El eco de ECOS
Der Buchstabe “s” und seine möglichen Auswirkungen – bis hin zur Gründungsgeschichte dieser Zeitschrift.
CComo es sabido, hay palabras que con una simple “s” se cambian no sólo de singular a plural, sino incluso de significado: “celo” y “celos” es el ejemplo más conocido. Pero hay muchos otros en los que el cambio no es tan radical, como pasa con “historia” e “historias”, e igualmente entre “eco” y “ecos”: basta echar una ojeada a un diccionario mono o bilingüe. De paso hay que observar que el número gramatical, y sobre todo el género (masculino, femenino, común, epiceno y ambiguo) son temas bastante complicados y poco conocidos.
Hace algún tiempo, mi hija me presentó en Dresden a una conocida suya, lectora de ECOS, que deseaba conocerme. Con gusto escuché sus alabanzas sobre la revista, y concretamente se mostró interesada por lo acertado del nombre ECOS, según ella el mejor, por su brevedad, de las otras revistas del ramo. Le respondí que precisamente tenía una historia muy personal, y ante su curiosidad e insistencia, se la conté lo más brevemente que me fue posible. Como supongo que podría interesar también a otros lectores, creo que será un tema incluso adecuado para esta edición especial, número 13; y también para que de una vez quede documentada “antes de que lleguen los historiadores”... en expresión de Gabriel García Márquez.
Habrá que remontarse al año 1990, cuando el entonces director de la Spotlight Verlag, Hans Zettler, decidió completar las dos revistas de tema idiomático publicadas, “Spotlight” y “écoute”, con una similar en español. Para ello, acudió al entonces “Instituto Español de Cultura” –hoy Instituto Cervantes–, proponiéndole el plan al director; pero éste declinó la oferta, porque estaba ante la jubilación y se proponía regresar a España. Tuvo la idea de recomendarme a mí como candidato, y le dio mi dirección. La propuesta del Sr. Zettler me pareció muy interesante, pero le dije que debido a mi contrato no podía dedicarme en plena jornada a la proyectada revista; él me pidió que le ayudara a buscar alguien, y que contaba conmigo en adelante. Entre varios posibles candidatos sin resultado pregunté a mi colega y amigo Manuel Moral, que dirigía el programa español en la emisora BR; se mostró interesado, y tras ponerse de acuerdo con la dirección de ésta, aceptó la propuesta. Con ello quedaba también arreglado el tema de la redacción.
Lo primero que teníamos que hacer era “bautizar” la futura revista, y empezamos a buscar título. El primero fue Baranda (por el programa entonces en la TV bávara “Veranda”), pero alguien la rechazó, porque le sonaba como a portugués... También se propusieron Mirador, Balcón, Alborada... Yo me acordé de una revista colombiana llamada ECO, en la que había colaborado un par de veces y que al parecer ya no se publicaba; pero ignoraba si la editorial conservaba aún el título… Sin decisión, dejamos el “bautizo” para septiembre, cuando se empezara con los preparativos redaccionales para el primer número.
Al regresar de España, la revista ya tenía nombre gracias a una feliz iniciativa de Moral: “Cierto que ECO no es elegible por si continúa registrado, pero en plural, y si le añadimos ‘de España’, tenemos un bonito nombre”... Y así quedó, y se comenzó la redacción del primer número que, como ECOS de España 3/91, Hans Zettler presentó en febrero de 1991 en el ahora ya llamado Instituto Cervantes... y que a partir del 4/95 se titulaba ECOS de España y Latinoamérica.
Antes de que lleguen los historiadores