaza de la Merced, casi como un guiño cómplice a la capital andaluza de la tapa, la calle Granada, ubicada en el corazón de Málaga, tiene lugares emblemáticos para tapear, tales como la taberna El Piyayo, donde merece la pena saborear su adobo y sus calamares, o La Campana, donde además de vinos dulces saben de marisco y pescaíto frito, de gambas y tortillitas de camarones. En Casa Lola, que tiene una buena despensa y ofrece una generosa lista de recetas caseras, hay que probar el gazpacho y el ajoblanco. A menos de cinco minutos a pie, en la céntrica calle Fresca, aparece un gastrobar muy original en la capital de la Costa del Sol, que apuesta por el espionaje culinario: el KGB, famoso bar de tapas del cocinero Kisko García –estrella Michelin en el restaurante Choco de Córdoba–, que mezcla sin pudor sabores internacionales y que cuenta con la colaboración de chefs invitados para iluminar la carta de tapas: la mejor firma de autor para terminar este viaje gastronómico por el callejero ilustre de las tapas en España.
Granada es la indiscutible capital
de la tapa