Ecos

¡Qué arte!

Die Wohnung von Familie Pérez muss gestrichen werden, und Pepín will alles allein in die Hand nehmen.

- POR COVADONGA JIMÉNEZ AUDIO

La casa de los Pérez necesita una mano de pintura. Por eso, Marta ha llamado a varios profesiona­les, pero la respuesta ha sido siempre la misma: mañana.

Roberto: Marta, ¿ya te han dicho cuándo viene el pintor…?

Marta: ¿Qué pintor? He llamado a cuatro pintores, y ninguno tiene tiempo… todos me responden: quizás mañana, y ya han pasado dos semanas… Así que he desistido. Toma la lista de pintores que he sacado de internet y llama tú, a lo mejor tienes más suerte que yo. Roberto: Pero, ¿qué me dices?, ¿cómo no va a haber un pintor en todo Madrid que no tenga tiempo para venir a pintar una casa? Qué pasa, ¿que ya no hay crisis en este país? Vale, pues voy a probar yo (a llamar)…, a lo mejor tengo la suerte del incauto. Marta: Te la deseo… y si no, nos ponemos mano a mano, y seguro que podemos pintar la casa entre los tres en un par de fines de semana. Pepín: Mamá, acabo de escuchar por casualidad vuestra conversaci­ón… y creo que tengo una idea.

Roberto: ¿De casualidad? Pero si yo creía que cuando estás con los auriculare­s no te enteras de nada… O eso es lo que nos dices siempre.

Pepín: Sí, claro, es verdad. Lo que pasa es que ahora no estaba escuchando música… Estaba pensando, y pienso mejor si tengo los pinganillo­s puestos… Marta: Sí, claro…, con lo que te gusta a ti poner la oreja para cotillear, y voy yo y me creo que estabas pensando. A lo mejor es que, ahora, a espiar se le llama pensar… Da igual, al grano, Pepín, ¿qué es esa idea tan buena que nos ibas a contar?

Pepín: Pues que si me dais a mí el dinero que ibais a dar al pintor, yo os pinto la casa entera. Incluso os podría hacer una rebajilla.

Roberto: ¿Quieres pintar la casa tú solito? Pero, ¿desde cuándo sabes pintar a brocha gorda?

Pepín: En el instituto hemos pintado esta semana la clase, y nos ha quedado superchula.

Marta: ¿A ti qué te parece la propuesta de Pepín, Roberto?

Roberto: No me parece una idea descabella­da, pero si te pagamos como a un pintor profesiona­l, tendrás que ocuparte de quitar muebles, cuadros, tapar con plásticos todas las habitacion­es…, pintar los techos, las paredes…, y después de pintar, dejarlo todo como los chorros del oro…

Pepín: Eso está hecho… Os lo prometo. Y si no lo consigo, os devuelvo el dinero. Bueno, parte.

Marta: Yo creo que sería mejor que te paguemos por habitación… Podrías empezar por la tuya… Si nos gusta cómo ha quedado, te dejamos pintar el resto. Mira, tengo pinceles, brochas y plástico protector, si lo necesitas. Solamente tendrías que ir a comprar la pintura, del color que quieras. Roberto, dale dinero al niño.

Pepín: Trato hecho… Pero me dejáis pintarla como yo quiera…, y mientras esté pintando nadie puede entrar en mi habitación. Tengo unas ganas locas de ponerme al tajo. Pepín ha pasado todo el día pintando su habitación. Y al terminar de pintarla, llama a Marta y a Roberto para que vean el resultado.

Pepín: No abráis los ojos hasta que yo os diga. Uno, dos y tres… ¡Tachán!, ¿qué os parece? Me ha quedado guay, ¿verdad?

Roberto: Achhhh…, pero esto es…, es un poco, cómo diría yo, un poco… demasiado…

Marta: Ostras, Pepín… Has pintado todas las paredes de grafitis… Qué…, qué idea tan buena… No sabía que tuvieras esa afición… ¿Desde cuándo te dedicas a grafitear? ¡Tienes mucho arte!

Pepín: Os gusta…, ¿eh? Soy un genio… Entonces, ¿os parece que siga con el resto de la casa?

Roberto: Sí, ejem…, nos gusta mucho este “arte” para tu habitación… Pero creo que para el resto de la casa contratare­mos a un pintor... ¿verdad, Martita?

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Austria